El surrealismo español llega a Praga de la mano de Óscar Rey
Surrealismo español. Ese es el título, simple pero certero, de la exposición del artista vasco Óscar Rey, radicado en Praga, que se inaugura este jueves en la galería Latin Art de la capital checa y que podrá visitarse hasta el 19 de octubre. El artista confiesa que vivir en Praga ha marcado mucho su trabajo más reciente, oscuro y gótico.
Llegó a la pintura tarde, a eso de los 30 años, según confiesa, porque antes se dedicó a otros menesteres, como la música y la actuación. Pero un día decidió romper con todo y dedicarse con pasión a la pintura. Y en eso está.
Ahora presenta con orgullo su primera exposición individual en Praga, auspiciada por la galería Latin Art, en la que exhibe una especie de resumen de su trayectoria, corta pero intensa, como comenta.
En estos cuadros surrealistas se ven muchas influencias, empezando con una ineludible para cualquier artista español, ya que Pablo Picasso es uno de los artistas más influyentes, y no solo en su país.
Entre sus influencias también destaca la de algunos artistas checos que ha ido conociendo en su estadía en Praga, aunque entre ellos no figura Alphons Mucha, quizás si el artista checo más famoso.
“Jan Saudek, el fotógrafo, me gusta mucho. De hecho tengo un cuadro y está en la exposición en el que intenté hacer una de esas paredes que él hace que resulta interesante, es una pared pero son interesantes. Fíjate, Saudek me influyó para hacer paredes, de verdad que sí. Y también está Aleš Krejča, a este lo descubrí hace poco pero me gusta, es muy raro, tiene figuras casi como del Bosco, como del infierno, entonces Aleš Krejča y Jan Saudek me gustan mucho, Alfons Mucha menos”.
“La parte gótica la he ido desarrollando aquí, he ido probando con oro y negro porque lo ves por todos los lados. Oro y negro es como una cosa checa, en las torres a menudo son oro y negro, de hecho hay un libro que se llama ‘Praga en oro y negro’ por todo lo que hay en oro y negro. Eso me hizo empezar con oro y negro, a usar pan de oro y en varios de mis cuadros combino oro y negro que pienso que queda muy bien, oro, negro y rojo que es una combinación ganadora que me gusta a veces emplearla”.
“Es que cuando empecé a pintar yo ya estaba yéndome de Madrid, porque me fui en el 2001 y en el 2000 empecé a pintar. Entonces hay influencias de los sitios en los que he estado desde entonces. Estuve en Nuevo México donde es tipo el desierto y tal, hay desierto en mis cuadros. Estuve en África y hay temática africana en mis cuadros, cuando pinto la muerte siempre es una muerte africana, siempre, con cuernos de bisontes y tal. Ahora en Praga la influencia de los colores sobre todo y la temática más gótica, viniendo aquí y viendo que hay tanto arte gótico que usa la muerte y esqueletos y esto, a mí me animó hacerlo también, porque antes me inhibía más, me parecía a lo mejor demasiado mórbido, pero bueno aquí más que en España por ejemplo me animé hacerlo porque está por todos los lados”.
Aunque si le empieza a ir bien con el arte, no descarta volver a Berlín, una ciudad que le fascina, porque nunca se está quieta, siempre pasa algo entre sus calles, parques, monumentos y museos, una ciudad muy vital para el arte.
