Castillo neogótico de Zleby
La meta de nuestro viaje de hoy, el castillo de Zleby, se encuentra a unos 90 kilómetros al noreste de Praga. Las carreteras conducente al lugar son muy buenas, así que el viaje no demora más de una hora.
Cierto atraso podríamos tener durante los meses de verano, debido a que cerca de Zleby se encuentra la represa de Sec, un concurrido lugar veraniego de recreo. Durante el verano centenares de habitantes de Praga se dirigen a los centros turísticos junto a la represa.
Con el comienzo del año escolar, el primero de septiembre, el número de turistas va disminuyendo, por lo que tampoco nosotros hemos tenido problemas al trasladarnos al lugar.
La silueta del majestuoso castillo se divisa desde lejos. Esto se debe a que la región es mayormente llana y sólo de vez en cuando se llega a divisar alguna colina. En la pendiente de una de esas colinas se extiende el poblado de Zleby y en la cima de esa colina se levanta hacia el cielo el castillo del mismo nombre. Junto al montículo pasa un riachuelo llamado Doubravka que completa la imagen de hacer asemejar a Zleby a un castillo de cuentos de hadas.
Entrando en automóvil al poblado, hay que levantar la cabeza en alto para ver en las alturas el majestuoso castillo. Originalmente fue de estilo gótico y las primeras menciones sobre su existencia datan de 1289. Su ubicación en la cima de la colina permitía a sus dueños divisar desde lejos al enemigo y prepararse a tiempo para un eventual enfrentamiento. Tal ubicación es característica para la mayoría de los castillos medievales.
Con el paso de los años, el castillo de Zleby pasó en distintas épocas por varias readaptaciones y fue también mudo testigo de diversos acontecimientos en la historia de las Tierras Checas.
Por encargo de Vincenc Karel Auersperk el castillo de Zleby fue sometido en el siglo XIX a su último mayor retoque. Ese noble fue educado en un ambiente en el que se tenía profunda admiración de la época medieval y de las tradiciones feudales.
Inspirado en el lejano pasado, Karel Auersperk, concibió su sede en forma de un castillo medieval, pero que a la vez respondiera a las necesidades de su época. La readaptación de los castillos al estilo medieval, con torres, grandes puertas y almenas era característica para el siglo XIX y reflejaba el empeño de la nobleza de protegerse ante todo lo nuevo que iba pasando en Europa. Una considerable parte de la nobleza europea reaccionaba a los cambios socio políticos en el continente encerrándose en sus sedes ante el resto del mundo. Los castillos les hacían recordar su poder y fama de siglos anteriores.
Tal fue el caso de Vincenc Karel Auersperk. Su castillo se convirtió en una de las mejores muestras del estilo neogótico y del romanticismo, en territorio checo. Zleby es uno de los pocos castillos de estilo neogótico en la República Checa que se ha conservado intacto hasta el presente en todo su conjunto. El romanticismo es patente tanto en sus exteriores como en sus interiores.
En los sótanos del castillo de Zleby se conserva hasta la actualidad el núcleo del castillo gótico original que, además, llega a formar parte de las inmensas rocas en la cima de la colina. Del medioevo datan también algunos fragmentos de las paredes del castillo.
Los trabajos de retoque fueron conferidos a los arquitectos Frantisek Schmoranz y Benedikt Skvor. En la decoración de los interiores ayudó en gran medida la esposa de Karel Auersperk, Vilemina, que disponía de un extraordinario don artístico. Es autora de una gran parte de los manteles y cortinas ricamente bordadas y de muchos de los tapices y pinturas a la acuarela que hasta el presente decoran las paredes de los salones del castillo.
La enorme cantidad de armas y armaduras que sirven de decoración en la mayoría de los salones atrae especialmente la atención de los visitantes del castillo de Zleby. En la propia entrada es posible admirar una extensa colección de armas del siglo XVI, enriquecida por una armadura para caballo en la que va montando una armadura de un caballero. Como si el caballero estuviera saliendo precisamente hacia un torneo.
Impresionantes son también los techos de madera de varios de los salones, así como la colección de muebles y de preciosas estufas de azulejos, que datan desde el siglo XVII hasta el XIX. Cada uno de los salones tiene su propio nombre, respondiendo a las costumbres de la época. Así, en Zleby encontramos el Gabinete de los Caballeros, el Gabinete Rojo, el Salón Azul, así como el Gabinete de la Guerra de los Treinta Años, cada uno, naturalmente, con su propia destinación especial.
La biblioteca del castillo de Zleby a su vez, contiene unos 10 mil tomos de libros y seis mil estampas. Los muebles europeos de estilo barroco son acompañados por varias piezas orientales, como una mesa para ajedrez decorada con marfil y nácar, que a Zleby fue traída por uno de sus propietarios desde Turquía.
El castillo de Zleby posee también una hermosa capilla neogótica, construida entre 1853 y 1858. Sus interiores los decoran esculturas de los santos Pedro, Pablo e Isabel y de la Virgen María. Siete grandes ventanas con vitrales permiten que en la capilla pueda entrar suficiente luz. Esto ayuda a que se intensifique la impresión del altar central con una escena de la Anunciación de la Virgen María, obra realizada en la segunda mitad del siglo XIX por un maestro de Viena. Los dos altares laterales son más antiguos, uno data del siglo XV y el otro del siglo XVI.
Durante el recorrido por el castillo de Zleby se recomienda a los turistas visitar la Gran Torre, que es la dominante de toda la obra. A pesar de que da la impresión de servir exclusivamente a la protección del castillo ante los enemigos, la realidad es diferente. También la torre había sido concebida como una dependencia de vivienda y hay en ella varios salones y dormitorios.
Para llegar a su cúspide hay que subir por una escalera de caracol, por la que se llega hasta una galería situada por debajo del propio tejado de la Gran Torre. De esta galería hay una hermosa vista panorámica de la zona aledaña.
Desde la altura de la torre se puede observar el extenso parque que rodea el castillo, así como el poblado de Zleby a sus pies. Más allá se extiende un coto, al que los turistas se dirigen después de haberse deleitado con las vistas que se ofrecen desde la altura de la torre del castillo de Zleby.
El coto de Zleby fue fundado en 1972 en el área boscosa en las proximidades del castillo. Ocupa una superficie de 120 hectáreas, lo que permite la cría en él de varias especies de animales y aves.
El coto de Zleby se especializa en la cría de ciervos blancos. Estos animales fueron traídos a Europa Central desde Asia, alrededor del año 1780. En la República Checa se logró conservar y ampliar la cría de esos mamíferos, otro de los animales que en el mundo están amenazados por la extinción.
Además de los ciervos blancos, el coto de Zleby es habitado por diversas especies de aves como el cernícalo, el águila, la lechuza y otras que también, poco a poco, van desapareciendo de los bosques y montes de la República Checa.
Para los niños los trabajadores del coto tienen preparada una gran sorpresa. Pueden asistir a una muestra de adiestramiento de aves rapaces y de búhos, acompañada de informaciones sobre la cría y la protección de las aves rapaces en la República Checa.
Al final, los niños que lo deseen pueden llevarse un bonito recuerdo en forma de una fotografía con una de las aves rapaces sentada en su brazo. Bueno, debido al relativamente gran peso de esas aves, los empleados del coto suelen ayudarles a los niños a mantener el brazo en alto a la hora de sacarse la fotografía. Y después de la foto no queda más que despedirse del castillo de Zleby.