A.V. Frič me inspiró las ganas de conocer el Paraguay

Robert Kovarik con su esposa (Foto: autora)

La jubilación no es un impedimento para empezar una vida nueva. El médico checo Robert Kovařík y su esposa decidieron pasar su retiro en el Paraguay. Hicieron las maletas, se despidieron de sus hijos adultos y se dirigieron al otro lado del mundo para buscarse un nuevo hogar. ¿Cómo les recibió el Paraguay? Se lo preguntaremos en esta edición de A toda marcha.

Asunción  (Foto: autora)
Abandonaron el estrés europeo y encontraron la tranquilidad ansiada. Robert Kovařík afirma que la vida en el Paraguay le ha aportado sólo cosas positivas. Lo único que el matrimonio añora en Asunción son sus hijos. Y quizá también un poco las temperaturas moderadas.

“Mis primeras dos noches en Asunción las pasé en vela con una toalla mojada en la cabeza. Sin embargo, aprendimos la lección y llegamos a la conclusión de que si queremos vivir en el Paraguay, necesitaremos una piscina en el jardín y aire acondicionado en la casa y en el coche. Y naturalmente también una buena nevera con cerveza dentro, eventualmente. La cerveza de aquí es tan buena como la de Bohemia”.

Robert Kovařík señala que los paraguayos son muy amables y acogen bien a los extranjeros. Agregó que ni en Alemania, a dónde emigraron de la Checoslavaquia comunista en los años 80, ni en el Paraguay su familia ha tenido problemas con comunicarse con la gente.

“Nos entendemos bien con nuestros vecinos, según lo que nuestros conocimientos lingüísticos lo permiten. Los paraguayos son gente muy agradable, siempre con una sonrisa en los labios. Son tan amables que si uno les pregunta por el camino prefieren mandarle a otro lado en vez de decirle que no saben ayudarle”.

¿Trajeron consigo al Paraguay algo especial que les recordara la Bohemia natal?

 Robert Kovarik con su esposa  (Foto: autora)
“Tenemos aquí muchas cosas porque yo personalmente creo en la magia de los objetos. Recuerdos que pertenecieron a cierta gente o a ciertos períodos de la Historia tienen para mí una importancia casi mágica. Una de las cosas que trajimos es una escultura del ayuntamiento de Polička. Mis antepasados cofundaron esta ciudad en el siglo XIII, durante el reinado de Přemysl Otakar II. Mi padre elaboró el árbol genealógico de la familia. Cuando se reconstruía el ayuntamiento de Polička recibió esta escultura de nuestros parientes. Yo me la llevé a Alemania, después al Paraguay y ahora decora mi casa en Asunción”.

¿No hubo nada que les chocara en este país latinoamericano y a lo que no pudieran acostumbrarse?

“Pensábamos que en un país que vive de la ganadería tendríamos el gusto de comer buenos bifes, pero no es así. Debo decir que jamás he comido un bife tan duro como aquí. Es por el clima local debido al cual la carne de vaca no se deja añejar y se consume enseguida. Por otro lado, nos acostumbramos rápidamente a la mandioca, que nos gusta más que las patatas. Otra cosa que nos faltaba al comienzo era el pan, antes de que lográramos encontrar a un panadero alemán”.

Uno de los motivos que despertaron el interés de Kovařík por el Paraguay fueron los libros del explorador checo Alberto Vojtěch Frič que leyó cuando era niño.

“Fue él quien me inspiró las ganas de conocer este país. Fue una lectura aventurera y muy interesante. Lo que aprecio es su postura hacia la gente común y las culturas indígenas. No puedo sino estar de acuerdo con su crítica de la cultura europea que practica la doble moral”.

Cuando Robert Kovařík llegó a saber que Alberto Vojtěch Frič tiene descendientes entre los indígenas paraguayos de la tribu Chamacoco y que en Praga existe la asociación cívica Checomacoco que presta apoyo a estos indios con sangre checa para mejorar sus condiciones de vida, no vaciló en ofrecer su ayuda. En el Rotary Club Villa Mora de Asunción organizó una conferencia sobre Alberto Vojtěch Frič y las actividades de Checomacoco. ¿Qué repercusión tuvo?

“Todos los que escucharon por primera vez de mí quién era Alberto Vojtěch Frič y que incluso tenía familia en el Paraguay estuvieron muy sorprendidos. Esa historia les fascinó y querían saber los detalles. Les mostré las fotos y los libros. No me he encontrado con reacciones negativas. Creo que la actitud de la gente de aquí hacia los indígenas es, en general, muy positiva, no se nota esa rivalidad que se podía sentir en los países norteamericanos. Creo que los paraguayos están agradecidos a los indígenas por el hecho de que puedan vivir en su tierra. Al enterarse que los familiares checos de Frič vienen al Chaco para ayudar a sus lejanos parientes lo valoran con reconocimiento y admiración”.

¿No se arrepiente de la decisión de haberse trasladado al Paraguay? ¿No piensa volver a Europa?

“De ninguna manera nos arrepentimos. Estamos contentos de haber hecho este paso y estamos decididos a quedarnos aquí”.



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