El rock ayudó a Eva Urbanová ser la diva operística

Eva Urbanová

La carrera operística de Eva Urbanová tardó en arrancar para luego tener éxito en todos los escenarios que ha pisado. Se privó del inicial miedo escénico tras actuar como cantante de rock.

Una bella voz tanto por su manejo como por su espontaneidad y aparencia noble en el escenario, así suelen valorar las cualidades de la cantante Eva Urbanová sus espectadores.

El canto y las canciones eran el amor de Eva Urbanová. Ya desde participaba a menudo en concursos escolares. La futura diva siempre anheló inscribirse en un conservatorio, no obstante sus padres querían para ella un empleo práctico. Eso no impidió a la joven cantar por placer, siendo su público los colegas del trabajo. Su camino hacia la gloria empezó en un coro del templo. El director del coro reconoció el talento de Eva Urbanová y persuadió a sus padres a que la dejaran estudiar en el conservatorio.

Sin embargo, su primer intento, en Praga, no acabó bien. La consideraron, a sus 17 años, demasiado vieja para aprender a cantar y su voz les pareció demasiado fuerte. La joven decepcionada no se rindió y comenzó sus estudios de canto en la ciudad de Pilsen, cerca de la cual vivía. Tras seis meses de esfuerzo triunfó en un concurso musical.

Al principio, el gran problema de Eva Urbanová era su miedo escénico. Para soltar esa carga, comenzó a actuar de cantante en una banda de rock. Cómo confiesa, esta experiencia le ayudó mucho en la ópera, ya que enriqueció su registro vocal.

Tras otros éxitos en varios concursos, Eva Urbanová pasó las pruebas para la ópera del Teatro Nacional, pero le recomendaron ganar más experiencia en un teatro menor. Como cantante de ópera debutó, a sus 26 años, en la Ópera de Pilsen desempeñando el papel de la princesa extranjera en "Rusalka", la ópera de Antonín Dvorák.

Tres años más tarde, Eva Urbanová se estrenó en el escenario del Teatro Nacional en su papel más favorito, Milada en la ópera "Dalibor" de Federico Smetana. Su dedicación pronto trajo frutos y Eva Urbanová pasó a ser la solista del Teatro Nacional.

De la República Checa su fama no tardó en propagarse en el exterior. La diva pasó por los escenarios más célebres de todo el mundo. En el teatro de La Scala en Milan apareció por primera vez en 1997 como protagonista de la ópera "La Gioconda" al ser su compañero de escena el tenor argentino José Cura. Grandes ovaciones cosechó Eva Urbanová, un año más tarde en la Ópera Metropolitana de Nueva York al encarnar el papel de Ortruda en la escenificación de la ópera "Lohengrin" de Richard Wagner.

Además de los compositores clásicos checos, como Smetana, Dvorák y Janácek, Eva Urbanová se especializa en las obras operísticas de autores italianos. Su carrera artística no se limita sólo a la ópera, intepreta también las cantatas u oratorios en los conciertos de la música clásica.

Ella misma afirma que debe el éxito a su propia tenacidad y perfeccionismo que la ayudaban a superar sus principios difíciles y ganarse la fama mundial. Eva Urbanová, junto con sus colegas Magdalena Kozená y Dagmar Pecková son consideradas las mejores cantantes de ópera checas.

Autor: Jaroslav Smrz
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