En 1774 un decreto estipulaba seis años de escolaridad obligatoria
El año escolar empieza en las escuelas checas tradicionalmente a principios de septiembre. Así ocurre en Bohemia y Moravia desde 1784 cuando los escolares disfrutaron por primera vez de las vacaciones estivales en los meses de julio y agosto. Antes el año escolar comenzaba el 3 de noviembre y terminaba el 20 de septiembre. El cambio de la fecha de las vacaciones para los meses más calurosos y soleados del año fue seguramente aplaudido por los niños. Sin embargo, se trató sólo de un pequeño detalle de la trascendental reforma del sistema de enseñanza que acometieron en la segunda mitad del siglo XVIII la emperatriz María Teresa y su hijo José II.
La emperatriz María Teresa concibió el ambicioso proyecto de extender la educación básica hasta alcanzar a todos los niños. La soberana, guiada por las ideas de la Ilustración, decidió implantar la escolaridad obligatoria desde los 6 hasta los 12 años porque entendía que era imprescindible para la modernización del Estado.
María Teresa, quien subió al trono en 1740, se dio cuenta de que el sistema escolar del imperio austríaco, del que formaban parte también las tierras checas, empezaba a retrasarse en comparación con otros Estados europeos. Percibió que la enseñanza carecía de una clara concepción y eficaz gestión.
La lúcida soberana ordenó a los diplomáticos que en los países donde estuviesen acreditados estudiasen los sistemas de enseñanza, y cada medio año le enviasen los correspondientes informes.
Una vez reunidos los datos necesarios, la emperatriz eligió el modelo a imitar: el sistema escolar de Prusia donde se produjo un salto cualitativo en la enseñanza desde que el Estado asumiera la provisión de la educación básica como su tarea prioritaria.María Teresa invitó a Viena al pedagogo Johann Ignatz Felbiger, reformador de la enseñanza en Prusia. Éste llegó a la capital austríaca en la primavera de 1774 y en el mismo año elaboró un documento llamado "Ordenanza General Escolar". Sería publicado el 6 de diciembre de 1774, que es considerado como el inicio de la escolaridad obligatoria en el imperio austríaco y también en las tierras checas.
La "Ordenanza General Escolar", elaborada por Felbiger, se inspiró en el espíritu de la Ilustración y en los principios pedagógicos de Juan Amos Comenio.
Felbiger trazó un sistema de educación para los escolares de ambos sexos cuya piedra angular era la obligatoriedad de la educación básica de seis años. Su implantación constituiría un hito revolucionario. Suponía también que cesaría la explotación del trabajo infantil en las manufacturas y en los campos porque los niños tendrían que asistir a las clases.
La Ordenanza General Escolar entró en vigor en 1775, dando lugar en los siguientes años a un inédito crecimiento de las red de escuelas primarias. En aquel año funcionaban en Bohemia 1500 escuelas. Durante los siguientes veinte años se edificarían más de mil nuevos establecimientos escolares.
De esta manera, en 1798 había en Bohemia 2600 escuelas primarias. Ello significa que en las dos décadas precedentes se inauguraron cada año 50 escuelas primarias, ritmo que jamás volvería a repetirse en este país.
La implantación de la escolaridad obligatoria desde los 6 a los 12 años fue un proceso espinoso que se prolongaría por muchos años. De las dificultades que enfrentaba un maestro empeñado en la implementación del nuevo sistema educativo nos dan cuenta los diarios escolares del pedagogo y excelente compositor Jakub Jan Ryba.
En la segunda mitad del siglo XVIII los maestros cualificados eran muy escasos en la enseñanza primaria. En varias escuelas rurales impartían clases artesanos o soldados retirados. Bastaba que conocieran algo de música y del catecismo, y que supieran leer y escribir.
Jakub Jan Ryba, quien era una persona muy culta, chocaba con la incomprensión y la hostilidad del entorno. Cuando tomó posesión de su cargo de maestro en la ciudad checa de Rozmitál, apuntó en el diario escolar que de los 300 niños en edad de recibir la enseñanza básica, asistían a las clases sólo 67.
Ryba comentó repetidamente en estos apuntes que no había modo de conseguir que los padres enviasen a los niños a la escuela:
"Los amonesto y trato de explicarles sus deberes. Escuchan sin interés y la mayoría persiste en su obstinado rechazo a la escuela".
En vez de asistir a las clases, los escolares pastoreaban el ganado, cuidaban de los gansos o ayudaban en las faenas agrícolas. Pero Jakub Jan Ryba no desistió. Cuando inició en Rozmitál la carrera de maestro, acudía a las clases sólo un 20 por ciento de los niños. Con un tenaz esfuerzo y echando mano de sus dotes pedagógicas consiguió que finalmente frecuentara regularmente la escuela el 80 por ciento de los niños entre los 6 y los 12 años.
Los inspectores regionales elogiaban la labor de Jakub Jan Ryba, pero los ediles de la ciudad en que vivía, no entendían la importancia de la escolaridad obligatoria. Para ellos era una novedad innecesaria que les molestaba.No respaldaron en lo más mínimo a Ryba, aunque el pedagogo exigía sólo que se cumplieran las disposiciones de la ley.Ryba vivía con su familia en una gran penuria porque el ayuntamiento nunca le pagó completo el sueldo que le correspondía. Acosado por la hostilidad de los ediles y de los padres, Jakub Jan Ryba se suicidó en abril de 1815.
Promoviendo extensas campañas de sensibilización y sancionando a los padres indisciplinados, las autoridades estatales lograron superar la resistencia de las zonas rurales, de manera que a finales del siglo XVIII el 80 por ciento de los niños entre los 6 y los 12 años estaban escolarizados.
El nivel de la enseñanza mejoró sustancialmente a partir del primer tercio del siglo XIX cuando empezaron a venir a las escuelas rurales profesores experimentados y a menudo excelentes músicos.
En 1869 fue publicada en el imperio austro- húngaro la Ley Escolar Imperial que estableció la obligatoriedad de la educación básica de ocho años. En las escuelas empezaron a impartirse nuevas asignaturas, como geografía, historia, ciencias naturales, canto y educación física. Los profesores recibían muy buena formación en los institutos pedagógicos estatales, en cursos de cuatro años.
La ley escolar de 1869 se mantuvo en vigor, con algunas enmiendas, prácticamente hasta 1948.
A finales del siglo XIX, cien años después de la implantación de la escolaridad obligatoria, ya había cambiado totalmente la mentalidad de los ediles en las ciudades y en el campo. Tener en el municipio un bonito edificio escolar se convirtió en una cuestión de prestigio.
La situación material de las escuelas y de los profesores mejoró enormemente desde la introducción de la escolaridad obligatoria en las tierras checas en 1774. Pero ser maestro es difícil en todos los tiempos. Muchos maestros actuales podrían suscribir lo que apuntó Jakub Jan Ryba en el diario escolar el 3 de marzo de 1790:
"Hasta que no mejore la educación en la familia, los maestros tendrán que aguantar muchas dificultades, injusticias y agravios".