Aumentan los robos de alimentos en las tiendas checas
Los supermercados y tiendas checas registran un aumento de hurtos de productos de consumo cotidiano como mantequilla o embutidos.
Licores, vinos, café o chocolates son algunos de los artículos tradicionalmente sustraídos en las tiendas checas. Actualmente, los comerciantes denuncian cada vez más robos de productos de primera necesidad, como mantequilla, embutidos o pan.
Mientras que de enero a abril del año 2022 la Policía registró más de 3000 hurtos, en el mismo periodo de 2023 el número se incrementó en unos 1000 casos. Los datos policiales sólo registran los robos por más de 400 euros, un importe mínimo para que el hurto sea considerado un delito. Los ladrones lo saben y tratan de no superar dicha suma, apunta el director técnico de la agencia de seguridad Securitas, Jan Peroutka.
“Los que roban se adaptan muy bien al límite de 400 euros y, especialmente en el caso de grupos organizados o personas que roban con regularidad. Controlan muy bien el valor límite para que la infracción no se calificada como un delito”.
La agencia Securitas proporciona seguridad en supermercados, tiendas de electrónica y de moda. Sus trabajadores registraron en 2022 un súbito aumento en comparación con el año anterior, prosigue Jan Peroutka.
“Los robos están aumentando en todos los sectores. Utilizando el ejemplo concreto de nuestro cliente, una tienda de moda relativamente grande en Praga, podemos decir que el aumento de hurtos interanual es de un 20%, tal vez un 25%. Hoy registramos unos 60 casos por un valor de 6300 en una tienda”.
En la República Checa, los hurtos se castigan generalmente con penas de hasta dos años de cárcel. En prisión pueden acabar también las personas que roban productos de poco valor, pero repetidamente. Los tribunales primero suelen imponer penas de libertad condicional y, si se suman más delitos se convierte en una pena de prisión por varios años.
De acuerdo con la fiscal superior del Estado, Lenka Bradáčová, el sistema penal actual no es justo con los reincidentes y requiere un cambio, porque los
que roban en las tiendas finalmente acaban recibiendo condenas comparables a las de los autores de delitos económicos graves, pero el importe de los daños es muchísimo menor.