Cientos de personas cierran en Chrudim temporada de cultivo del cactus

Foto: Archivo de ČRo7

Los aficionados a los cactus se dieron cita el pasado sábado en Chrudim, en Bohemia Oriental, para cerrar la temporada de cultivo de esa planta. Igual que en los años anteriores, este acontecimiento social fue concurrido por centenares de personas.

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Desde hace 19 años la ciudad de Chrudim se convierte el último sábado de septiembre en un lugar de peregrinación de cultivadores y coleccionistas de cactus de todos los rincones de la República Checa, Eslovaquia, Alemania, Austria y Polonia. Vienen para festejar juntos el cierre de la temporada de cultivo, según explicó uno de los principales organizadores, Pavel Pavlíček, de la Asociación de Aficionados a Cactus de Chrudim.

“Está terminando el período vegetal de los cactus, las plantas dejan de regarse y se preparan para el sueño invernal. Entonces, los aficionados a los cactus cierran de esta manera la temporada durante la cual las plantas crecen, florecen y dan frutos”.

Durante el cierre de la temporada la ciudad se hace pequeña para los amantes de las plantas cactáceas. Unas mil personas visitaron el tradicional mercado de cactus. Por la tarde se llenó la sala del cine local donde se dio, entre otras, una conferencia sobre un nuevo cactus del género Lophophora, descubrimiento realizado en México por un grupo de aficionados checos. Por novena vez se entregó el Alberto de Oro, galardón denominado según la personalidad más destacada relacionada con el cultivo de cactus en las tierras checas, Alberto Vojtěch Frič, como agregó Pavel Pavlíček.

“Es un premio que se otorga por méritos en la promoción de nuestra afición a personas que organizan actividades y publican artículos y libros sobre el cactus. El galardón es una plaqueta que representa a Alberto Vojtěch Frič. El autor de la obra es Richard Herbst, de Chrudim, y realmente es un Alberto de Oro porque siempre el premio lleva pegado un trozo de oro fino”.

Pavel Pavlíček se dedica a los cactus desde hace casi cuarenta años. El jardín de su casa está ocupado por invernaderos que albergan cien metros de plantas de su colección privada y otros cien metros de ejemplares destinados a la venta.

“En 1971 fundamos en Chrudim un club de aficionados a los cactus, pero coleccionaba estas plantas ya antes. Mi cuñado también coleccionaba, entonces, empezamos a competir quien sería mejor y tendría más cactus. El cuñado ya cesó, yo continúo. Desde 1990, cuando visité por primera vez México, viajo cada año cruzando el océano para admirar los cactus en su tierra de origen”.

La cita de los amantes de los cactus en Chrudim culminó con una fiesta de danza. La afición, cuyas raíces se remontan en este país a mediados del siglo IX, sigue floreciendo.