Chequia se libra de los certificados COVID
A partir de este jueves ya no es necesario presentar un certificado de coronavirus para entrar en restaurantes o asistir a eventos culturales o deportivos. A partir de marzo, la única medida vigente podría ser el uso obligatorio de mascarillas.
Después de casi un año, los checos se libran de la obligación de presentar certificados de vacunación o inmunización por el COVID-19. A partir de este jueves ya no tienen que presentarlo al entrar en restaurantes, aprovechar diferentes servicios o al participar en eventos masivos de diferente tipo.
La medida fue aprobada por el Gobierno la semana pasada, decisión que se vio acelerada por el fallo del Tribunal Supremo Administrativo a favor de la eliminación de los certificados.
Al parecer, se trata de un primer paso hacia un relajamiento casi total de las de las restricciones. El primer ministro, Petr Fiala, afirmó este miércoles que a partir del mes de marzo, la única medida en vigor podría ser el uso obligatorio de las mascarillas. Al mismo tiempo, atribuyó la mejora de la situación epidémica en el país a una buena gestión por parte del Gobierno.
“El desarrollo del número de contagiados y hospitalizados corresponde a la información y a las predicciones que nos proporcionaron los expertos en cuyas recomendaciones nos basamos. Acertamos en las medidas que introducimos y gracias a ello ahora podemos ir aliviándolas”.
La variante ómicron del coronavirus, que disparó el número de contagios en las últimas semanas, marcando un récord de casi 67 000 positivos el 2 de febrero, parece ir perdiendo fuerza paulatinamente. Con más de 3700 pacientes, la cifra de hospitalizados es la más alta desde el inicio del año, pero sigue quedando muy por debajo de la carga que registraron los centros médicos durante las olas anteriores.
No obstante, algunos expertos advierten que el levantamiento de las medidas es demasiado apresurado. Entre ellos, el microbiólogo Václav Hořejší, del Instituto de Genética Molecular de la Academia de Ciencias.
“Creo que habría sido mejor esperar una o dos semanas más hasta que veamos que la actual ola de contagios realmente va a la baja, cuando los hospitales no se sigan llenando de pacientes y no mueran tantas personas como ahora. Actualmente se trata de unas 50 víctimas mortales diarias, eso es mucho”.
No obstante, Hořejší afirma al mismo tiempo que las medidas que se anulan a partir de este jueves no eran de las más respetadas, opinión en la que coincide uno de los diputados de oposición, el vicepresidente del Comité de Salud de la Cámara Baja, Julius Špičák.
“El error más grande fue que no se controló de manera suficiente el cumplimiento de las medidas, que han sido bastante livianas. Yo personalmente me opongo al llamamiento voluntario a la población a que se comporte de manera responsable. En mi opinión esto así no funciona en la sociedad”.
Mayor aforo en eventos a partir del 18 de febrero
El Gobierno planea seguir aliviando las restricciones la próxima semana. A partir del 18 de febrero se incrementará el número de personas que pueden asistir a eventos masivos. El nuevo aforo permitido será de 500 participantes de pie en lugar de los cien actuales y 5000 personas sentadas, cinco veces más que en la actualidad.
Según explicó el ministro de Salud, Vlastimil Válek, en espacios para más de mil personas, se podrá aprovechar hasta el 50% del aforo. Mientras que, desde el punto de vista de muchos organizadores, se trata de una mejora, no es una solución conveniente para todos, según afirmó la portavoz de la sala O2 de Praga, Eva Hromádková, para la Televisión Checa.
“Nuestro aforo máximo para un concierto es de 18 000 personas, entonces, de acuerdo con las nuevas reglas que prevé el ministro, podrían entrar 9500 personas, que para nosotros no significa nada”.
Hromádková añade que para que el evento sea rentable, haca falta que la sala se llene en, al menos, un 75%.
El ministro Válek estima que otra suavización de las restricciones podría tener lugar en el transcurso del mes de marzo, mientras la situación epidémica lo permita. No obstante, tanto él como el primer ministro Fiala se muestran optimistas y confían en que lo peor de esta ola de la pandemia ya ha pasado.