“Carlos IV era un museo ortopédico”
Ortopedistas checos recibieron un premio de la Compañía Alemana de Traumatología por su libro dedicado al omóplato. Uno de los autores, Jan Bartoníček, conversó con la Radio Checa sobre el galardón y sus investigaciones sobre los omóplatos de los reyes checos.
Fracturas de omóplato es un libro dedicado a un hueso muy fino. Los autores Jan Bartoníček, Michal Tuček y Ondřej Naňka dedicaron 10 años de su vida a una investigación que en 2021 desembocó en un libro de casi tres kilos de peso sobre un único hueso que no supera los 70 gramos. “No sé si no nos hemos pasado”, comentó el resultado con una sonrisa Jan Bartoníček, jefe de la Clínica de Ortopedia de la Facultad de Medicina de la Universidad Carolina de Praga y el Hospital Militar.
En 2022 el libro fue traducido al inglés y logró el premio otorgado por la Compañía Alemana de Traumatología. Así, se convirtió en el primer libro que no es ni de origen alemán ni austríaco en recibirlo. El profesor Bartoníček recordó la entrega del galardón en Berlín para la Radio Checa.
“Primero publicamos el libro en checo y varios de mis amigos alemanes decían que debíamos publicarlo también en inglés, lo cual conseguimos un año más tarde. El destino hizo que cuando la Compañía Alemana de Traumatología celebraba su centenario en Berlín, nos invitaron y recibimos el premio. ¡Los traumatólogos celebraban su centenario en Berlín y el premio lo recibieron unos ortopedistas de Praga, encima gente del este! Fueron tres minutos de gloria después de 10 años de trabajo”.
Bartoníček destaca que durante mucho tiempo, el omóplato no mereció mucha atención por parte de los expertos. Recuerda que la primera vez que se interesó por una fractura de omóplato fue cuando estuvo en el tercer curso de la carrera de medicina y uno de los futbolistas del equipo praguense del Slavia se rompió el omóplato durante el juego. Hoy en día, Bartoníček opera fracturas de omóplato de toda Chequia. Dice que no es de las operaciones más frecuentes y las efectúa más o menos una vez al mes, que es el tiempo adecuado para no perder la práctica. El omóplato está cubierto por músculos y no es fácil llegar hasta él.
No obstante, además de las operaciones ortopédicas, Bartoníček también se dedica a la investigación de los restos óseos y continúa con el trabajo del famoso antropólogo checo Emanuel Vlček. Recuerda la primera vez que, gracias a Vlček, vio los restos del emperador Carlos IV, el Padre de la Patria.
“Siendo estudiante, asistí a la conferencia del profesor Vlček en 1978 en la que habló sobre las investigaciones de los restos de Carlos IV. Al final trajeron a Carlos en una bandeja a nuestra aula del Instituto de Anatomía. Hasta el día de hoy sigo diciendo a mis estudiantes que este Instituto es la única instalación que el Padre de la Patria y fundador de la Universidad visitó personalmente. Al final de la conferencia fuimos a ver a Carlos. No me atreví a tocarlo aunque era posible”.
Cuando Bartoníček profundizó en sus estudios, consiguió establecer una colaboración más estrecha con Vlček y juntos revisaron las imágenes de las radiografía y las fotografías de las heridas de Carlos IV. Bartoníček, por supuesto, revisó también las imágenes de los omóplatos de Carlos IV y vio que uno de ellos había sufrido heridas.
“Cuando revisamos los hallazgos del esqueleto, en el omóplato derecho vimos señales de una herida. También lo prueban notas de las crónicas. Se produjo o durante la primera batalla de Carlos, la batalla de San Felice de 1332, o en la batalla de Crécy de 1346, donde falleció su padre. La flecha de los arqueros galeses penetró su pecho y era una herida mortal. Así que Carlos sufrió heridas de hombro en las dos batallas. Su juventud era salvaje ya que, a escondidas, asistió a varios torneos de caballería”.
El ortopedista destaca que investigaciones de este tipo pueden influir en el discurso histórico que llevamos en la actualidad y corregir la información que proporcionan los historiadores. De ejemplo le sirven las conclusiones del antropólogo Vlček que consiguió rehabilitar al rey Jorge de Podiebrad, acusado durante siglos de haber envenenado a Ladislao el Póstumo.
“Vlček revisó los restos de nuestras importantes figuras históricas, de los Premislitas, los Luxemburgo. Carlos es una obra maestra porque era un museo ortopédico. ¡Qué cantidad de heridas y enfermedades! Después de los Luxemburgo, Vlček investigó los Habsburgo y, prácticamente, terminó con Bedřich Smetana. Me gustaría recordar que Vlček y sus descubrimientos rehabilitaron a Jorge de Podiebrad. Durante siglos, los historiadores pensaron que había envenenado a Ladislao el Póstumo. Vlček comprobó que Ladislao murió de leucemia aguda”.
Vlček también analizó los restos de Juan Nepomuceno, el santo patrón de Bohemia. Descubrió que lo que había sido considerado el resto de su lengua fue, en realidad, parte momificada de su cerebro y que el santo no murió ahogado después de haber sido tirado al río Moldava, sino que había fallecido antes a consecuencia de las heridas causadas por tortura.
Concluye Bartoníček que la ortopedia checa sigue el ritmo del desarrollo de la ortopedia mundial, durante los 1980, incluso, superaba el nivel de EE.UU. La mejor prueba de ello es la publicación premiada Fracturas de omóplato.
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