Ciudadanos checos no deberían olvidar el legado de Jan Palach

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La República Checa conmemoró el pasado fin de semana la trágica muerte del estudiante Jan Palach, que se inmoló el 16 de enero de 1969 como protesta ante la situación en Checoslavoquia trás la invasión de las tropas del Pacto de Varsovia en agosto del 68.

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"Que cada uno de nosotros dirija sus pasos, al menos de vez en cuando, según las dimensiones del gran sacrificio de Jan Palach. Y que lo hagan a menudo los que administran los asuntos públicos en el país, por el cual Jan Palach se sacrificó".

Estas palabras se pudieron escuchar en el acto conmemorativo celebrado el pasado sábado en el Cementerio de Olsany, en Praga, junto a la tumba de Jan Palach.

"Yo creo que es importante volver todos los años y recordar aquí en el Cementerio de Olsany la memoria del estudiante Jan Palach. Siempre fue un lugar donde la gente encendía velas y ponía flores, porque su acto fue un acto por la libertad de su patria".

Así lo subrayó la organizadora del evento y presidenta de la Sociedad Janua, Jaroslava Cajová, explicando que el régimen comunista había tratado de borrar de la historia el nombre de Jan Palach.

"Jan Palach fue enterrado en este lugar, pero en el año 1973 su cuerpo fue exhumado e incinerado por las autoridades comunistas. Las cenizas fueron entregadas a la familia de Palach, que las enterró en su pueblo natal de Vsetaty, cerca de Melník, en Bohemia Central. Y fue después de noviembre del 89 cuando los estudiantes visitaron al hermano de Jan Palach, Jirí, y le pidieron poder devolver los restos mortales otra vez a Praga, a Olsany. Así sucedió el 25 de octubre de 1990".

Ivo Kravák fue uno de los ciudadanos que antes del 89 manifestaron, junto a la tumba de Jan Palach, su rechazo al poder comunista. Según indicó, Jan Palach intentó despertar al pueblo checo de la letargia.

"Creo que hoy relativamente muy poca gente sabe valorar su acto. Temo que hayamos pasado a otro nivel de valores de vida".