Carmen Maura: “En el cine me encanta hacer o decir cosas que te ponen al borde del ridículo”
Uno de los invitados del festival internacional de cine de Praga, el Febiofest, ha sido la actriz española Carmen Maura, a la que se ha otorgado el premio Kristián por su carrera profesional. En este programa especial escucharán la entrevista que Radio Praga ha mantenido con Maura acerca de la mitificación del trabajo de actriz, su pasión por los directores nóveles o la acogida dispensada en Francia.
Ahora en Praga el festival de cine internacional Febio Fest ha querido premiar su aporte a la cinematografía mundial con un premio Kristián y un ciclo dedicado a algunas de sus obras más representativas: ‘Ay, Carmela’, ‘La Vanidad’, ‘Tanto en el Cielo como en la Tierra’ y ‘Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios’.
Con 70 años de edad y más de 140 papeles a sus espaldas, interpretados también en teatro y televisión, Carmen Maura cree necesario no exagerar la importancia de los reconocimientos oficiales, teniendo en cuenta que el éxito viene dado por una serie de factores entre los que no se encuentra únicamente el talento. Precisamente si ha de señalar los motivos de su ascenso, estos radican sobre todo en la modestia con la que se tomó su trabajo como actriz.
“Lo más importante de mí en principio ha sido tomarme esto con tranquilidad y que desde que empecé no ambicionaba nada. O sea, yo desde que empecé lo único que quería era hacer papeles. No como ahora los actores jóvenes que muchas veces lo que quieren es ser muy famosos o llegar a tener no sé qué premio. Entonces eso ha sido lo más importante del resultado, de cómo me ha ido’.Carmen Maura asegura que a los 25 años, cuando empezó con los primeros papeles de teatro amateur o de poca repercusión, se veía con talento como actriz pero poco apta para otras actividades profesionales, o incluso personales, como madre o esposa. Después de un periodo en el que se alternaban trabajos tanto en teatro como en cine y televisión, Maura fue orientándose de forma natural hacia el séptimo arte. Un camino en el que resultó fundamental su colaboración con el entonces humilde y desconocido Pedro Almodóvar.
“Me enamoré del cine con el primer cortometraje que hice. Y seguí haciendo teatro y otras cosas, pero no era fácil que te ofrecieran películas, porque además entonces en España tampoco se hacían tantas. Y entonces mi entrada en el cine es a base de primero cortometrajes, primeras películas de gente que luego me ha llamado para trabajar en sus siguientes películas. Con Almodóvar. Cuando yo empiezo con Almodóvar y sus cortometrajes yo ya era primera actriz en el teatro nacional. Y todo el mundo me decía: te equivocas, con ese tío, estás loca, tu carrera… Y yo digo: mira, déjate de mi carrera, lo que yo quiero es pasármelo bien”.
De hecho la apuesta por el cine, entonces en España un viaje más incierto que el teatro, vino provocada por la única ambición de hacer lo que le divertía y resultaba más interesante. La magia del cine, basada muchas veces en lo inesperado, es incomparable, nos cuenta.“Es que eso de hacer todos los días lo mismo. Aunque es diferente, porque el público es diferente. Digan lo que quieran cada día a las ocho de la tarde tienes que subir por la escalera, bajar por la escalera, ponerte tal traje… Y con el cine, además, a veces te pones como al borde del precipicio. A mí me encanta cuando en las películas tienes que hacer cosas o decir cosas que estás así de hacer el ridículo. Yo me acuerdo de una película que se llamaba ‘Matador’. Antonio Banderas me acuerdo que se desmayaba. Y en el guion ponía que ella, porque era enfermera, le pone una inyección y él se recupera. Hacemos la escena y luego viene Pedro y me dice: no, ahora no le vas a poner una inyección, le vas a dar un beso como en Blancanieves. Ahí con Pedro aprendí mucho a hacer cosas que parecen absurdas”.
La primera chica Almodóvar
La fama a nivel nacional llegó con el primer largometraje de Almodóvar: ‘Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón’, rodado con grandes dificultades materiales, pero que fue bien recibido por público y crítica. A esta siguieron otras cinco películas con el realizador manchego, entre ellas la preferida de Carmen Maura, ‘La Ley del Deseo’, y la nominada a los Oscar, ‘Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios’, que fue premiada con un Goya y resultó todo un éxito en taquilla.Precisamente el rodaje de esta comedia resultó de los más duros para Maura y marcó el fin de su fructífera relación con Almodóvar. La colaboración se reanudaría sin embargo en 2006 con ‘Volver’. Aunque en su momento la obra fue tomada como una reconciliación entre la actriz y el director, Maura afirma que la relación fue más bien instrumental.
“Yo creo que me llamó porque no tenía otra. Era un personaje muy especial. Había que entenderle a Pedro para saber hacerlo. Yo, como lo conocía tan bien, lo leí y entendí y me pareció que él sabía muy bien lo que quería hacer con ese personaje, era un personaje arriesgado. Volví a rodar con él, pero probablemente sea el director con el que menos he desayunado y tomado cafés durante un rodaje”.
La película se llevó 40 premios internacionales, incluyendo cinco premios Goya y dos galardones en Cannes. De acuerdo con Maura, la conexión especial que desarrolló con Almodóvar durante los años 80 no se había deteriorado en absoluto.“Funcionó igual que nos funcionaba hace 20 años. El primer día que nos reunimos para ensayar, porque antes no, pero ahora como tiene mucho dinero ensaya meses, me dio una indicación. Se la clavé, y a los dos se nos puso la carne de gallina, porque no era normal con 20 años sin haberse visto, como director y actriz funcionáramos al mismo nivel. Lo que sé muy bien es lo que él quiere cuando lo escribe”
El encanto de los directores primerizos
Carmen Maura se define como una actriz sin veleidades, que jamás pide repetir una escena y que disfruta dejando que el director le dé instrucciones y haga con ella lo que quiera. En este sentido unos cuantos cineastas destacan entre el resto por el nivel en cuanto a dirección de actores y calidad humana, destaca.
“Me he entendido muy bien con Almodóvar todos los primeros años. Me he entendido muy bien con Álex de la Iglesia, me encanta. El último director con el que me he entendido extraordinariamente bien ha sido Lionel Baier, el suizo con el que he hecho ‘La Vanité’. Y luego con mucha gente. Me acuerdo que en Colombia me lo pasé genial haciendo una película que se llama ‘Sofía y el Terco’, que no habréis visto pero es maravillosa. Tengo momentos en primeras películas muy bonitos, y con primeros realizadores franceses también”.Y es que la actriz siente pasión por las óperas primas, en parte por solidaridad hacia los directores principiantes y en parte por la magia especial que destila este tipo de proyectos.
“Yo creo que casi la mitad de mis películas son primeras películas. Es tan difícil para un director montar una película. Tiene que aguantar que le echen su guion a la basura montones de veces, tiene que ir a los productores y que le digan: No, de este guion lo que tienes que arreglar es la tercera escena… Es tan difícil, porque he vivido muy cerca todo eso, que cuando me viene un nuevo realizador tiene ya unos puntos de más. Yo leo todo lo que me mandan, y nunca tengo a un chico esperando dos meses para decirle que no la voy a hacer o sí la voy a hacer. Yo en eso soy respetuosa porque he visto cosas terribles. Y luego hay una cosa especial con las primeras películas de entusiasmo, de que se la juegan. A veces es muy triste porque si no funciona, pues no funciona. A veces he hecho primeras películas estupendas que las ha visto muy poca gente, pero no porque sean malas, sino porque no tienen el apoyo suficiente”.
En este sentido, Carmen Maura admite ser cortejada continuamente para participar en toda clase de películas, una situación que atribuye, además de a su renombre, a su carácter polivalente, que la hace apta para los papeles más insospechados.
“Me llegan bastantes guiones, porque además una cosa que tengo, que es una ventaja, es que sirvo igual para un roto que para un descosido. Igual me dan que de rica que de pobre. Dentro de mi edad, y ahora es más restringido por la edad, pero he hecho cosas en España que fuera no saben. Hay países en los que me identifican solo con la comedia. Y he hecho cada personaje… Me acuerdo de una en la que me cargaba a ocho personas. He hecho a asesinas, he hecho cosas muy extremas”.Uno de los roles más memorables interpretados por Carmen Maura es, en su opinión, el de la protagonista de ‘La Comunidad’ (2000), de Álex de la Iglesia, un trabajo en el que se involucró de forma bastante singular, explica.
“Álex y yo queríamos hacer una película desde hacía tiempo, pero no había tenido el papel. Después de prometérmelo, unos años después, me llama y me dice: tengo un guion que se lo haces tú lo convierto en chica. Y digo: adelante, porque quiero trabajar contigo. Entonces tardaron con su guionista una semana, y me llama: lo tengo, quiero que lo leas. Y leo ese cacho personaje. Y claro, Álex muchas veces escribe para hombres, y sus héroes suelen ser hombres. Y entonces al hacer el cambio a mujer me quedó un personaje de mujer maravilloso. Una mujer fuerte, mala, buena, que tenía de todo. Leí el guion y se me puso la carne de gallina”.
Su trabajo en ‘La Comunidad’ le valió a Carmen Maura un premio Goya y una Concha de Plata a la mejor actriz. Posteriormente Álex de la Iglesia volvió a contar con ella para ‘800 Balas’ y ‘Las Brujas de Zugarramurdi’.
Desmitificando la profesión de actor
La acumulación de reconocimientos generan en Carmen Maura, según sus palabras, una especie de desasosiego, la sensación de no ser merecedora de tantas ovaciones por un trabajo, que en el fondo, ni es tan complejo como a veces se trata de presentar ni se debe únicamente al trabajo propio. Es mejor, dice, tomarse los premios con cierta distancia.
“No hay que tomárselo muy en serio porque para que te lleves un Goya, por ejemplo, tiene que ser una película en la que tengas un buen papel, que la gente la haya visto, que la película sea conocida. Un Goya no significa que tú seas la mejor de ese año. Yo he visto películas a las que no han dado ni un solo Goya que eran cojonudas. Es como los Oscar, para que te den un Oscar tienes que tener una película que llegue allí, y tienes que tener un papelón, y si es de subnormal, o coja o ciega mejor todavía”.Posiblemente la actitud despreocupada y poco respetuosa de Carmen Maura con la profesión de actor sea lo que más ha llamado la atención a los periodistas checos que han cubierto el Febiofest. Actuar, en su opinión, no es un arte tan elevado como para justificar el endiosamiento de algunos personajes, ni tampoco es la actitud más constructiva a la hora de trabajar.
“Esta profesión es un trabajo que se cobra bien, y al cobrarse bien la gente le quiere dar más importancia de la que tiene. Eso de: esperad, que voy a motivarme. Y todo el equipo esperando. El equipo es el primer público y más vale tener todo el equipo a favor, porque son las vibraciones que te envían. Yo respeto, porque he trabajado con todo tipo de gente. Pero siempre que me encuentro con un actor así intento convencerle de las ventajas de mi sistema. Y normalmente acabo convenciéndole: chico, relájate. O la gente que viene joven de las escuelas, eso es desesperante. Vienen con un pavor… como si fueran a subir una montaña sin el bocadillo. Además, que esto es el cine, se repite, si no te sale bien se hace otra”.
Un ejemplo de la llaneza que Carmen Maura ve más necesaria en la profesión es la actitud ante el llanto. Mientras que, según dice, hay actores que se pasan la noche sin dormir para interpretar adecuadamente a un personaje que ha de anunciar un suicidio, ve más adecuado descansar bien y echarse gotas especiales en los ojos.
“Un llanto controlado técnicamente funciona perfectamente. Porque si no es: vamos a hacer una escena muy difícil para la actriz, que tiene que llorar. Yo, como me digan eso, me entra una risa que no puedo. Y yo normalmente: voy a utilizar esto. Y los franceses se quedan… La primera vez que hice esto en Francia en la película de Ana de Austria, los franceses estaban… Porque de repente digo: aquí tengo que llorar, voy a utilizar esta barrita que me la pongo en los ojos, entonces espabilaros todos porque esto no se puede utilizar muchas veces. Y cuando están poniendo la claqueta me lo pongo y queda genial. Es un producto que funciona mucho mejor, porque las lágrimas salen cuando quiere el director”.A propósito de este tema, una de las escenas que recuerda con mayor cariño es la del monólogo frente al espejo de su personaje en ‘Ay, Carmela’, un ejemplo de lo divertido y maravilloso que puede ser el cine.
“Hicimos un agujero en el espejo para la cámara y otro agujero para el maquillador con una pajita. Estoy muy orgullosa de eso, porque es una mezcla de la técnica y la actuación. Entonces él soplaba a mis ojos, y yo con la cámara aquí y tal, a llorar. Esas cosas me encantan en el cine, que son mentira. ¡Pero cuelan! Si ves ese monólogo, está tan bien hecho… Y no tengo que estar preocupada con si se me caen las lágrimas o no. Me divierto cantidad con esas cosas de trampa”.
Entre París y Madrid
Aunque Carmen Maura se dio a conocer en España, es en Francia donde en los últimos años ha rodado más películas y donde reside habitualmente. Como en otros muchos éxitos vitales, la conquista del público francés comenzó de casualidad, nos cuenta.
“Es que yo he tenido golpes de suerte, es mi ángel de la guarda. Porque si no… ¡Con lo poco ambiciosa que era cuando empecé en esto! No tendría para nada que haber llegado donde he llegado. Resulta que Roger Planchon, que era un director muy conocido, iba a hacer una película histórica sobre Luis XIV, y resulta que la madre de Luis XIV era Ana de Austria era española. Entonces buscaba una actriz española que hablara francés. Y me llamaron para hacer esa película. Y una vez que la hice, como era una película con mucho presupuesto y complicada, me tuvieron allí seis meses con libros, con historia, con clases de todo, ya allí me dije que quería tener mi pied-à-terre, mi pisito allí en París, y quiero seguir aquí, porque me gusta mucho hablar francés, y quiero utilizarlo, porque ya que hablo francés, y ya a partir de entonces empecé a colaborar con ellos”.La entrada en la cinematografía francesa no fue sin embargo ningún regalo, sino el resultado de un trabajo largo y constante, subraya Carmen Maura.
“Estoy completamente reconocida allí, se me respeta, tengo la medalla de la Mérite, soy Chevalier de l’ordre national du mérite, o sea, tengo todo y se me respeta… después de 20 años. Siempre se lo digo. El día que me dieron la medalla de la Mérite dije: no, no, no, un momento porque me ha costado 20 años. Es un país en el que cuesta mucho conseguir su amor, respeto y todo eso. Pero una vez que lo consigues son completamente fieles. Vamos, de decir que es nacido en Francia hay poco. De Victoria Abril dicen actriz francesa de origen español”.
Esa reticencia a lo nuevo, que Maura identifica con la idiosincrasia francesa, se dio asimismo con la valoración de la obra de Pedro Almodóvar, continúa.“El país más duro de conquistar con las películas de Almodóvar fue Francia. Yo en ese momento iba con él. Yo me acuerdo que con ‘Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios’ fuimos recibidos fenomenal en Estados Unidos, en Alemania, en Italia, en todas partes. Y en Francia… los periodistas traídos a la fuerza. Y luego el festival de Cannes durante años ha dicho que no a Pedro Almodóvar ni para una mini sección. Cuando se lo digo no se lo creen. Dijeron que no a todas las películas hasta ‘Mujeres’, que ya cuando la reconocieron los americanos, los franceses también”.
Conocedora de ambos mundos, Carmen Maura señala como principales diferencias entre hacer cine en España y Francia el carácter más correcto, a veces en demasía, de los franceses, la consideración más alta de la que gozan los actores y detalles no poco importantes como la ausencia de pausa para el bocadillo. La mayor dificultad es no obstante el idioma, aunque lo hable a la perfección, por la falta de ligazón emocional con una lengua que no es la propia.
“Mismamente hablo francés desde los tres años pero yo no soy bilingüe. Entonces las palabras, en el cuerpo, te provocan una reacción. No es lo mismo decir mierda que decir merde, o te quiero y je t´aime. Cuando hago películas en francés le tengo que dedicar al guion como 20 veces más tiempo que en español. Y luego, muchas veces, cuando estoy haciendo una cosa más complicada, siempre se lo digo a los directores, lo suelto en español y luego lo digo en francés, para encontrar el sentimiento”.Este año se estrenarán tres películas que cuentan con Carmen Maura en su elenco, curiosamente ninguna francesa. Se trata de ‘Chasing Satellites’, del británico Jim Loach, ‘El Futuro no es lo que era’, del español Pedro Barbero, y la mexicana ‘Cuernavaca’, de Alejandro Andrade.