Cientos de extranjeros llegan al país a estudiar checo
Estudiantes de todo el mundo acuden cada verano a los tradicionales cursos de lengua y cultura checa en universidades como la Carolina de Praga o la Palacký de Olomouc. El perfil de estos alumnos es de lo más variopinto.
Entre los 160 estudiantes inscritos en esta edición en la Universidad Carolina se pueden encontrar 35 nacionalidades que en muchos casos se enfrentan por primera vez a una gramática completamente distinta y que asusta, reconoce Marie Poláčková, directora del programa.
“Vienen estudiantes de Polonia, Alemania, Rusia… pero también de países más exóticos como Nueva Zelanda o Irán. Al principio intentamos ocultarles que el checo tiene siete casos”.En la Universidad Palacký de Olomouc curiosamente el mayor número de alumnos proviene de España, Francia y Japón, asegura el responsable de la Escuela de Verano de Estudios Eslavos, Petr Pořízka.
En muchos de los casos son estudiantes de intercambio Erasmus que se preparan para afrontar el curso siguiente en alguna de estas universidades.Pero el perfil de los alumnos es muy variopinto. Se pueden encontrar estudiantes de Filología Checa o Eslava, parejas sentimentales de alguien de la República Checa, trabajadores de instituciones europeas, nacionales o de empresas con intereses en la República Checa, y también personas mayores que lo hacen por pura diversión, entre otros.
Otra categoría numerosa son los descendientes de checos que nacieron ya en el extranjero. Un ejemplo de ello es Julia Krajčíková, llegada desde Austria.
“Hablábamos checo en casa, en Viena, aunque no hablo lo bien que quisiera. Trabajo para el Parlamento austriaco, y a menudo tenemos allí delegaciones de la República Checa”.Se calcula que en el extranjero viven unos dos millones de descendientes de checos, en su mayor parte residentes en Estados Unidos, pero solo una parte de ellos habla la lengua. Aparte de estas escuelas de verano con más historia en las principales universidades del país, en los últimos años han aparecido cursos orientados específicamente a las personas con orígenes checos más o menos remotos.
Algunos, como el que ofrece la Fundación Olivova en Říčany, cerca de Praga, para hijos de checos que trabajan en el exterior, son apoyados por el Ministerio de Relaciones Exteriores. En él mejoran su capacidad oral y de escritura desde niños pequeños a adolescentes que por el empleo de sus padres reciben su educación en una lengua distinta a la suya materna.