El funcionalista encanto de Zlín
No es la típica ciudad checa, medieval, con castillo y centro histórico delimitado, esas que los turistas extranjeros visitan casi por obligación, como moscas atraídas por la miel. Zlín es otra cosa. En Radioviajes, en esta ocasión, visitaremos esta ciudad de 80 mil habitantes, ubicada en el extremo oriental de la República Checa.
Moderna y verde. Y paradigma del funcionalismo arquitectónico. Zlín es una ciudad que hay que disfrutar con calma. No es fotogénica como Praga, su gracia está en otro lado. Considerada como uno de los hitos de la arquitectura contemporánea, los estudiantes de esa carrera la admiran fascinados. La analizan, discuten sobre ella. Y por algo será.
Eric Moscoso Vertiz, peruano, vive hace más de ocho años en Zlín. Se dedica a dar clases de español e inglés en distintos colegios e institutos de la zona. Él nos acompañará en un paseo por la que es, ahora, su ciudad.
“Esta ciudad sí tiene algo de hito en lo referente a la arquitectura. Primero, al llegar uno a Zlín se da cuenta de que no es la típica ciudad checa que tiene algún tipo de edificio histórico o algo que te recuerde a la arquitectura tradicional que uno puede encontrar en este país. Cuando uno llega aquí ve una gama de edificios y unas áreas de la ciudad en la cual pues te da la idea de modernismo y a la vez de que algo ha habido allí”.¿Qué es lo que ha habido?, es la pregunta de rigor que le hacemos a Eric. Y él contesta.
“Ha habido una planificación del crecimiento de esta ciudad muy interesante, con aplicación de la arquitectura funcionalista en el área nueva de la ciudad, que se llama Jižní Svahy, que inclusive tuvo algo de colaboración de arquitectos tan conocidos como Le Corbusier, por ejemplo, que se le menciona mucho cuando se habla de la arquitectura funcionalista de Zlín”.
Eric es un limeño de tomo y lomo que cuando llegó a Zlín, en diciembre del año 2000, aparte de no saber nada del lugar, no le encontró ninguna gracia.“¿La primera vez que llegué a Zlín? Pues la primera impresión me pareció algo desordenada. Había visto en realidad muy poco de la República Checa, no tenía una impresión muy clara. No me pareció muy grande, todo era muy callado, como muy silencioso todo”.
Influyó también que llegó a trabajar de gerente de una empresa, ya que su verdadera profesión es la de economista. Por eso Eric tuvo poco tiempo para conocer los alrededores.
“El asunto era también que yo empecé a trabajar casi de inmediato y entonces me hacía el recorrido entre Zlín y Otrokovice, que son 20 minutos, y veía una ciudad que es como una avenida muy larga y listo, ya estás de repente en otro sitio, que es Otrokovice. Pero poco a poco me fui dando cuenta que dentro de lo callado que podía ser había algo atrás que estaba muy, muy animado”.Además comenzó a escuchar el nombre de Tomáš Bat’a, omnipresente en la zona. Es el empresario que a fines del siglo XIX y comienzos del XX, con la fundación de la empresa de calzado Bat’a, contribuyó a la expansión y al apogeo de Zlín.
Y así de golpe, Eric entendió de qué se trataba todo.
“Esta ciudad básicamente se ha creado por el hecho de tener la fábrica de zapatos de Tomáš Bat’a, que también es conocida en Perú, Chile, en muchos países del mundo. Era una ciudad muy pequeña y entonces el señor Tomáš Bat’a abrió la fábrica de zapatos y necesitaba personal, obviamente. Muchos de los obreros venían de otras partes de la región, de otras ciudades, de otros pueblos, y entonces había que desarrollar viviendas para darle los servicios básicos, esenciales a sus trabajadores y mantenerlos contentos y felices, que esa era la idea de Tomáš Bat’a. Por eso se crearon todas estas casas de Bat’a, las ‘Bat’a houses’ que les dicen a las casitas rojas estas”.Dar un paseo por Zlín acompañado de Eric es como estar caminando con el alcalde de la ciudad o algún otro personaje famoso. En cada esquina lo detienen, le hablan, lo saludan. Y lo más curioso es que le dicen “Hola, Eric”, así, en español. Porque pronto dejó la economía por la enseñanza de idiomas y comenzó a conocer mucha gente.
Y después de tantos años viviendo en la zona, la mayoría de los que hablan español en Zlín o han sido o quieren ser alumnos de este limeño con cara de emperador inca, que ya es casi un símbolo de la ciudad.
“Cuando llegué acá, los primeros tres años todavía era una especie de la novedad del pueblo. El hecho de ser una persona sociable como me considero hacía que estuviera pues en muchos sitios, diferentes eventos, por aquí, por allá, y sí, pues, gocé de algún tipo de, como se dice, privilegio del exótico en la ciudad, por tres años acá era la novedad. También he tenido la oportunidad de enseñar en esta ciudad el idioma español, por ya cuatro años”.Lo otro curioso es el lugar de residencia de Eric. Durante todo este tiempo, más de ocho años, ha vivido alojado en el hotel Moskva de Zlín, el más grande y famoso de la ciudad.
“Yo aquí en Zlín vivo en el Interhotel Moskva. Este es un edificio que si se ve la fachada, uno no pensaría que es tan antiguo como realmente es. Creo que fue terminado en los años 30. Bueno, la ventaja de haber vivido en un sitio así como este hotel es básicamente la oportunidad de conocer tanta gente. Al haber eventos, conciertos, festivales, todos se hospedan en este hotel”.
Y de esa manera ha tenido distintos encuentros de diversa índole con personajes famosos de todo el mundo.“En algún momento me he encontrado en el ascensor con personalidades tan distintas como por ejemplo, no sé, actores checos como el de ‘Diskopříběh’, que es una película muy conocida acá de disco, o con el cantante de ‘Manowar’. Así he estado tomando cervezas con el cantante de ‘Megadeth’”.
Con sus once plantas y su apariencia de elefante blanco, el hotel Moskva responde a las inquietudes del visionario Tomáš Bat’a, agrega nuestro improvisado guía peruano.
“Yo creo que el hotel, arquitectónicamente hablando, ya tenía un poco la tendencia de la ciudad, que tendía a crecer de manera funcional. Y obviamente la ciudad, al haber arrancado con un ritmo muy acelerado, necesitaba pues edificios administrativos, algún hotel, edificio que pudiera cubrir las necesidades de hospedaje de la ciudad. Y por eso se creó este hotel allá por los años 30”.Justo enfrente del hotel se alza una mole de ladrillo. Es el Edificio 21, centro de operaciones del imperio Bat’a en sus comienzos, uno de los referentes arquitectónicos de la ciudad.
“Y uno de los hitos, claro, del que se tiene que hablar es del que en su tiempo fue considerado el edificio más grande de Europa Central, que es el edificio 21, el edificio administrativo 21 de la ciudad de Zlín, ‘Mrakodrap’, rascacielo en checo, que solo tiene 17 pisos pero era en su tiempo el más grande de Europa Central”.
Lo que más llama la atención del edificio no es su altura, más bien modesta para los estándares actuales, sino otra cosa, como sostiene Eric.“Y digamos que una de las características principales del edificio es la oficina de Tomáš Bat’a. El edificio cuenta con cuatro, cinco elevadores, pero hay uno muy especial que es un ascensor del tamaño de una oficina. Básicamente es una oficina ascensor, en la cual el señor Tomáš Bat’a se sentaba y controlaba quizás a sus trabajadores y se mantenía en contacto con los empleados. Una manera de no estar encerrado en una oficina sino que estar así moviéndose de arriba abajo. Tenía lavatorio, tenía sus mapas, tenía teléfono, digamos una oficina completa que se movía del piso uno al 16”.
Y si el viajero o turista visita el Edificio 21 y sube en ascensor hasta la azotea, descubrirá otro de los encantos de Zlín.“Aparte se puede ir a la azotea del edificio y hay una vista muy panorámica, muy bonita, para que uno se dé una idea de lo grande que es esta ciudad y lo bonito que es el hecho de que está rodeada de tantas áreas verdes, que es lo que la hace tan especial. Que dentro de la arquitectura funcionalista y todo el concreto que puedas pensar que hay, está siempre rodeada de áreas verdes, de bosques y eso la hace tan especial a esta ciudad”.
Y así, después de ocho años viviendo acá, Eric puede decir con orgullo que además de limeño, que lo será toda la vida, es zliniense de corazón. Y que no se le ocurriría mudarse a Praga ni a ninguna otra ciudad checa. Porque en Zlín es feliz.