El roaming y otros éxitos checos en la Unión Europea
A veinte años de la entrada de Chequia en la Unión Europea, se puede decir que los checos han sido artífices o colaboradores de cambios que han beneficiado a toda Europa.
En 2017 fueron eliminados los recargos por roaming dentro de la Unión Europea. En los Veintisiete comenzó a pagarse la misma suma por llamar, enviar mensajes de texto o conectarse a Internet desde el extranjero. Ese es uno de los casos conocidos en los que la UE logró eliminar una de las barreras del mercado común. Pocos sabrán que a ello contribuyeron en gran medida representantes checos en Bruselas, como dijo a Radio Praga Internacional Viktor Daňek, subdirector del Instituto de Política Europea EUROPEUM.
“Sí, fueron los eurodiputados Dita Charanzová y Pavel Telička. Ambos eran miembros del movimiento checo ANO, pero más tarde lo abandonaron. El roaming fue uno de los temas clave de su candidatura a la Unión Europea en 2014 y luego fueron los promotores más destacados de esos cambios”.
Pero el camino hacia la eliminación de los recargos por roaming fue complicado. Fueron justamente los eurodiputados que, junto con la Comisión Europea impusieron el cambio, a pesar de la postura negativa de muchos países miembros. Pavel Telička advirtió entonces que en este tema no se podía llegar a un compromiso.
“Hagan lo que hagan, si la UE adoptara cualquier paso en el mercado digital, la credibilidad en ese asunto estaría afectada hasta cierto punto si en los cambios del roaming nos detuviésemos a medio camino. Esa sería la pregunta ¿dónde están, ya sea por razones objetivas o sin razón, las grandes esperanzas que había despertado la Unión Europea”?
Pero no fueron los checos los que vinieron con la idea de reducir el exceso de tarifas en los precios de itinerancia de los operadores móviles en el extranjero. En 2007 surgió la llamada eurotarifa, cuyos precios, no obstante, superaban los estándares nacionales, sobre todo, en el caso de los datos, por lo que hubo intentos de prohibir por completo el roaming.
La doble calidad
Otro tema dentro de la Unión Europea en el que los checos jugaron un importante rol fue el de la doble calidad de los alimentos. Fueron los checos los primeros en llamar la atención sobre el hecho de que el mismo producto de la misma marca que se vendían en distintos países comunitarios tenían otra composición. La eurocomisaria checa para la Protección de los Consumidores, Věra Jourová y la eurodiputada checa Olga Sehnalová convencieron en Bruselas a los demás que ese era un gran problema. En 2017, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, en su discurso anual ante los eurodiputados, se comprometió a resolver ese problema.
“En una unión de igualdad no puede existir un consumidor de segunda categoría. No puedo estar de acuerdo con que a alguien, en algunas partes de Europa, en especial en Europa Central y del Este, se le vendan alimentos de calidad inferior que en otros lugares, a pesar de que el embalaje y las marcas sean iguales. Los eslovacos no tienen por qué tener menos pescado en los palitos de pescado, los húngaros tener menos carne en los productos de carne, y los checos menos cacao en los chocolates. La legislación comunitaria prohíbe tales prácticas. Debemos asignar mayores facultades a los órganos internos para que puedan intervenir de forma general contra estas prácticas ilegales, porque sí, son ilegales”.
Este fue otro éxito de los representantes checos en la Unión Europea: vender productos con iguales marcas, pero distinta composición, pasó a ser una práctica ilegal desde 2020, por la que se corre el peligro de altas multas. Sin embargo, en Chequia no se elogió a la Unión Europea por imponerlo, sino que se la criticó, como sostuvo Viktor Daněk del Instituto EUROPEUM.
“Paradójicamente, en Chequia la norma cosechó amplias críticas porque esta incluía ciertas excepciones en las que la doble calidad se permitía. Por ejemplo, en caso de usar materias primas de carácter local en su elaboración. Durante la campaña electoral en Chequia, políticos del Gobierno lo interpretaron como la legalización de la doble calidad”.
Otro ejemplo de los éxitos de los checos en la Unión Europea es la iniciativa del entonces ministro de Finanzas checo, Andrej Babiš, quien en el marco de la lucha contra las estafas tributarias impuso la posibilidad de implementar la llamada carga inversa, o sea, otro modo de pagar el impuesto al valor añadido (IVA) a fin de reducir la cantidad de estafas en ese sector, recalcó Viktor Daněk.
“Chequia negoció duro a favor de esta norma. Finalmente, por solicitud de Chequia, la Unión Europea aprobó la directiva sobre la posibilidad de aprovechar la carga inversa. Paradójicamente, la sucesora de Babiš en el ministerio de Finanzas, Alena Schillerová, también del movimiento ANO, decidió finalmente no poner la doble modalidad en la práctica. Así que la norma se quedó sólo en papel”.
Los políticos checos lograron imponer en la Unión Europea un sinnúmero de temas prioritarios para Chequia, por ejemplo, en los paquetes contra los altos precios de la energía o en la legislación sobre el cambio climático, concretamente en la norma de prohibición de los motores de combustión. Chequia consiguió que se introdujera en ella la posibilidad del uso de combustibles sintéticos y de debatir nuevamente el ritmo de los cambios al cabo de dos años.
La República Checa aprovecha su experiencia asimismo en las negociaciones sobre la normativa Euro 7. El Gobierno checo ha creado una coalición que consiguió que la norma sea menos exigente sobre emisiones contaminantes de los coches. La ley Euro 7 se aplicará en los coches desde 2027.