El ‘chlebíček’ o canapé checo: el mundo en un trozo de pan

Chlebíček, foto: Archivo de ČRo - Radio Praga

De jamón, de huevo, de queso Camembert, de palitos de cangrejo, así son algunos de los tipos de ‘chlebíček’ checos más apreciados. Esta especie de rebanada de pan cubierta de ingredientes fríos no puede faltar en cualquier celebración que se precie.

Chlebíček,  foto: Archivo de ČRo - Radio Praga
No toda la comida checa consiste en humeantes platos combinados o carne en salsa. Curiosamente el plato que nunca falta en ninguna fiesta, sea del nivel social que sea, es el llamado ‘chebíček’: una rebanada de pan cubierta con una base cremosa, como mantequilla, queso de untar o ensaladilla rusa, y coronada con elementos fríos: huevo duro, pepinillos, pimiento, tomate, jamón cocido, queso y otros fiambres.

Hay una buena cantidad de tipos, y cada uno tiene sus preferidos. A pesar de lo básicos que puedan parecer a primera vista, son un aperitivo que tiene su historia. Fueron inventados en 1916 por Jan Paukert, cuando fundó una charcutería que a raíz de estos nuevos canapés se haría famosa.

Paukert suministraba estos canapés al mismo presidente Tomáš Garrigue Masaryk, y confesaron entonces su debilidad por el tentempié checos célebres de la época como el cómico Vlasta Burian, el actor Oldřich Nový o la cantante de ópera Ema Destinová.

Foto: Archivo de ČRo - Radio Praga
La legendaria charcutería de Paukert en la Avenida Nacional de Praga ya no funciona, pero para descubrir más sobre este fenómeno de la cocina nacional nos hemos pasado por el barrio de Karlín, por un establecimiento que luce el nombre del creador de los ‘chlebíček’. Así se expresa la administradora del restaurante, Štepánka Čermáková.

“Tratamos de mantenernos fieles a la receta tradicional de Jan Paukert que hemos heredado. Utilizamos además ingredientes frescos. Si el cliente quiere llevarse una cantidad considerable, le hacemos un café y le preparamos más, para que se los lleve recién hechos. Seguimos la tradición en cuanto a la frescura de los ingredientes”.

Los ‘chlebíček’ surgieron a partir de los canapés tradicionales. Un amigo de toda la vida de Jan Paukert, el pintor Jan Rytíř Skramlík, se hacía mandar al estudio donde trabajaba pequeños aperitivos, pero como era especialmente comilón, le parecían insuficientemente grandes. Dijo así a su amigo Paukert que le gustaría algo más grande, para al menos dos o tres mordiscos.

Štěpánka Čermáková  (a la izquierda),  foto: Archivo de ČRo - Radio Praga
Así surgió la idea de estas rebanadas, que pronto se popularizaron entre la población checa, sin duda catapultados por su éxito entre los ambientes artísticos. Además de los mencionados Burian y Nový, encargaban sus canapés gigantes actores de la época de la talla de Hugo Haas, Jan Werich o Jiří Voskovec.

Amados también por los extranjeros

Hoy en día al restaurante de Karlín no van muchos actores. Sus clientes son sobre todo trabajadores de este gentrificado barrio de oficinas, donde además del checo es frecuente escuchar inglés o español, menciona Čermáková.

“Creo que para los extranjeros esta tradición es interesante. Muchas veces nos llaman y preguntan cuándo pueden visitar el establecimiento, y piden que les hagamos un surtido de chlebíček para poder probarlos todos. Por lo que nos cuentan, están entusiasmados. Siempre hemos recibido ovaciones de lo mucho que les han gustado”.

Rita,  foto: Archivo de ČRo - Radio Praga
Extranjeras son también las manos que en este sitio hacen los ‘chlebíček’. La ucraniana Rita hace cada día unos cincuenta, a veces más. El calor hace sin embargo que la gente pierda el gusto por estos panes cubiertos, de modo que la temporada de mayores ventas va de septiembre a primavera.

Y además del consumo individual, hay que contar los eventos empresariales. En la actualidad en Chequia no hay acontecimiento familiar o profesional, desde una rueda de prensa a un cumpleaños, que no incluya a los ‘chlebíček’ en su oferta gastronómica. Estos son los tipos más interesantes, añade Čermáková.

“Aquí en concreto el mayor interés es por las recetas tradicionales de Paukert. Entre los más pedidos se encuentra desde hace tiempo el de jamón con huevo, que está cubierto de mayonesa, y luego se venden mucho también de salmón y rostbeef. Pero hay otros, como por ejemplo el de queso Hermelín. Cuando alguien quiere una alimentación de menos calorías se lo hacemos con pan de centeno, aunque algo así se aleja de la tradición del señor Paukert”.

Foto: Archivo de ČRo - Radio Praga
Y del mismo modo que la cocinera Rita no puede evitar hincarle el diente de vez en cuando a alguna de sus creaciones, Štěpánka Čermáková tampoco se resiste al encanto de los canapés checos.

“Me encantaban los ‘chlebíček’ antes de que comenzara a trabajar bajo la marca de Jan Paukert. Nosotros los checos estamos acostumbrados a este plato. Personalmente prefiero el de huevo con mayonesa y el de jamón. Por ejemplo el de ensaladilla rusa, como la que se hace en Navidad para la carpa y los filetes empanados, no me gusta mucho, pero sobre un ‘chlebíček’ me encanta. Para mí es un plato único”.

El ‘chlebíček’ como arma letal

Alois Eliáš
Y para concluir, una curiosidad histórica. En 1941 el presidente del entonces Gobierno del Protectorado de Bohemia y Moravia, Alois Eliáš, invitó a un grupo de redactores jefe que simpatizaban con el régimen nazi, y que en los medios donde trabajaban abogaban por la anexión del protectorado al Tercer Reich, y les dio de comer ‘chlebíček’. Eliáš le había pedido previamente a su amigo, el bacteriólogo František Patočka, que los infectara bien de tifus, tuberculosis y toxina botulínica.

La mayor parte de estos periodistas sucumbieron a las infecciones, y uno de ellos, Karel Lažnovský, acabó falleciendo. Los nazis consideraron su muerte como un asesinato político. El general Eliáš fue detenido, y debido a sus actividades subversivas, que desde luego iban más lejos que envenenar ‘chlebíček’, fue ejecutado.