El coworking, cada vez más popular en Chequia

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El número de espacios de trabajo cooperativo o coworking sigue creciendo en la República Checa y llega ya casi al centenar de empresas.

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Una de las desventajas de los trabajadores autónomos es el no poder contar con los beneficios de los espacios de trabajo comunes: contacto humano con los colegas, redes de contactos y servicios compartidos y por tanto más baratos, como cafeterías, Internet o fotocopiadoras.

De ahí el éxito del llamado trabajo cooperativo o coworking, un modelo de oficinas compartidas a las que se accede mediante suscripción y que permite trabajar en un entorno favorable a profesionales que de otra manera estarían encerrados solos en su sala de estar. En la República Checa se abrió la primera empresa de coworking en 2009, cuatro años después de que la primera compañía de este tipo apareciera en San Francisco, Estados Unidos. Desde entonces su número se ha multiplicado, pasando de las 16 de 2013 a las 65 de 2015 y a las casi cien que existen actualmente.

Visitamos uno de los coworkings de Praga, situado en un edificio histórico restaurado cerca de la plaza de la Ciudad Vieja. La responsable de los espacios, Iva Seidlová, nos guía por sus 800 metros cuadrados.

“Nos encontramos ahora en la estancia de mayor tamaño. Los miembros pueden venir y elegir el sitio donde quieren trabajar. Si quieren llamar por teléfono, hay cabinas insonorizadas. Si quieren, pueden traer visitas. Tenemos 170 clientes, suelen ser abogados, auditores, asesores financieros, traductores…”.

Precisamente una de las clientes, Barbora, es traductora e intérprete.

“Tengo pagadas 80 horas mensuales. Es la mitad de mi jornada de trabajo regular. Aquí hay una calma ideal. No me molesta la ropa por tender en casa o el polvo. No me convenía trabajar desde casa, me deprimía”.

Unas mesas más allá trabaja Radim, analista financiero.

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“En casa no tengo tanta tranquilidad. Aquí hay una impresora y un escáner mejores que en casa. Como mucho discutimos por la temperatura, para que no se ventile mucho ni poco. Estamos a un paso de la plaza de la Ciudad Vieja. Si quisiera una oficina propia por aquí por menos de 770 euros al mes no me saldría. Además conlleva preocupaciones. Aquí pago entre 190 y 280 euros”.

Robert Vlach, del portal dedicado a los cuentapropistas Navolnénoze.cz, remarca otras ventajas.

“Es un lugar donde uno tiene comunidad, y a nivel de negocios. Uno puede conocer gente allí y entablar colaboración”.

La mayor parte de los coworkings de la República Checa se encuentran en Praga, seguida de Brno y Ostrava, aunque numerosas ciudades tienen al menos un centro de este tipo. Muchos espacios de oficinas colaborativas ofrecen cuidado de niños y otros servicios para madres con niños.