El Ministerio de Salud no acepta certificados de vacunación emitidos en el extranjero
Las facilidades de las que disfrutan ya los vacunados en la República Checa por el momento se limitan casi únicamente a los vacunados en Chequia. El Ministerio de Salud solo reconoce certificados de otros siete países europeos. La introducción del pasaporte COVID de la UE debería solucionar el problema para la mayor parte de turistas este año, pero también para los ciudadanos checos que viven en otros países de la Unión Europea.
Sentarse en la terraza de un bar, alojarse en un hotel o bañarse en una piscina, son solo algunas de las actividades que puede hacer libremente en Chequia alguien que ha recibido la primera dosis de la vacuna hace más de tres semanas. Pero solo si se ha sido vacunado en la República Checa, ya que el Ministerio de Salud dice que no puede comprobar la autenticidad de los certificados que emite cada país extranjero, como explicó el ministro de Salud, Adam Vojtěch, a la Televisión Checa.
“La cuestión son los controles de los certificados. Por el momento muchos países no han integrado el sistema del pasaporte COVID europeo”.
Con el pasaporte COVID de la UE se debería superar el problema, al menos para los residentes en la Unión Europea, lo que incluye a unos cien mil checos que viven en alguno de los otros 26 estados miembros. Mientras, las otras opciones para disfrutar de esa libertad de movimiento son haber pasado el coronavirus en los últimos seis meses, para lo que también cabe esperar complicaciones a la hora de demostrarlo con documentos extranjeros, o pasar por pruebas de COVID todo el tiempo.
El fotógrafo Jiří Jirů, que reside en Bruselas pero viaja a menudo a Praga, expresó su decepción con la situación para la Televisión Checa.
“Viajo todos los meses y es horrible. Soy un chollo para las empresas que hacen test PCR. Nos dijeron que con la vacuna se nos abriría el mundo, pero no es verdad”.
Aunque para algunos sí. La República Checa ya ha alcanzado acuerdos bilaterales con sus cuatro países vecinos: Alemania, Austria, Eslovaquia y Polonia; y otros tres casi vecinos, como son Hungría, Eslovenia y Croacia, facilitando así el camino de los checos a su principal destino de veraneo.
Pero si, como Jiří Jirů, se vive en Bélgica, o en Francia, España o Italia, por ejemplo, hasta que entre en vigor el pasaporte europeo, para lo que queda, previsiblemente, un mes, habrá que esperar.
Hace una semana, el primer ministro, Andrej Babiš, ya mostró su disconformidad con la postura del Ministerio de Salud checo.
“Se trata de personas que han sido vacunadas con Moderna u otras vacunas aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento en Europa y, al parecer, no queremos aceptarlas, lo que me resulta absurdo”.
Una vez entre en vigor el pasaporte COVID europeo, quedará aún pendiente qué hacer con todos los vacunados de fuera de la Unión Europea.