El juego entre documental y ficción de Jana Boková

Jana Boková, foto: www.lanacion.org

De origen checo pero actualmente instalada en su amada Buenos Aires, Jana Boková, compagina su trabajo como documentalista freelance con la pasión por el tango. En una entrevista con Radio Praga hemos podido charlar con ella sobre su trayectoria profesional, personal y sus futuros proyectos audiovisuales.

Si a Boková se le pregunta sobre su especialidad a la hora de dirigir, ella lo tiene muy claro: se considera una especialista en la mezcla del documental y la ficción.

“Yo hago películas. Mis películas son un poco especiales porque los documentales parecen casi ficción, porque yo improviso. Si tengo una especialidad es la improvisación. Y en la ficción también me gusta improvisar. Entonces cuando tengo un documental lo voy empujando hacia la ficción un poquito y la ficción un poquito al documental. Me gusta como una cierta fusión de dos géneros”.

La gran mayoría de esos documentales han sido rodados a caballo entre América Latina y España. El tango, un baile que confiesa llevar en la tripa y que practica asiduamente, fue el tema central de su documental ‘Tango Mío’, que en realidad ella prefiere calificar como una “docuficción”.

“Como siempre me ha atraído la música del tango inventé una película, una docuficción, sobre el alma del tango. En Paris se convirtió, porque lo compró Arte, en una Biblia tanguera. Tengo algunas milongas que conocen la película y cuando entro dicen ‘Ay, ella no paga, ella es Tango Mío’. Siempre me digo que si no sale la siguiente película me dedicaré al tango, porque la gente del tango, del ambiente, me consideran profesional. Es una manera de sentir la música. Yo lo tengo en la tripa, es mi música. No sé por qué pero es así”.

Habana
El documental, que se exhibió la semana pasada en Písek con motivo del festival ‘Sobre el Río’, estuvo acompañado por otros trabajos de la directora checa como ‘Habana’.

“Hice un retrato de La Habana que en realidad para mí era un retrato de Praga. Era como Praga en el trópico en la época dura del estalinismo. Por cierta cultura, porque La Habana dentro de las ciudades latinoamericanas, aparte de Buenos Aires, es de las más avanzadas culturalmente y también por la represión política”. La directora llegó en la década de los noventa a La Habana. Una vez allí sintió una identificación entre los sentimientos de los habitantes de la capital cubana y los de la gente en Praga.

“Justamente estaban los procesos de Ochoa. Fidel castigaba a sus colegas de la revolución por cosas completamente inventadas y había miedo. Yo conocí un poquito la época estalinista cuando vivía en Praga de chica. Entonces yo sentía algo en los mismos cubanos cuando me preguntaban de donde era y les decía de Praga, su respuesta era ´ay, entonces vos me entiendes. Había inmediatamente una cierta complicidad y respeto mutuo”.

Boková también ha realizado trabajos en torno a otras ciudades, como Barcelona, Salvador de Bahía o Los Ángeles. En Sevilla recuerda cómo siguió la vida de familias gitanas en sus aspectos más cotidianos y en el flamenco. Y entre aquellas imágenes captó a un Farruquito niño o el ya fallecido cantaor de flamenco Chocolate.

“Seguí a auténticas familias gitanas que hacen flamenco en casa. Se llama ´Viaje Andaluz’. Me encanta. Tengo a personajes como a Chocolate y a Farruquito cuando era niño, y el viejo Farruco le está enseñando con un bastón. Es muy lindo. Farruco le dice ´Cuando bailes soleás tienes que estar enfadado”.

Una directora checa en el exilio

Bye bye Shangai
Boková, quien abandonó Praga siendo una niña, también ha tratado el tema del exilio en su filmografía. Títulos como ‘Bye bye Shangai’ abordan la emigración checa durante la etapa comunista en Checoslovaquia. En esta ocasión trabajó en el guión basándose en sus experiencias personales.

“Hice una película sobre el exilio checo. Yo hago siempre personajes, nunca me meto, pero me convencieron de que en esta historia tenía que estar también. La película sigue los destinos de personajes que se fueron como yo cuando eran estudiantes y vivieron la mayor parte de su vida fuera. Y ahora se confrontan con gente praguense, en sus visitas o en el intento de reinstalarse. Y es muy doloroso porque no hay vuelta. El lugar cambió, vos cambiaste, entonces es imposible”.

La cineasta abandonó Praga en 1968 con diez años, no volvió hasta la caída del comunismo, más de 20 años después. Durante este tiempo se formó en la Sorbona de París y en la National Film School de Londres.

Educada en tres culturas distintas, la vuelta no se le hizo nada fácil, tal y como nos contaba.

“Me causa una cierta confusión venir acá. Ahora vengo porque me siento más segura allá. Pero había un momento, en los primeros 20 años en que técnicamente no fue posible porque no hemos podido volver así. Y psicológicamente tampoco estuve lista. Yo nunca quise volver. Lo hice solamente por la muerte de mi madre, quería verla y fui al hospital. Yo no me quedé en un solo lugar, estudié en París, en Sorbone, no quería ser académica, entonces busqué una escuela de cine y me aceptaron en Londres. Viví en Londres muchos años. Después con el primer viaje a América Latina y Buenos Aires me dije ‘mi lugar está acá, no me muevo más’. Entonces son tres países, tres culturas distintas y quizás eso complica un poquito la reintegración”.

Y es que como muchos exiliados checos, Boková no sintió al volver el recibimiento que le hubiera gustado. Incluso entre los opositores al comunismo había cierto recelo hacia la figura del emigrante que retornaba.

“El presidente Havel me invitó para el festival de Karlovy Vary a los cineastas que trabajan afuera. Yo me hice y me formé afuera, estudié allá. Entonces los que volvimos nos consideramos medio héroes porque es muy difícil integrarse en otra cultura, otro idioma, y todo… Si lo haces en serio pierdes como diez años, y es un acto como medio heroico. Y estuvimos desilusionados porque la recepción no fue así. Era como con una barrera: ‘si tienes un billete de vuelta mejor”.

Una mirada moderna, pero clásica, para Eric Clapton

La cineasta también ha realizado vídeos musicales. Y explica orgullosa cómo grabó el videoclip de la canción ‘I Ain’t Gonna Stand for It’, de Eric Clapton.

“Es un videoclip histórico, porque él decía que estaba cansado de cómo lo representaban. En los videoclips ahora todo se mueve, no se ve nada. Yo tengo como una mirada moderna pero clásica, y a él le gustaba eso. Lo hice con un gran camarógrafo español, mi preferido, que debería hacer mi película de ficción pero no se ha podido. Javier Aguirre Sarobe, una gran estrella”.

Boková recuerda gratamente aquel trabajo por la libertad que obtuvo para la creación y el respeto del propio Clapton con su resultado.

“Él me respetaba todo y yo sólo pedí nada más que lo que creía que necesitaba para lograr lo máximo. Lo compaginamos, el videoclip, era una canción de Stevie Wonder, ‘I Ain’t Gonna Stand for It’. Se lo mandé a Clapton, él justamente preparaba una gira mundial. Entonces él lo vio poco antes de irse al aeropuerto. Me llama a la sala de montaje y me dice: ‘I love it, leave it at it is”.

Jana Boková,  foto: www.docuinter.net
Más tarde también sería la encargada de realizar el documental ‘Eric Clapton and Friends’ (2002).

Ahora está pensando en su próximo trabajo, para el que está tratando de encontrar financiación. El documental se sumergirá en el mundo de los camareros de origen gallego que trabajan en Buenos Aires.

“Porque la gran emigración vino a Buenos Aires desde Galicia. Los gallegos se dedicaron tradicionalmente a la profesión de camareros. Siempre pensé que es una cosa de tradición, de cierta emigración. Ahora todo el mundo trata de emigrar de vuelta. Es interesente para España porque es una profesión totalmente española en Buenos Aires”.

Pero su trabajo no acaba aquí. Otro de sus proyectos futuros, que también pasará por Buenos Aires, es una ficción que girará en torno a una orquesta. Boková explicaba cómo el guión, que ha escrito junto a otros dos guionistas ya está listo, y califica la historia como “una leyenda casi faustiana”.

“Es una cosa actual, en Buenos Aires, que se desarrolla alrededor de una pequeña orquesta. Siempre estuve vinculada con la música y quise hacer una ficción con músicos. Hay seis músicos que ensayan ‘Historia de un Soldado’ de Stravinski”. Aunque el trabajo está listo, el principal problema al que ahora se enfrentan es el económico, por la falta de financiación, y se queja de la dificultad de conseguir coproducción con Argentina, en su opinión, porque no hay mucha gente que lo haga.