El maestro y sus alumnos: Načeradský vuelve a resonar
La exposición Resonancia (Resonance) reúne una colección de obras del vanguardista checo Jiří Načeradský y sus dos alumnos más conocidos: Josef Bolf y Lubomír Typlt. Esta reflexión sobre el legado pictórico, su evolución y transformación en manos de dos seguidores de distintas inclinaciones ocupa hasta el 29 de marzo la Galería de la Capilla de Belén de Praga.
El objetivo es por tanto presentar al público las líneas de continuidad que unen a los tres artistas y las características que al mismo tiempo los separan, incluyendo la inevitable diferencia generacional. Mientras que Načeradský, nacido en 1939, vivió en un clima político represivo, unas veces más y otras veces menos abierto al mundo, sus dos discípulos disfrutaron pronto de un medio mucho más permeable a las influencias externas.
La exposición, situada en la Galería de la Capilla de Belén, en Praga, contiene principalmente dibujos y trabajos sobre papel seleccionados en función de su significado para la muestra, lo que proporciona una gran variedad. El público encontrará desde bosquejos y trabajos a sucio hasta obras finales, además con una horquilla cronológica bastante ancha: desde 1962 hasta 2014.
El comisario de la muestra, Petr Vañous, describe rápidamente lo específico de cada autor.“En Jiří Načeradský se manifiesta la deformación de las figuras, o del espacio. La deformación de los objetos, pero también la deformación del tiempo. En el caso de Josef Bolf sucede que busca su relación con el pasado por medio del cómic de después de mediados de los años 50. Y lo que es típico de él es la hibridación. Para Lubomír Typlt lo característico es que durante los años 90 abrió su obra a la figuración y a una especie de abstracción maquinista”.
El pionero checo de la nueva figuración
Načeradský, uno de los pintores vanguardistas checos más importantes del siglo XX, se caracteriza por haber introducido en el país la nueva figuración en los años 60, que enlazó con la tradición local de arte grotesco. En sus obras se dedicaba especialmente a trabajar libremente con la forma humana, a menudo con un sentido claramente sexual. Sus trabajos se hallan expuestos no solo en la Galería Nacional y en la Galería de la Ciudad de Praga sino también por ejemplo en el Centro Georges Pompidou de París.
El pintor, que por cierto fue el que propuso originalmente la exposición antes de su fallecimiento, en abril del año pasado, describió así el germen de sus creaciones artísticas en una entrevista para la Televisión Checa en 1999.“El motivo humano para el surgimiento de mis cuadros fue la lucha. Por un lado el juego con la inspiración en cualquier forma, con la paráfrasis. Por otro las cosas que pasan por casualidad en la vida”.
El conflicto y la revulsión como origen de la obra en Načeradský es confirmado por su alumno Lubomír Typlt.
“Načeradský en un primer plano era una persona muy intensa, y era capaz de llevar esa energía que tenía, que era realmente irrefrenable, enorme, al lienzo. Josef y yo decimos de hecho que fue el diablo el que nos enseñó a dibujar”.
Juntos, Načeradský, Bolf y Typtl, aportan a la historia del arte checo la capacidad de jugar con la figura y adaptar y deformar el pasado de acuerdo con la mirada del presente. Como representantes de la nueva figuración, renovaron al mismo tiempo el contacto con la realidad, concibiéndola además no como una forma estática sino como una sustancia cambiante que fluye y se escapa por entre los dedos del pintor.