“Durante ocho horas tuvimos los ojos vendados y la manos atadas”
Los ojos vendados, las manos atadas y vigilancia permanente. Así transcurrieron las primeras horas de la detención en Ucrania de los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), según narró el checo Josef Přerovský. Después de una semana de inseguridad los observadores internacionales fueron puestos en libertad por los separatistas prorrusos.
“Nuestras vidas corrieron peligro en tres oportunidades. Primero durante la detención por parte de los insurgentes. Después nos ubicaron en diferentes partes del edificio como escudos humanos y en tercer lugar durante los enfrentamientos armados entre los separatistas prorrusos y unidades del Ejército de Ucrania”.
Las condiciones de la retención no fueron nada fáciles, tanto por la incertidumbre como por la presión psicológica, agregó Přerovský.
“Nos llevaron a un sótano, nos vendaron los ojos, nos ataron las manos y durante ocho horas lo único que escuchamos fue cómo los guardias jugaban con sus armas, no podíamos hacer nada”.
Gracias a la presión ejercida por los Gobiernos de los países de origen de los observadores los insurgentes dejaron en libertad a los rehenes el sábado, fueron entregados en un puesto de control cerca de la ciudad de Slaviansk al secretario general del Consejo de Europa, Thorbjorn Jagland.
La misión, que viajaba en autobús, fue interceptada junto a los accesos de Slaviansk el pasado 25 de abril, Moscú había criticado el proceder de los inspectores, al no coordinar su llegada a la región con los insurgentes prorrusos.La OSCE tiene en Ucrania otra misión especial de observación civil, con unos 140 expertos repartidos por todo el territorio, y cuya presencia está respaldada por los 57 Estados que forman la organización, entre ellos Rusia.
El ministro de Defensa checo, Martin Stropnický, quien viajó a Berlín para acompañar a Chequia al observador Přerovský expresó que le alegraba el hecho de que los miembros de la misión se encuentren en libertad y destacó la valentía de todos y cada uno de los observadores.