El Colegio Católico Femenino de Praga
Hay escuelas primarias y secundarias para niños y adolescentes, digamos, "normales", que no exigen un tratamiento especial. Y luego hay escuelas especiales para alumnos que presentan problemas de aprendizaje o conducta. Una de éstas es el Colegio Católico Femenino de Praga. ¿Cuáles son sus alumnas? ¿Por qué han escogido precisamente esta escuela? Es el tema de hoy.
Cuando nacieron, la suerte estaba de vacaciones. Así se podría resumir en breve la vida de las cuarenta y dos chicas que frecuentan el Colegio Católico Femenino de Praga. "Aquí no se preparan solamente para su futura profesión de costurera, asistenta social y auxiliar de cocina, sino aprenden también que la vida no necesariamente es un fiasco sin fin", dice el director del Colegio, Lubos Hosek.
"Nuestro colegio fue fundado en 1990, originalmente con el objetivo de ayudar a encontrar un futuro profesional a las chicas que en la escuela primaria no tuvieron notas muy buenas o incluso no la terminaron, pero que en su mayoría provenían de familias no problemáticas. En la actualidad, se inscriben también jóvenes que viven una situación social precaria, procedentes de familias incompletas, o también chicas con deficiencias mentales y físicas".
Barbora estudió en una escuela secundaria que termina con el bachillerato, pero no fue capaz de finalizarla.
"Si no terminé la escuela común, no fue porque el estudio no se me daba, sino porque no la toleraba psíquicamente. Por aquél entonces tenía grandes problemas en la familia y conmigo misma. Y mis maestras, así como mi entorno, me recomendaron este colegio. Originalmente pensaba que, al terminarlo, trataría de aprobar también el bachillerato, pero ahora estoy en el cuarto mes de embarazo, entonces disfrutaré de mi licencia de maternidad".
También Daniela enfrentaba serios problemas en la escuela anterior.
"En la escuela primaria había una chica que me acosaba de manera muy brutal y nadie me ayudó. El acoso llegó a ser de tales dimensiones que una vez aquella chica me golpeó de tal manera que pasé los próximos meses en el hospital. Cuando dentro de un año ingresé en otra escuela, me enteré de que aquella chica estaba allí también. Por ello cambié de escuela y ahora estoy en este Colegio".
De las asignaturas que estudia en el Colegio Católico Femenino, a Daniela le gusta más la de asistencia social porque -como explica- "así sirvo, soy útil y puedo ayudar a la gente que ya no puede ayudarse a sí misma". Le gusta asimismo el canto y las artes dramáticas a las que quisiera dedicarse tras terminar este colegio.
También Vera fue objeto del acoso en la escuela primaria y también a ella le gusta más la asignatura de asistencia social, aunque después de finalizar el colegio, quisiera practicar deportes de manera profesional.
El director Lubos Hosek afirma que sobre todo el certificado de asistenta social ayuda a las alumnas a encontrar trabajo.
"En Praga hay muchos centros de asistencia social e instituciones caritativas y pocos asistentes sociales, porque se trata de un trabajo duro y mal remunerado. Nuestras alumnas tienen muy buena fama en estos centros no sólo por su profesionalidad sino sobre todo por su buen tratamiento a los pacientes".
Todas las chicas entrevistadas coinciden en que el Colegio Católico Femenino es la mejor escuela que han conocido. Vera destaca que es diferente en todo.
"Pero lo más fantástico son los maestros porque ellos no se esfuerzan por enseñarte solamente la materia sino que están dispuestos a ayudarte con tus problemas privados".
El mejor ejemplo es el mismo director del Colegio: Cuando la madre le echó de casa, una de las alumnas encontró refugio durante cuatro meses en la familia de Lubos Hosek que, con cuatro hijos, vive en un apartamento de dos habitaciones.
Y ustedes, estimados oyentes, ¿Qué opinan al respecto?