Ďáblice, una urbanización inconfundible

Un edificio de Ďáblice, foto: Dominika Bernáthová

Ďáblice es una de las urbanizaciones capitalinas más bellas y originales de su género, que se sale de la uniformidad de muchas zonas suburbanas. Dominika Bernáthová los invita a conocer este lugar en nuestra miniserie dedicada a los barrios periféricos de Praga.

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Un concepto urbanístico único con soluciones atípicas y una excepcional infraestructura social convirtieron Ďáblice en una urbanización ejemplar, que pone en duda la negativa percepción de los barrios de bloques de pisos prefabricados, que se construyeron masivamente en Checoslovaquia durante el comunismo.

Centro comercial en la plaza principal,  foto: Dominika Bernáthová

La urbanización formó parte del extenso proyecto de la Ciudad del Norte que comprendía también las localidades de Prosek, Kobylisy y Bohnice. El propósito fue edificar viviendas para más de 120 000 habitantes. La construcción se llevó a cabo entre los años 1968 y 1975, conforme al proyecto dirigido por el arquitecto checo Viktor Tuček. Radio Praga Internacional tuvo la oportunidad de hablar con su nieto Ondřej Tuček, también arquitecto, que revela la singularidad de este concepto urbanístico.

Los edificios típicos de Ďáblice,  foto: Dominika Bernáthová

“La exitosa construcción se debió parcialmente a una constelación positiva en los años sesenta, marcados por una liberación cultural y una reflexión sobre las necesidades de la sociedad. Las urbanizaciones de este tipo construidas anteriormente se orientaron a la cantidad. Se mostró que no era una buena estrategia y que había que enfocarse más en la calidad del entorno, de los edificios y del espacio público. Ďáblice nació como un producto real de estas teorías. Fue una de las pocas urbanizaciones de buena calidad, porque las demás no continuaron con esta tendencia”.

Una época favorable

Ďáblice,  foto: Dominika Bernáthová

Ondřej Tuček es uno de los autores de la publicación 'Ďáblice - la arquitectura para la gente ('Ďáblice – architektura pro lidi') que revela los valores arquitectónicos y urbanísticos de la localidad y ofrece testimonios de sus habitantes. Durante la recolección de materiales para el libro, los autores consultaron un estudio demográfico con una encuesta sobre lo más apreciado por los vecinos, prosigue Tuček.

“La mayoría aprecia la calidad espacial como un parque, áreas verdes, descampados y una baja densidad de edificios. Estiman también la accesibilidad a servicios, escuelas, guarderías, tiendas y residencias de ancianos. Valoran la atemporalidad y la calidad de las viviendas. No hay mucha variabilidad, pero un departamento básico de dos o tres dormitorios cumple con las necesidades actuales, las viviendas sirven bien y se destacan por buena calidad, a diferencia de muchas otras en Chequia”.

Gimnasio al aire libre,  foto: Dominika Bernáthová

La parcial liberación del régimen totalitario facilitó a los arquitectos mayor conocimiento de tendencias extranjeras. Para completar su libro, Ondřej Tuček y sus compañeros investigaron sobre las posibles fuentes de inspiración, pero por la falta de testigos y documentación escrita no tuvieron éxito. No obstante, las deducen del contexto de la época, explica el arquitecto.

“Sabemos que en Checoslovaquia eran conocidos varios experimentos urbanísticos de posguerra, realizados especialmente en Europa Occidental. Entre ellas figura la ciudad portera El Havre, en Francia, proyectada por Auguste Perret, que se destaca por cierta uniformidad de sus edificios y su solución urbanística. También la ciudad sueca de Tapiola, construida en un prado verde como producto de una teoría arquitectónica. Por otro lado, sabemos que los arquitectos checos apenas tuvieron oportunidad de visitar a esos lugares, así que fue una inspiración facilitada indirectamente gracias a revistas y libros”.

Reloj de sol de Ďáblice,  foto: Dominika Bernáthová

Por su parte, los arquitectos de todo el mundo viajaron a Checoslovaquia para ver con sus propios ojos la urbanización moderna que despertó la atención internacional, indica Ondřej Tuček.

“Creo que cautivó especialmente por su extensión -fue construida para 25 000 personas-, y además se realizó en un tiempo corto. Destacó también por una infraestructura social perfecta, servicios, escuelas, centros médicos y tiendas, que se proyectaron conjuntamente con las viviendas. Entonces en el mundo no era habitual construir en un periodo tan corto urbanizaciones tan extensas del tamaño de una ciudad”.

Decoración artística obligatoria

El campo de tiro de Kobylisy,  foto: Dominika Bernáthová

Los arquitectos elevaron el aspecto visual de Ďáblice con una serie de elementos artísticos que contribuyeron a un mayor individualismo de los edificios. El régimen otorgaba a la expresión artística gran importancia, señala Ondřej Tuček.

“En aquella época existía una ley que establecía un porcentaje de inversión obligatoria en la decoración artística. En el espacio público había esculturas, las fachadas de las escuelas o las guarderías estaban decoradas con signos, las tiendas con obras de artes plásticas y en los vestíbulos de los edificios se encontraban mosaicos, esculturas hechas de madera, de bronce, de metal y relieves-. Fue un mosaico artístico diverso”.

El monumento a las víctimas en el campo de tiro de Kobylisy,  foto: Dominika Bernáthová

La urbanización de Ďáblice absorbió un lugar de importancia histórica – el campo de tiro de Kobylisy donde los nazis ejecutaron en 1942 a más de 500 personas durante las represalias tras al atentado al Protector de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich. En la actualidad, en el lugar se encuentra un monumento a las víctimas. Los restos de algunos miembros de la resistencia se encuentran en el cercano cementerio de Ďáblice junto con las víctimas del comunismo. La necrópolis de estilo cubista fue declarada en 2017 Monumento Nacional.

El triste destino del cine más moderno de su época

La Casa Cultural Ládví,  foto: Dominika Bernáthová

El lugar más frecuentado de la zona es la plaza central situada al lado de la estación de metro Ládví, construida en 2004, donde se encuentra asimismo la Casa Cultural y un centro comercial. El edificio más emblemático era el Cine Ládví, conocido anteriormente como Cine Moskva - el más moderno de la capital checa de su época. La obra, que destacó por una arquitectura inconfundible y moderna, fue demolida en 2020.

El lugar del antiguo Cine Ládví,  foto: Dominika Bernáthová

“El edificio se diferenciaba de los demás por su construcción atípica con materiales de buena calidad, revestimiento de piedra, ventanas de aluminio y un vestíbulo extraordinario. Después de la Revolución de Terciopelo fue privatizada y se convirtió en un multicine. Con la llegada de internet no pudo ofrecer un programa atractivo y al final fue vendido y derribado”.

Cambios más y menos buenos

La estación de metro Ládví,  foto: Dominika Bernáthová

Mientras que durante la infancia de Ondřej Tuček se encontraban en el barrio solamente plantones de árboles, hoy el lugar presume de una abundante vegetación. En las zonas verdes se encuentran parques infantiles, campos de baloncesto, gimnasios al aire libre y campos caninos. Un lago con una estatua de pelícanos contribuye a un ambiente idílico.

El arte en un paso subterráneo,  foto: Dominika Bernáthová

Los edificios también cambiaron de aspecto; son modernizados, térmicamente aislados y cuentan con nuevas puertas y ventanas. Ondřej Tuček apreciaría que la modernización estuviera mejor coordinada.

“En cada edificio resuelven la modernización a su manera, así que hay unas soluciones múltiples que crean una mezcla de colores y detalles, lo que es natural y difícil de prevenir. No obstante, el barrio fue construido con cierta calidad. Los habitantes no se dan cuenta de ello a la hora de modernizar y no invitan, por ejemplo, a un arquitecto que proponga un concepto cromático, y esto es visible”.

Entrada en la estación del metro de Ládví,  foto: Dominika Bernáthová

Protección monumental y más oportunidades laborales

Los descampados en el barrio atrajeron a varios proyectos de construcción que indignaron a muchos vecinos que no desean que el barrio pierda su espíritu. Por este motivo, surgieron peticiones para que Ďáblice sea declarado zona protegida.

“Se causó resentimiento cuando el propietario de cuatro edificios de infraestructura social, la compañía CPI, publicó su intención de derribarlos y construir unas residencias de gran altura. Como producto secundario nació la idea de aprovechar la protección monumental como una herramienta para impedir estas tendencias. Nunca se ha conseguido. Ninguna urbanización de bloques de pisos prefabricados está protegida. Se puede asumir que un día la sociedad madurará y apreciará la calidad y el valor del lugar y aprenderá a respetar y proteger”, indicó Tuček.

A pesar de una buena calidad de vida, siempre queda algo por mejorar. Tras su participación en varias reuniones y debates laborales sobre el desarrollo de la zona, Ondřej Tuček sostiene que el barrio requiere una mayor variedad funcional, incluidas más oportunidades laborales.

“En el caso de una edificación nueva se debería tomar en cuenta que más que otras viviendas, convienen oficinas y otros espacios laborales. Asimismo, faltan más escuelas secundarias. Tenemos suficientes colegios, pero en cuanto los alumnos cumplen quince años, se van, lo que no apoya la presencia de la juventud. Asimismo, sería bueno cuidar y mantener más el parque, los árboles y zonas verdes y de acuerdo con las nuevas necesidades construir nuevos parques infantiles, restaurantes con terrazas, y otros elementos nuevos y contribuir a que el barrio sea aprovechado por sus propios habitantes”.

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