“El 20 de agosto comenzó como cualquier otro día”

Foto ilustrativa: ČT24

Cuando vinieron las tropas del Pacto de Varsovia a Checoslovaquia en 1968, Johnny Krčmář trabajaba de traductor y redactor para la agencia de noticias ČTK, en Praga. En el 50 aniversario de esos acontecimientos compartió con Radio Praga sus recuerdos de aquellos momentos.

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Johnny Krčmář nació en 1933 en Colonia como hijo de un diplomático checo. Años más tarde, su padre fue trasladado a la Embajada de Checoslovaquia en Londres, donde Johnny vivió durante la Segunda Guerra Mundial. En 1947 se mudó con su familia a Praga. Planeaba estudiar derecho, pero sus intenciones fueron frustradas cuando los comunistas tomaron el poder en 1948.

Krčmář fue uno de los que se negaron a someterse al nuevo régimen comunista. Fue desterrado del país por varios años antes de convertirse en traductor de la agencia de noticias ČTK. Más tarde mantuvo su espíritu democrático como redactor de la agencia Reuters en Viena, ciudad en la que vive hasta el presente.

A Radio Praga Krčmář le contó qué pasó en la noche del 20 al 21 de agosto de 1968, y cómo la invasión afectó a la agencia ČTK y a la Radiodifusión Checoslovaca.

“El 20 de agosto comenzó como cualquier otro día. En ese tiempo trabajaba en la agencia de noticias ČTK. Ese día salí del trabajo como a las cuatro de la tarde. Me fui a casa y me senté a la máquina de escribir porque estaba trabajando también como traductor para la redacción inglesa del periódico Lidové noviny. Alrededor de la medianoche me fui a la cama, satisfecho con mi trabajo. De repente, alrededor de las dos, mi vecina me despertó y me dijo: llegaron los rusos”.

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Pronto empezaron a sobrevolar aviones sobre los techos de Praga. Eran aviones de cuatro motores que se dirigían hacia el aeropuerto militar en Kbely. En ese momento, Johnny se dio cuenta de que la situación era grave.

“Fui a poner la radio, y en la primera estación que sintonicé había una voz con un acento alemán muy fuerte. Esta voz anunciaba que las tropas del Pacto de Varsovia vinieron a ayudar a los patriotas checoslovacos. Así que comencé a buscar otras estaciones. En la Radiodifusión de Praga alguien leía la declaración de la Oficina del Partido. El documento decía que Checoslovaquia fue invadida sin justificación. Le pedían a la gente que no se resistiera a los rusos, y aseguraban que estaban tratando de resolver la situación”.

Hasta la madrugada Johnny seguía desde la ventana del edificio donde vivía, en la calle Italská, cerca de la Radiodifusión Checoslovaca, lo que estaba pasando afuera. Luego se vistió y se fue a trabajar. Ya había mucho caos por las calles y nadie sabía qué estaba pasando. La agencia ČTK seguía en marcha, pero en cuanto a la Radio, era cuestión de tiempo antes de que los rusos trataran de interrumpir las transmisiones.

“Miraba por la ventana de mi casa en el segundo piso y, de repente, alrededor de las tres vi que por la calle Italská venía una larga cola de camiones, con soldados armados. Los vehículos venían en dirección hacia la Radiodifusión Checoslovaca. En ese momento por la calle venía del otro lado un autobús público. Cuando el conductor vio los camiones, giró el coche hacia un lado y lo volteó para bloquear la entrada a la calle Vinohradská. Luego llegó un tranvía y la gente también lo volcó. Así bloquearon el acceso de los rusos a la radio”.

Alrededor de las ocho, la Radiodifusión Checoslovaca anunció que los rusos habían entrado al edificio y que no se podían emitir más noticias. Dentro de media hora se empezó a transmitir por secreto, supuestamente por las líneas de tranvía.

Enfrente del edificio de la Radio se disparaba, alguien incendió un tanque, y hubo al menos un muerto. Los rusos llegaron con tanques por otras partes de Praga y eliminaron todos los obstáculos que estaban en su camino.

Foto ilustrativa: ČT24
A su vez, la agencia ČTK continuó trabajando. El piquete que iba a ocupar el edificio se perdió por el camino. Los ciudadanos checos ya habían cambiado los letreros en las calles para confundir a los rusos, enviándolos a otro lugar.

“Nosotros sabíamos que los rusos al final iban a llegar a ČTK. Nos pusimos de acuerdo con nuestro jefe en que íbamos a escribir una noticia en inglés diciendo que ČTK iba a ser ocupada, y una segunda noticia, de que esto era nuestra última información y que las que le seguirían no serían hechas por los redactores de la agencia ČTK”.

Cuando los rusos invadieron el edificio, confundieron el primer piso con la planta baja, lo que les dio a los redactores checos unos minutos extra para emitir por teletipo la primera noticia. Justo cuando estaban enviando el segundo mensaje, los rusos entraron a la sala y trataron de impedir su emisión, rompiendo la cinta del teletipo. Pero por suerte, la mitad de la información ya había sido emitida.

Después de la ocupación, ČTK transmitía las noticias desde lugares acomodados de forma provisional. La agencia regresó a su devastado edificio después de unas semanas.

En los años 70 y 80, la agencia ČTK y la Radiodifusión Checoslovaca fueron sometidas a un rígido régimen de normalización. Muchos de sus trabajadores tuvieron que renunciar o fueron trasladados a puestos insignificantes. Durante las inspecciones del Partido, el régimen ajustó las cuentas con muchos seguidores de la Primavera de Praga. Las personas que pudieron, emigraron al extranjero.