Crean una iniciativa en Chequia de ayuda a mujeres ucranianas con hijos
Un grupo de mujeres ucranianas radicadas en la República Checa, ha creado una iniciativa para ayudar a las madres con hijos que huyeron ante la guerra en Ucrania.
La iniciativa Mriya UA se ha trazado la tarea de ayudar a las madres ucranianas con hijos que buscan amparo en Chequia, tras haber huido ante la agresión rusa en su país. La iniciativa fue fundada hace poco por un grupo de mujeres ucranianas, que con sus familias viven y trabajan en la República Checa.
Viktoria Maturina, una de las fundadoras de Mriya UA, llegó a Chequia hace diez años. Al seguir las informaciones sobre la guerra en Ucrania y sobre los miles de personas que abandonan el país y buscan refugio en otros sitios, se acordó de lo difícil que fue para ella comenzar hace unos años una nueva vida en otro país, y eso que no tuvo que huir ante la guerra, como contó a la Radio Checa.
”Me puse a pensar, por Dios, con qué podría ayudar a las mujeres ucranianas con hijos si yo misma tengo dos hijos a mi cargo, y no vivo en ningún lujo. No pude dormir varias noches y seguía las noticias sobre la situación en Ucrania. Entonces me dije que así no podía seguir”.
Viktoria y sus amigas acordaron crear una iniciativa de ayuda a las madres ucranianas que llegan a Chequia con sus hijos, pero sin pareja, ya que los hombres se quedan en Ucrania para combatir al enemigo.
”Comenzamos a contactar a nuestros amigos y conocidos y les preguntábamos si podían atender a las personas que nuestra iniciativa había acogido, y si podían alimentarlas y alojarlas por un tiempo en su casa. Pensábamos que sería fácil, que simplemente repartiríamos a las mujeres con hijos en nuestras casas y en las de nuestros amigos. No nos imaginábamos que la afluencia de personas sería tan enorme”.
Unas 700 personas recurren a diario a la sede de la iniciativa. En vista de esa gran afluencia de refugiadas ucranianas, el equipo de voluntarios de Mriya UA ha tenido que crecer. Cada día acuden a la sede de la iniciativa unos 60 voluntarios que aconsejan a las mujeres dónde pedir el visado, les brindan ayuda humanitaria y les buscan alojamiento. Según sostiene Viktoria Maturina, entre los voluntarios hay tanto ciudadanos ucranianos como checos.
“La mayoría de los voluntarios son ucranianos que viven en Chequia, pero nos ayudan también checos, así como muchos de los propios refugiados. Cuando logramos conseguirles alojamiento en algún lugar de Praga, muchos regresan acá y nos dicen que no pueden quedarse con los brazos cruzados cuando ven cuánto trabajamos nosotros. Y nos piden que también les demos algunas tareas”.
La sede de la iniciativa Mriya UA cuenta con un almacén para la ayuda humanitaria que traen al lugar muchos ciudadanos. Igual así, muchos productos se agotan pronto, debido a la continua afluencia de refugiados, dice Viktoria Maturina.
“El mayor problema son los alimentos y los artículos higiénicos. Siempre tenemos algo, pero todo desaparece enseguida. Ahora por ejemplo, no tenemos champú, jabón y cepillos de dientes. Y esto son cosas que los refugiados necesitan. Muchos llegan sin nada, sin dinero”.
En el almacén de la iniciativa ayuda entre otros Tatiana Bondarenko, oriunda de la ciudad ucraniana de Luhansk. Cuando comenzó la invasión rusa de Ucrania, se encontraba de visita en Chequia. Su hijo le llamó de inmediato y le dijo que no regresara mejor a casa. Allá quedaron su madre, esposo, hijo y su nieta, que se enfrentan a muchos problemas, además de la guerra, como dijo a la Radio Checa.
“La comunicación con ellos es muy mala. Me dijeron que no tienen luz ni gas, la calefacción no funciona. No hay nada. Tampoco tienen agua, y se alegraron cuando empezó a nevar, porque pueden tener al menos un poco de agua”.
Las paredes de la sede de Mriya UA están decoradas por dibujos hechos por los niños que llegan al lugar con sus madres. Viktoria Maturina sostuvo que al comienzo los niños hacían dibujos sólo en blanco y negro. Un día uno de ellos dibujó un tanque disparando contra un grupo de niños, señala Viktoria, con lágrimas en los ojos.
“El niño vino y me mostró su dibujo y yo tuve que alabarlo, claro. El pequeño tenía cinco años. Pero fue algo muy conmovedor, muy difícil para todos nosotros”.
En las paredes hay muchos dibujos, algunos con la bandera de Ucrania, otros con tanques o edificios destruidos. Hay también varios que transmiten el deseo de todos estos menores con las siguientes palabras: ¡Detengan la guerra!