En el Puente de Carlos, haciendo música con un plato volador
Ondřej Glogar es un músico callejero checo que suele convocar a muchísima gente en uno de los sitios más emblemáticos de Praga, gracias al particular sonido que le saca al Handpan, un curioso instrumento armónico pero también de percusión creado en Suiza en el año 1999.
“Para un músico callejero como yo el Puente de Carlos es el mejor lugar para tocar que existe”.
Ondřej Glogar
Con turistas o sin ellos, no hay dudas de que uno de los sitios más encantadores de Praga es el Puente de Carlos. Ni siquiera los locales dejan de sorprenderse con su belleza y cruzarlo de un extremo a otro siempre ofrece una experiencia interesante. Pero es cierto que esa magia no solo es mérito de la arquitectura del puente y su magnífica pasarela de estatuas. También la hacen posible artistas como el músico callejero Ondřej Glogar, cuyo seudónimo artístico es Ondrone, un verdadero especialista en el Handpan, instrumento de acero con un sonido muy curioso y bastante nuevo, ya que fue creado en noviembre de 1999, en la ciudad suiza de Berna.
“Más o menos podemos decir que es un instrumento nuevo pero ahora mismo ya tiene unos veinticinco años. Es de Suiza y la compañía que lo creó se llama PANArt y el primer instrumento se llamó Hang Drum y, desde entonces, existen muchas más marcas pero ahora podemos usar el término Handpan como nombre universal para muchas marcas de este instrumento que actualmente existen en el mundo”.
En el dialecto suizo-germano de Berna, Hang significa simplemente “hand” (“mano”). Y como la marca suiza que lo creó ya no lo produce en serie, explica Ondřej.
que él utiliza un ejemplar realizado en Eslovaquia y lo describe como una especie de plato volador lleno de círculos que vendrían a ser las notas. Se trata, en otras palabras, de un novedoso instrumento de percusión que, al mismo tiempo, es armónico. Ondřej toca también el didyeridú, que, en algún punto, se encuentra en el otro extremo porque es famoso por su condición de instrumento ritual de los indios australianos del norte de ese país y acumula, por lo tanto, unos siete mil años de historia. Y aunque él lo considera ideal para hacer música fusión de electrónica y rock and roll, reconoce que el Handpan es el que más cautiva a su público. Tal vez porque es capaz de producir un sonido único combinando, a la vez, instrumentos muy tradicionales.
“Se parece a un piano y de hecho tiene una escala como de piano pero se toca como un tambor; no un tambor grande, por supuesto, sino más bien un tambor árabe. Y solo se toca con los dedos, no con toda la mano porque es súper sensitivo”.
Por lo tanto, uno de los grandes secretos del Handpan es que para tocarlo no hay que presionarlo mucho. Convertido en un verdadero especialista en la materia, afirma Ondřej que desde que lo vio por primera vez en algunos videos de internet se quedó tan fascinado con su aspecto y sonido que inmediatamente decidió que él también intentaría aprender a tocarlo. En forma autodidacta, aunque con una pequeña ayuda de sus amigos, de a poco lo fue logrando y hoy afirma que uno de los aspectos más interesantes del Handpan es que, lejos de contar con una técnica universal de ejecución, el modo de tocarlo depende de cada profesor o, incluso, de cada músico.
“Cada uno de ellos innova al tocar este instrumento y cada uno hace un trabajo distinto con su mano, con sus dedos, los ritmos... Existen pocas escuelas, pero sí hay varios profesores que son capaces de enseñar y explicar cómo se puede tocar, aunque es necesario practicar varias horas como con cualquier otro instrumento”.
Quizás justamente por tratarse de un instrumento musical con un diseño bastante futurista, el Handpan combina muy bien con la antigüedad de ese lugar tan emblemático de la capital checa que es el Puente de Carlos, el bellísimo escenario donde Ondřej suele tocar unas tres veces por semana, observado con mucha atención por una multitud ocasional de melómanos y también curiosos.
“También es importante la ciudad donde estás, aquí hay muchos turistas de todo el mundo, cientos de miles de personas cruzan el puente durante todo el día y eso es mucho y la verdad que para un músico callejero como yo se trata del mejor lugar que existe. Además hay una buena energía, se trata de un lugar con más de ochocientos años de historia y la verdad es que la gente aquí está relajada”.
Si bien cuenta que cuando llueve, nieva o hay mucho viento no tiene más remedio que irse porque su herramienta de trabajo son, justamente, las manos, reconoce que uno de los mejores momentos para tocar en el puente es ahora. Es decir, entre los meses de noviembre y diciembre porque si bien empieza a bajar considerablemente la temperatura, el espíritu navideño impregna con su atmósfera tan especial una ciudad que, por momentos, parece convertirse casi en un cuento de hadas. Luego, durante los meses de enero y febrero, suele tomarse vacaciones. Además de ejecutar varios instrumentos, Ondřej es compositor y, de hecho, también vende sus discos en el Puente de Carlos. El más reciente ofrece una verdadera experiencia sonora de casi una hora de duración y se llama Potencial 23.
“Porque el 23 es el símbolo techno de las fiestas electrónicas de República Checa que es un país que tiene una gran historia con las fiestas electrónicas. Yo diría que República Checa es uno de los centros de la música electrónica europea, es algo muy clásico y de hecho teníamos desde hace unos treinta años fiestas electrónicas muy importantes que quizás tenían lugar en algunas montañas. No es algo digamos exclusivo de Chequia, pero sí podemos decir que en las últimas tres décadas parte de la música tradicional checa es la electrónica, rave y techno”.
Agrega Ondřej que, por ejemplo, la tradicional fiesta Czechtek que, entre 1994 y 2006, se celebraba una vez al año el último fin de semana de julio podía llegar a reunir a unas ochenta mil personas. Por otro lado, así como no necesitó ningún profesor para cumplir su objetivo de tocar el Handpan, Ondřej aprendió también el idioma español en forma autodidacta gracias a un viaje iniciático que hizo, hace unos diez años, por gran parte de España.
“He viajado por toda la Costa Brava, estuve en Barcelona, en las Islas Canarias, he estado con los hippies en la playa La Caleta en Tenerife, en La Cueva, pasé casi un año y medio tocando de día para los turistas y en las noches me iba de fiesta con los hippies y, bueno, me gusta España”.
“República Checa es uno de los centros de la música electrónica de Europa”.
Ondřej Glogar
Concluye Ondřej que la escena del instrumento Hang empieza a crecer cada vez más en Praga, a tal punto que ya hay tres personas que lo fabrican. Y aunque, por supuesto, tocar requiere su máxima atención, asegura que, entre tema y tema, le encanta interactuar con su público. Así las cosas, los hispanos que paseen por el Puente de Carlos y les llame la atención un curioso instrumento parecido a un plato volador también pueden acercarse a saludarlo para sorprenderse una vez más con el alto nivel de español que suelen tener los checos.
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