“Chequia necesita un cineasta joven de proyección internacional”
El experto en cine Roberto Cueto, miembro del comité de selección del Festival de Cine de San Sebastián, pasó por Praga para buscar entre las últimas películas checas alguna que llevarse para la edición de este año de la que es la cita más importante con el cine en España. La ocasión la aprovechó para hablar para Radio Praga del momento que atraviesa el cine checo desde su punto de vista o lo que más valora de la cinematografía del país.
Cueto pasó dos días completos visionando el último, o mejor dicho, el próximo cine que se verá en Chequia, en un viaje organizado por el Centro Checo y el Centro de Cine Checo. En todo caso, el nivel de exigencia del festival de San Sebastián es muy alto, y las decisiones son muy meditadas, explica.
“Somos un festival de categoría A, entonces necesitamos películas que sean estrenos mundiales o internacionales, es decir, son películas que no pueden haberse visto previamente en ningún otro festival, o en todo caso solo en el país de origen. Pero salvo en ese particular, han de ser inéditas. Esto nos obliga a estar compitiendo con otros festivales que estén interesados en la misma película y también a buscar lo último de lo último, para tener opciones a la hora de hacerles alguna oferta”.
En algunos casos las películas que ha visto Roberto Cueto no están terminadas, y aunque sean prometedoras, la última palabra llegará después de ver la versión final.
Los títulos de esas películas que ha venido a ver son un secreto bien guardado del que no hay manera de sacar siquiera una pista.
La cara de póker de Cueto está justificada. Por un lado es una exigencia del Centro de Cine Checo. Por otro la competencia del festival de San Sebastián es grande, para empezar, con el festival de Karlovy Vary, cuenta.“Lo que pasa que Karlovy Vary creo que ya deben de haber cerrado prácticamente su proceso de selección porque van dos meses antes que nosotros y tenemos diferentes plazos. Nosotros estamos aún en pleno proceso. Pero evidentemente hay películas a veces que nos interesan a los dos, y también a Venecia, a Cannes y a Berlín… pero es parte del juego”.
Por cierto que se trata de dos festivales muy parecidos. No solo porque ambos transcurran en un marco incomparable, reducido, perfecto para crear ese ambiente de festival de cine, que toma por completo la ciudad durante su transcurso. También comparten cierta filosofía, dice Roberto Cueto.
“Son dos festivales con el mismo espíritu con respecto a la programación. Son muy abiertos al público, que quieren que la gente participe, la gente de la ciudad, no son como esos festivales más cerrados al mundo profesional. En la programación los dos intentan mostrar diferentes tipos de cine y llegar a diferentes espectros de público. Desde el más cinéfilo y más exigente, hasta otro tipo de público que le interesa el cine, pero tiene otro tipo de gustos. Pero los dos festivales tenemos esa política de acercarnos mucho al público y conseguir películas que alcancen un gran espectro de espectadores, de diferentes registros y diferentes gustos. Pero que sean películas de calidad, esa es la condición. Una vez que decidimos que la película tiene calidad, estamos abiertos a todo tipo de público”.
“El cine checo es el gran desconocido del público español”
La película de animación checa ‘Alois Nebel’ pasó por la retrospectiva temática Animatopia del festival de San Sebastián del año pasado, mientras agotaba su vida de festivales.Sin embargo, lo normal de la última década es que no haya ningún título checo en programa. ‘Alois Nebel’, ganadora del premio a mejor filme de animación del cine europeo en 2012, dejó no obstante un gran sabor de boca.
“’Alois Nebel’ fue una gran sorpresa para nosotros. Una de las razones por las que queremos estar muy pendientes de la República Checa, es porque aquí, como en otros países de Europa Central y del Este, están surgiendo nuevas generaciones de directores muy interesantes, están sucediendo cosas nuevas y en España y otros países europeos hemos estado un poco desconectados. Creo que es muy importante explorar estos territorios. Son países que tienen muchas cosas interesantes que decir, porque han pasado por procesos sociales y políticos muy interesantes que proporcionan material de base narrativo, material dramático, para contar cosas interesantes en las películas”.
Pero a día de hoy, a gran parte del público internacional le puede parecer que se le paró el reloj al cine checo. Para muchos, es el pasado el que está presente.“Quizá nuestra imagen del cine checo siempre ha sido la Nueva Ola de los 60, los grandes directores como Jiří Menzel o Věra Chytilová, que fueron los más conocidos en España. Realmente siempre nos atraía mucho esa extraña mezcla de humor, de un humor muy diferente del español, a veces muy negro, y una manera muy extraña de contar las cosas e incluso esa vinculación que creo que tiene con cierta visión surrealista del mundo. Incluso en la Nueva Ola, cuando trataba temas incluso realistas, o reflejos de la sociedad, siempre había un punto cercano al surrealismo, un humor absurdo, y esto nos fascinaba en España. Es de los grandes atractivos que tenía para nosotros”.
Del cine checo de hoy en día destaca Cueto como está conectado con la realidad, con los cambios políticos y sociales, o el desconcierto generacional de los jóvenes. Fenómenos comunes en todo el viejo continente.
Las películas ayudan a conocer la realidad de los países, pero en las salas de cine españolas eso no ocurre casi nunca con cine checo.
“Prácticamente no se ha estrenado en España. Ha sido el gran desconocido. En España tenemos una situación muy común a la de muchos países europeos, en la que todo el mercado se lo come el cine americano y el resto es casi todo cine nacional, español, y queda muy poco espacio para el cine europeo. Pero mientras otras cinematografías se han abierto un hueco o han conseguido moverse en los circuitos de cines en versión original, de arte y ensayo, etc. Pero el cine checo de los últimos 20 años casi no ha llegado salvo por supuesto gente como Jan Švankmajer o Jiří Barta, y estas figuras de culto de la animación, que es uno de los grandes bienes culturales que la República Checa ha exportado al mundo. Pero aparte de esto, no ha habido estrenos checos, se han movido las películas solo por festivales o por circuitos alternativos”.La propia ‘Alois Nebel’ con sus premios por Europa y la gran impresión que dejó no solo en San Sebastián, sino también en los festivales de Gijón o el Animac de Lérida, no llegó a verse en las salas españolas. En el mundo actual no basta con hacer películas buenas, considera Cueto.
“Lo que sí que está claro es que hace falta una labor de promoción muy grande. Los organismos e instituciones de cada país tiene que hacer todo lo posible por promocionar su cine fuera del país a través de festivales, retrospectivas, programaciones culturales, etc. Creo que la República Checa está haciendo esta labor y que es muy positivo. Es muy interesante cuando miras la historia de la distribución, estos fenómenos que producen de vez en cuando, de repente el cine rumano se hace popular, o el chino, o el japonés o el coreano. Uno no sabe bien qué serie de acontecimientos coinciden para que esto se produzca, pero evidentemente hay una mezcla de cosas”.
Y otro ingrediente vital: un nombre conocido.
“Generalmente suele haber algún director que consigue darle una proyección internacional a una cinematografía como ahora puedan tenerlo algunos directores rumanos o Aki Kaurismäki en Finlandia. Hay autores que lo consiguen. Es un movimiento de arrastre, después la gente ya se fija en el cine de ese país. Espero que en la República Checa aparezca alguna, porque de hecho los ha habido grandísimos en la historia, Jiří Menzel, Věra Chytilová o Jan Švankmajer, que es un cineasta reconocido de gran prestigio internacional. Además es muy importante hacer un trabajo de promoción, buscando siempre mercados internacionales, circuitos, para que las películas salgan de lo local”.Esa es también una de las misiones de su festival, recuerda Cueto, dar oportunidad en el mercado español al cine que se hace en todo el mundo, para que puedan fijarse en él distribuidores, productores y, sobre todo, el público.
¿Veremos cine checo en San Sebastián este año?