En Chequia se construirá este año la primera autopista financiada por una empresa privada
El tramo que falta para completar la autopista de Praga a Písek, en el sur de Bohemia, comenzará a construirse en marzo con una fórmula hasta ahora no empleada en la República Checa. El consorcio francés DIVia financia la inversión y se beneficiará de su explotación 28 años.
El ministro de Transporte, Karel Havlíček, anunció este lunes la firma del contrato entre el Estado y el consorcio francés DIVia, que cambia la historia de la construcción de autopistas en el país. Hasta la fecha había sido siempre el Estado el que corría a cargo de la inversión, aunque también ayudado por la Unión Europea desde su ingreso.
En el caso de los casi 32 kilómetros que separan Háje, cerca de Příbram, hasta Mirotice, será dinero privado el que se ocupe de la obra y los inversores se harán cargo de la gestión y mantenimiento de la infraestructura durante un periodo. El Estado irá pagando la obra hasta que finalmente pase a manos de la administración del país, pero en todo momento formará parte del patrimonio estatal.
En este caso, el periodo acordado es de 28 años. De ellos, tres años y ocho meses se emplearán en construir la autopista. Desde su finalización, prevista para octubre de 2024, el consorcio DIVia se ocupará, además de este tramo, de los 16 kilómetros ya construidos con los que enlazará en Mirotice hasta llegar a Písek. El contrato cuenta con sanciones a la empresa por eventuales imperfecciones en la vía de comunicación.
DIVia, que conforman las empresas Vinci y Meridiam, ganó el concurso con una oferta de casi 645 millones de euros, que representa el valor nominal actual del proyecto. Sin embargo, se cuenta con la influencia de la inflación o de la fluctuación del valor de la corona checa en el precio total, por lo que el Estado cuenta con un desembolso total que supera los 1178 millones de euros.
Para el ministro Havlíček la fórmula podría ser usada de nuevo en el futuro en el caso de no contar con recursos para la construcción de autopistas, muy necesarias aún en muchos puntos de la geografía checa.
Sin embargo, también se han dejado escuchar voces críticas, como la del economista Petr Bartoň, de la compañía Natland, que considera que el acuerdo es perjudicial para las arcas públicas checas. “En lugar de que el Estado se endeude a bajo precio con su buen nombre en el mercado, obliga al concesionario a que le fíe por intereses altos, lo que finalmente pagaremos entre todos”, criticó Bartoň.