Chequia declarará un día de luto nacional por la tragedia de Smolensk
Si el mundo ha quedado conmocionado, en la República Checa, por la larga tradición de proximidad cultural con Polonia, el accidente de Smolensk ha dejado una profunda huella en la opinión pública. El casi centenar de víctimas, entre las que se encuentra el presidente polaco Lech Kaczynski, será homenajeado en Chequia con un día de luto nacional.
La noticia sorprendió al país cuando se celebraba la investidura del nuevo arzobispo de Praga, Dominik Duka, y de hecho fueron él y el presidente checo, Václav Klaus, también presente en el acto, los primeros en lamentar públicamente la tragedia. La casualidad es también simbólica. Los dos mandatarios no solo formaban una firme pareja política, unida por su euroescepticismo y la lucha codo a codo contra el Tratado de Lisboa, sino que además compartían una sólida amistad, como explicó Klaus.
“Personalmente lo considero un amigo de verdad. Y no quiero jugar a eso de que los políticos y presidentes hacen como que son amigos. En esta ocasión la situación es real. Se trata de una terrible pérdida”.
Según ha anunciado el Ministerio de Relaciones Exteriores checo, el país declarará luto nacional el día en el que se celebre el entierro oficial de las víctimas de Smolensk, fecha que todavía no ha sido determinada. Ese día la bandera nacional ondeará a media asta y se guardará un minuto de silencio.
La catástrofe también ha sido valorada por otras personalidades checas, como el ex presidente de la República Checa, Václav Havel.
“El accidente se diferencia de otros que también son muy graves por la alta concentración de políticos y representantes institucionales en el avión. Es algo casi increíble, y en estos momentos no tenemos la suficiente distancia como para poder valorarlo adecuadamente”.En toda la República Checa se celebraron homenajes a las víctimas durante el fin de semana. El domingo se ofició en la iglesia de San Gil, en Praga, una misa en polaco por los fallecidos. También se les lloró en la comarca de Těšínsko, donde vive una importante minoría polaca. En Ostrava el consulado polaco recibió cientos de condolencias en forma de flores colocadas en la valla del edificio. En el Castillo de Praga ondea, además de la checa, la bandera polaca con un lazo negro en señal de luto.
La delegación polaca que falleció en el accidente tenía como objetivo participar en el homenaje a las víctimas de la masacre de Katyn. En 1940 la Unión Soviética ejecutó allí a unos 22.000 ciudadanos polacos, en su mayoría oficiales del ejército y de la policía, médicos, sacerdotes e intelectuales.