El curioso jardín alpino de Praga
Dentro de la gran oferta de espacios verdes que ofrece la capital checa, existe una verdadera curiosidad: el jardín alpino de Hlubočepy que reúne una colección de casi dos mil plantas de alta montaña que, desde el año 2019, cuenta con el apoyo financiero de Praga 5. En esta entrevista, su administrador, Milan Halada, hijo del mismísimo fundador del jardín, nos hace de guía en este oculto rincón de Praga lleno de plantas carnívoras y flores del desierto.
Uno de los motivos que más sorprenden a los visitantes de Praga es su gran cantidad de parques, jardines y reservas naturales que, lejos de limitarse a determinada área, se extienden a lo largo de toda la ciudad. La oferta de espacios verdes es tan variada que incluye, por ejemplo, un jardín alpino en la zona de Hlubočepy, cerca del valle de Prokop. Con entrada gratuita y una colección de casi dos mil especies cuyo hábitat natural es el terreno montañoso y rocoso, este curioso jardín fue creado hace varias décadas, tal como explica su administrador Milan Halada.
“Este jardín fue fundado por mi padre en algún momento de los años 60, él nació en esta parte de la ciudad al igual que sus padres y, al menos, cuatro o cinco generaciones de nuestra familia, que vienen del área de Hlubočepy”.
En ese terreno, luego de la guerra, su padre había levantado la casa en la que aún vive Milan, pero como le gustaba mucho la naturaleza se le ocurrió añadir un jardín alpino inspirado en el parque de Průhonice, un lugar que conocía muy bien, desde la infancia, porque cerca de ahí vivían sus tíos.
“En 1969, cuando se estaba limpiando la cantera, mi padre hizo traer aquí las piedras que hoy están esparcidas por todos lados, yo lo ayudé con el jardín desde muy joven hasta que, poco a poco, lo fui reemplazando”.
Halada explica que de las canteras del Valle de Prokop, se extraía, a principios de los siglos XIX y XX, mucha piedra caliza para cubrir la enorme demanda que suponía el contexto de gran expansión que atravesaba la ciudad de Praga, con un notable auge en la construcción de edificios y estaciones.
“Y luego, cuando se estaba construyendo la estación de tren de Smíchov en la segunda mitad del siglo XIX, se necesitaba descargar en algún lado el sobrante de rocas por lo que, a menudo, terminaban aquí, en algún lugar del Valle de Prokop, tanto en la cantera de aquí como en la que está junto al lago”.
A pesar de que el jardín alpino de Hlubočepy atravesó momentos económicos complicados y estuvo en riesgo de desaparecer para dar lugar a algún edificio, desde el año 2019, justamente con el objetivo de preservarlo, el distrito de Praga 5 destina una suma de dinero para mantenerlo en pie. Desde entonces, el terreno se transformó en un lugar abierto al público y Milan Halada, que sigue viviendo como siempre en la misma casa que bordea el jardín, en un empleado de la ciudad. Y tal como él mismo dice, ese cambio le permitió convertir su obsesivo pasatiempo en su principal fuente de ingresos. Además de ser un rincón muy interesante y poco conocido de Praga, el jardín alpino supone un paseo tan bonito como relajante que, en cada estación del año, ofrece su propio atractivo. Abierto al público de viernes a domingos, en una de las zonas con más riqueza natural de Praga, Halada intenta resumir con qué tipo de plantas puede encontrarse el público.
“Aquí se pueden encontrar, básicamente, tanto plantas alpinas como plantas de estepas, en su mayoría son plantas que toleran la cal. Porque el hecho de que se trate de una cantera de caliza dificulta el crecimiento, por ejemplo, de plantas de América. De todos modos, sí tenemos algunas de esa zona y hasta contamos con un sector dedicado a las flores americanas, aunque para ese espacio tuvimos que traer piedra de otra parte de Praga”.
Entre esos ejemplares que menciona Halada, se destacan algunos abetos de Estados Unidos y Canadá. De todos modos, es cierto que la gran mayoría de las plantas del jardín alpino de Hlubočepy provienen de distintas partes de Europa, aunque también hay muchos ejemplares de Asia, como es el caso de algunas plantas de China y Corea y, en especial, de un país que pertenece a los dos continentes a la vez.
“Mi país favorito es Turquía; porque íbamos allí con bastante frecuencia y concentra un poco la flora de Irán, Europa y el Cáucaso; por lo que Turquía es uno de los lugares más ricos en lo que respecta a flora”.
Además de Turquía, su pasión por las plantas alpinas llevó a Milan Halada a recorrer distintos países como Rusia, Kazajistán y China. Y cada uno de esos viajes le sirvió a su vez para seguir aprendiendo y perfeccionar al máximo su tarea. A pesar de que se trata de un trabajo muy intenso que combina la exigente labor de la jardinería con el asesoramiento a las visitas, Halada no cuenta con colaboradores. Es decir que todo el jardín, que incluye además un estanque con numerosas plantas acuáticas y también algunos peces, depende exclusivamente de él.
“Yo soy muy detallista, y esas rocas necesitan un cuidado especial, así que mi herramienta favorita son las pinzas; para recoger tierra, sacar malas hierbas… También suelo encontrar nuevas plantas para que siempre haya tantas cosas nuevas como sea posible, por ejemplo, en otoño descubrí que estaban creciendo muchos Crocus, la flor de la que se extrae el azafrán. Siempre trato que la gente se encuentre con especies que no conocen ni siquiera en los jardines botánicos. Algunas solo aparecen en raras colecciones a las que el público no suele tener acceso”.
En su opinión, las estrellas del jardín alpino son, sin lugar a dudas, las plantas carnívoras. En especial cuenta que a los visitantes les suele atraer mucho una especie del género Drosera que, aunque proviene de Europa, se empieza a ver cada vez menos en la naturaleza porque un mínimo cambio en las condiciones del suelo hace que, enseguida, se transformen en malas hierbas.