El trato a los ancianos no siempre es bueno

Expertos en demografía señalan que dentro de unos pocos decenios la participación de los ancianos en el número global de habitantes de Europa se incrementará notablemente. La República Checa no es la excepción. Se prevé que en 2065, las personas mayores de 65 años representarán el 32 por ciento de la población del país, mientras que actualmente responden al 15 por ciento.

Las autoridades preparan la ampliación de la red social y la aplicación de nuevos programas sociales y de salud. También se requiere una activa participación de todos los ciudadanos en el cuidado de los ancianos.

La realidad cotidiana demuestra no obstante, que la actitud de los checos, especialmente de los jóvenes, hacia los ancianos es cada vez peor. Según sostiene la señora Jana, que trabaja en el sector social, cada vez es mayor el número de ancianos que son blanco de acoso, asaltos y robos.

“Casos semejantes se registraron también en el pasado, pero la mayoría de las personas los condenaba. Hoy en cambio, muchos jóvenes se ríen cuando se enteran de que alguien le robó a un anciano sus ahorros. La violencia en general va adquiriendo terreno en la sociedad checa”.

Carolina, estudiante de sociología, asegura que no todos los jóvenes se comportan así hacia los jubilados de más edad.

“A mí y a mis amigos nos desagrada cómo algunos jóvenes tratan a los ancianos. No les tienen ni el mínimo respeto. Y lo peor es cuando los asaltan y les roban dinero. Un día también ellos envejecerán y seguramente no desearán que les pase lo mismo”.

Semejante postura frente a esta problemática la planteó la escolar Bárbara.

“Algunos ancianos son muy buenos y amables y no tienen la culpa de que envejecieron y ya no tienen la misma fuerza y habilidad de antes. En el edificio donde vivimos hay una señora muy mayor y yo trato de ayudarle en lo que puedo. Por ejemplo, cuando no funciona el elevador, le subo por la escalera al quinto piso sus bolsas con las compras”.

Jana considera que el comportamiento de las personas hacia otros individuos, por ejemplo hacia los ancianos, depende en gran medida de la educación.

„La escuela no dedica la necesaria atención a los hábitos y los buenos modales de los alumnos. Pero hay que decir también que muchos padres se oponen a que la escuela corrija el comportamiento de sus hijos. Y luego vemos por ejemplo, que en los medios de transporte los jóvenes van sentados, mientras los viejitos están de pie. El respeto hacia los mayores va desapareciendo”.

En cuanto a la ampliación de la red de casas para ancianos, Jana considera que la mayoría de los mayores de edad preferiría una mayor oferta de servicios sociales que les permitiría quedarse en casa.

“En el campo se conservaron las antiguas costumbres. Los hijos cuidan de sus padres hasta sus últimos instantes. En las ciudades es diferente y muchos jubilados viven en casas para ancianos, aunque preferirían quedarse en casa. Una amplia red de servicios sociales ayudaría a resolver el problema, pero para ello se necesitaría más dinero de las arcas estatales y ese escasea”.

El envejecimiento es un proceso universal que no deja de lado a nadie, siendo ésta una de las mayores justicias de este mundo. Y una sabia recomendación que está contenida en un dicho, sostiene: “No hagas mal a nadie si no quieres que te hagan mal a ti”. Esto vale para todas las generaciones sin excepción.

Y ustedes, amigos, ¿qué opinan del tema?