El centro de esquí de Monínec, un sueño que se ha hecho realidad
A tan sólo una hora de Praga se encuentra Monínec, el centro de esquí más grande de Bohemia Central y uno de los más visitados en el país. En la nueva edición del programa Radioviajes les invitaremos a conocer este sitio creado por una familia atrevida que ha logrado convertir sus sueños en realidad.
Gracias al clima particular de la región llamada 'Siberia checa', la localidad de Monínec ofrece a veces mejores condiciones para los esquiadores que las grandes montañas checas.
Jaroslav Krejčí, fundador del área de esquí de Monínec y miembro de la familia que administra las instalaciones, recuerda cómo surgió la idea de convertir una colina corriente en un importante centro de deportes de invierno.
“En un primer tiempo arrendamos el viejo hotel que se encuentra en la colina de Monínec. Ahí iba mucha gente, pero solamente en verano. Un día, al limpiar el edificio, encontramos un cable de telesquí y decidimos abrir una pequeña pista. Y los huéspedes empezaron a llegar también en invierno. En ese momento nos dimos cuenta que esto podría funcionar”.En los meses de invierno llegaba cada vez más gente. Lo que faltaba era la nieve en esta colina que no sobrepasa los 700 metros de altitud. La familia Krejčí decidió ganarle al clima y contar con la nieve siempre que las temperaturas estén bajo cero. Con la ayuda de amigos que administran un gran centro de esquí en la sierra de Šumava en el sur del país, se compraron un cañón de nieve y empezaron a fabricar nieve artificial.
Las condiciones para esquiar mejoraron considerablemente y el flujo de los aficionados a los deportes de invierno se hizo incontenible. Entonces nació la idea de extender la pista y convertir el viejo hotel y sus alrededores en el centro de esquí más grande en Bohemia Central y uno de los más modernos en todo el país. No obstante, empezar con este gran proyecto no era nada fácil, explica Jaroslav Krejčí.“Nos topamos con muchos obstáculos, sobre todo financieros. No somos una empresa, sino una familia y descubrimos que nadie nos iba a prestar dinero para realizar el proyecto”.
Los habitantes de los pueblos cercanos a la colina de Monínec han reaccionado entre la sorpresa, la indignación y la alegría ya que para cada uno de ellos el centro de esquí representaba cosas completamente diferentes.“La gente se dividió en dos partes: entre los que odian el centro y los que les gusta aunque por supuesto hay mucha envidia. Los praguenses que tienen aquí sus casas de verano estaban en contra porque pensaban que iban a perder su tranquilidad. Los aldeanos lo aceptaron mejor porque a muchos les dimos trabajo. Empleamos a 60 personas y todos son de aquí”.
Sin embargo los capitalinos entendieron rápidamente que el nuevo proyecto puede ser beneficioso también para ellos ya que en verano el área de la colina de Monínec vuelve a la tranquilidad y en invierno pueden arrendar sus casas a los esquiadores. Faltaba resolver el problema de dinero. En el año 2008 apareció un inversionista interesado en el proyecto y aceptó los planes de la familia Krejčí. El cumplimiento del sueño se puso en marcha.En tan sólo ocho meses surgió una nueva pista de esquí de 1.200 metros, una telesilla de cuatro plazas, dos edificios con apartamentos modernos y un edificio multiusos que cuenta con un restaurante, una tienda y alquiler del equipo de esquí y una sala de conferencias para 200 personas.
En enero de 2009 se inauguró la primera temporada de esquí y Monínec se convirtió en uno de los centros más concurridos en el país, señala Jaroslav Krejčí.“En la primera temporada recibimos 80.000 personas dentro de tres meses. El segundo invierno llegaron 120.000 visitantes, una locura, y eso nos hizo una muy mala publicidad ya que todo el mundo decía que Monínec está atascado. El año pasado llegaron 85.000 personas. Por lo general registramos entre 800 y 1.000 esquiadores al día”.
Entre los esquiadores que vienen regularmente a Monínec hay una persona muy particular: el presidente de la República, Václav Klaus.“La historia con el presidente es muy curiosa. Václav Klaus nos visitó por primera vez hace muchos años, acordándose de la colina donde solía esquiar con sus hijos. En aquel entonces teníamos solamente la pequeña pista de esquí. Hablamos un rato sobre nuestros planes y él prometió volver en cuanto esté listo el nuevo centro”.
En enero de 2009 Václav Klaus inauguró personalmente la nueva pista y cada año viene a esquiar y comparte su mesa en el restaurante con los demás visitantes. En una entrevista para la Televisión Checa, el presidente habló de su cariño por Monínec.
“Cerca de aquí tenemos una casa de verano y desde muy pequeño pasaba las vacaciones en esta región. Por primera vez estuve en esta colina hace al menos 30 años y puedo decir que este sitio forma parte de mi vida”. Los esquiadores que vienen, como el primer mandatario, desde la capital representan, según Jaroslav Krejčí, el 40% de los visitantes en los meses de invierno. A su disposición hay una telesilla, dos teleféricos, una escuela de esquí para niños y el snow tubing, un novedoso deporte de adrenalina que consiste en deslizarse a toda velocidad sobre una llanta inflable en una pista de nieve. Los que prefieren el esquí de fondo pueden aprovechar de casi 100 kilómetros de pistas bien preparadas de diferente longitud y dificultad. En verano hay todavía más actividades como el descenso en patineta, esquí sobre hierba, natación en una alberca o un parque de escalada en los árboles con una tirolesa que visitan a menudo los grupos escolares. Sin embargo, lo más importante es el ciclismo ya que en los alrededores de Monínec hay ocho circuitos que pasan por los lugares de interés de la bonita región.Aunque la oferta deportiva puede parecer más que suficiente, Jaroslav Krejčí sostiene que hay que proponer más opciones aún.
“Hoy a la gente le da pereza preparar algún programa. Quieren llegar y escoger entre muchas actividades lo que van hacer durante el día. Por ejemplo, dejar a los niños que se diviertan en el parque de escalada mientras los adultos salen en bicicleta”.La mejor manera de llegar a tener una gran oferta de actividades es colaborar con los sitios deportivos cercanos como el rancho de caballos o el terreno de golf que quedan a menos de una hora caminando y su visita se puede reservar en el mismo Monínec. La idea es crear una red de todos los sitios que ofrecen algo interesante en los alrededores de la colina.
Sin embargo, los principales planes de la familia Krejčí se centran en la pista de esquí. “Queremos instalar próximamente una nueva tecnología de fabricación de nieve artificial. Nos llegó una oferta de Israel, ellos dicen que se puede hacer nieve hasta en el desierto. Con la tecnología que nos proponen queremos convertir nuestra colina en una especie de nevera donde se podrá esquiar prácticamente todo el año”.Al escuchar las palabras de Jaroslav Krejčí queda claro que se trata de una de las pocas personas que no se dejan desanimar y logran llevar a cabo sus ideas por más alocadas que puedan parecer.
“No hay que pensarlo mucho porque cuando uno empieza reflexionar sobre un proyecto tan grande, decidirá mejor no realizarlo. Pero a mí me motiva el gran sueño que tengo desde años. La mejor recompensa es estar sentado en la terraza del restaurante y escuchar a la gente hablar por teléfono y decir ‘estamos en la montaña’. Eso para mí es lo más estupendo, que logramos transformar una colina cerca de Praga en una verdadera montaña”.Hace doce años la familia Krejčí rentó un viejo hotel y encontró un cable de teleférico de unos ochenta metros de longitud. Hoy día tienen la segunda pista con iluminación más larga en la República Checa, un nuevo hotel que abrirá en junio de 2012 y miles de visitantes contentos que regresan cada año. Pero lo más importante es que en Monínec nunca dejan de soñar.
Fotos: Archivo del centro de esquí de Monínec