El interés de los checos por el español aumenta
El Instituto de Español en Praga es una institución privada que se dedica a la enseñanza del español y organiza diversas actividades culturales. Funciona desde hace cuatro años y coopera con el Ministerio de Educación y con el instituto Cervantes, de España, así como con diversos centros docentes de América Latina. El director del Instituto, Nicomedes Gutiérrez, de Bolivia, afirma que el interés de los checos por el español aumenta. Sueña con hacer del Instituto también un centro de informaciones y de negocios.
¿Cuál fue el motivo de su llegada a la República Checa?
"Vine por accidente, si se puede decir así, porque no fue algo planificado. Yo estudiaba en Bolivia, cuando de pronto apareció un anuncio en uno de los tablones del rectorado que existía la posibilidad de estudiar en el extranjero. Había que hacer una serie de exámenes. Pues, los aprobé y un mes después recibí una carta del rector que decía que viajaba a La República Checa".
¿Le resultó difícil aprender el idioma checo?
Sí, es uno de los idiomas más difíciles de los que hablo. Me parece que al principio, naturalmente, es difícil adaptarse a las declinaciones y por otra parte que no tiene nada que ver, naturalmente, con el español o con el inglés. Para mí fue bastante complicado los primeros dos años. Además, debido a que en el centro de idiomas nos enseñaron el checo literario, y otra cosa es el checo de la calle, los primeros tres meses en la universidad no fui capaz de hacer un solo apunte".
¿Se acostumbró a la vida en la República Checa?
"Al principio para mí fue difícil acostumbrarme a las comidas. Pero pienso que poco a poco me fui adaptando al medio, sobre todo gracias a hablar el idioma y conociendo la gente. Empecé a conocer la cultura, las tradiciones y la mentalidad de la gente".
¿Tiene amigos checos?
"Muchísimos. Y no solo de aquí, de Praga. He tenido la oportunidad viajar prácticamente por todo el país y también por Eslovaquia. Así que tengo muchos amigos".