Český Těšín y el Cieszyn polaco, dos ciudades gemelas con un pasado revuelto
Český Těšín y Cieszyn están situadas juntas a los dos lados de la frontera entre Chequia y Polonia. En 2020, la parte checa cumplió cien años de su fundación, que precedió un conflicto entre ambos países.
Los carteles bilingües y las conversaciones en checo y en polaco que se escuchan en las calles, dan la impresión de que Český Těšín y Cieszyn funcionan como una sola entidad urbana.
La región de Silesia de Těšín fue durante siglos la sede de la dinastía polaca de los Piastas. Tras su extinción en el siglo XVII, el principado pasó por el derecho de reversión a los reyes checos. Después de la desintegración del Imperio austrohúngaro y el fin de la Primera Guerra Mundial, la zona se convirtió en objeto de conflicto entre Checoslovaquia y Polonia, explicó para Radio Praga Internacional David Pindur, historiador del Museo de la región de Těšín.
“El dominio de los bienes en la región dio origen a un área industrial y económica importante, cuyo auge surgió por una fuerte industrialización en el siglo XIX y la construcción del ferrocarril. En la zona había minas, plantas metalúrgicas y fábricas industriales de varios tipos. Además, las cercanas montañas Beskides representaban una rica reserva de madera y otras materias primas. Todo esto se reflejó en el conflicto, que duró dos años”.
Violencia, secuestros y despidos
De acuerdo con el censo de 1910, el 54% de la población hablaba polaco, una tercera parte checo y el resto alemán. Mientras que los polacos argumentaron con el predominio de su idioma, Checoslovaquia exigía el territorio por la pertenencia histórica a las Tierras Checas.
Pese a las negociaciones diplomáticas, el conflicto se agudizó hasta que el Gobierno checoslovaco envió a la región a 15 000 soldados. Como Polonia se enfrentaba a problemas con el establecimiento del poder en el nuevo Estado, no logró reunir más de 4000 militares y 5000 voluntarios. El 19 de enero de 1919 se inició la Guerra de los Siete Días. El cruento enfrentamiento bélico entre dos países eslavos oficialmente fraternales llamó la atención internacional. El conflicto transcurrió con ataques a diversas localidades, secuestros, expulsiones de población y despidos de trabajadores que se habían declarado ciudadanos del país enemigo.
El conflicto finalizó el 28 de julio de 1920 en la Conferencia de los Embajadores, donde se acordó la división de la ciudad entre Checoslovaquia y Polonia. La línea fronteriza copiaba la corriente del río Olše, que atraviesa la ciudad. Ambos países salieron perdiendo. Mientras que Český Těšín se quedó fuera del centro histórico, el Cieszyn polaco se quedó sin acceso a la estación de trenes. El tranvía, que conectaba ambas partes de la ciudad, tuvo que recortar su recorrido.
Ciudadanos de ambos países
Tras el Acuerdo de Múnich, que cedió en 1938 el territorio checoslovaco de los Sudetes a la Alemania nazi, ambas partes de Těšín volvieron a formar una ciudad y permanecieron unidas hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial.
El 3 de mayo de 1945 se separaron de nuevo, respetando las fronteras establecidas en 1920. Tras la entrada de la República Checa y Polonia en el espacio Schengen en 2007, se cancelaron los controles fronterizos, facilitando la circulación libre por ambas partes de la urbe.
Muchos ciudadanos de Těšín no distinguen entre la parte checa y la polaca, percibiendo la ciudad como una entidad. Los polacos trabajan y estudian en Chequia y los checos en Polonia. La oriunda de Těšín Renata Putzlacher-Buchtová confiesa sentirse ciudadana de ambos países.
“Yo atendía a un colegio polaco, así que toda la vida soy checo-polaca. Creo que una ciudad como esta es un lugar ideal para personas que se sienten ciudadanos de ambos países. Toda mi infancia, la adolescencia y la vida adulta la he pasado aquí, en Český Těšín, no obstante, para mí son una sola ciudad. Mis abuelos por parte de padre se mudaron a la parte checa en 1939, cuando Těšín era una sola ciudad, como dicen, bajo la ocupación polaca. En los años sesenta, mi padre se casó con mi mamá, que es de origen polaco. Es mi patria, no diferencio entre la parte checa y la polaca”.
Una historia triste
Por su parte, para el conocido cantautor checo Jaromír Nohavica, que vivió en Těšín durante varios años, la convivencia de ambas nacionalidades en la ciudad no es perfecta, según comenta.
“Es una historia triste con una continuación complicada. No estoy seguro de si la ciudad ha superado la separación ni la actual unión. Hay algo que no funciona. Me es difícil de explicar, ya que tengo mi relación personal con este lugar. Es como si la gente aún no cruzara el río con los pies descalzos. Todavía no es tan normal como debería ser, es como si fuera un matrimonio separado”.
En 2020, cien años después de la fundación de Český Těšín, los habitantes de Těšín volvieron a experimentar la división fronteriza. En el marco de la lucha contra la propagación de COVID-19, la frontera entre ambos países se cerró, a pesar de que muchos habitantes tienen en el otro lado del río sus empleos, familiares y amigos. Tras varias protestas, el paso fronterizo se reabrió.