Arpád Soltész, el periodista eslovaco “exiliado” en Praga por el retorno de Fico al Gobierno
El periodista Arpád Soltész fue señalado de forma bastante directa por el viceprimer ministro eslovaco, Robert Kaliňák, tras el reciente atentado contra el jefe del Gobierno, Robert Fico. Soltész, eso sí, hacía meses que había preferido irse ya de su país y establecerse en Praga en una decisión comentada en su día por el propio Fico. El “primer exiliado” de una Eslovaquia sumida en una tensión cada vez mayor, habló de sus razones para Radio Praga Internacional y compartió su visión sobre el presente y futuro de su país.
Los acontecimientos de los últimos tiempos, especialmente el atentado contra el primer ministro eslovaco, Robert Fico, pero también la deriva del país hacia posturas más cercanas a las de la Hungría de Viktor Orbán, han hecho que el mundo entero se fije en Eslovaquia. También los checos miran, a veces estupefactos, lo que sucede en el país vecino con el que compartieron Estado hasta hace no tanto, y donde buena parte de la población tiene aún a algún primo, abuela o, directamente, a media familia.
Pero con Fico ahora recuperándose de las heridas de bala que casi le costaron la vida, el hecho más trascendental y escandaloso de las últimas décadas en Eslovaquia, y donde definitivamente tomó el país un rumbo peligroso, sigue siendo el asesinato a manos de sicarios del periodista de investigación Ján Kuciak y su novia Martina Kušnírová en 2018. Kuciak estaba investigando las relaciones entre la política eslovaca y la mafia italiana. Robert Fico, que también entonces era primer ministro, terminó dimitiendo.
El periodista Arpád Soltész escribió entonces el libro de ficción Sviňa (Cerdo) con una trama y personajes que recordaban claramente aquellos acontecimientos y a los representantes políticos de entonces. La adaptación cinematográfica homónima tuvo un éxito inusitado en los cines eslovacos.
Cuando Fico fue hace poco tiroteado por un individuo en la calle, su viceprimer ministro, Robert Kaliňák, organizó una rueda de prensa a la que incluso puso título parafraseando la Biblia: “En el principio era la palabra, y la palabra era Cerdo”.
Arpád Soltész, en entrevista con RPI, contó lo que se le pasó por la cabeza al ser aludido de esa forma en semejantes circunstancias.
“Recuerdo esa rueda de prensa. Se cuidó de no mencionar ningún nombre, pero claro que la gente empezó a llamarme a mí o a la directora y guionista de la película, Mariana Čengel Solčanská. Así que fue como ponernos a nosotros en la diana al dar a entender que somos de alguna forma corresponsables del atentado contra Fico. Lo razonable sería más bien mirar a la situación política actual y ver cómo ha afectado y cómo se ha manipulado al autor material. O ver con quién se juntaba, porque pueden ser personas notoriamente violentas. Pero a esto hay que acostumbrarse porque será el método habitual del Gobierno actual”.
A Soltész el atentado le sorprendió ya en Praga, a donde decidió mudarse tras la victoria electoral el año pasado de Robert Fico. Como es la tercera vez que este iba a ocupar la presidencia del Gobierno, sabía muy bien lo que cabía esperar del rumbo que tomaría su país.
“No me fui con la idea de ser, dicho con ironía, un 'exiliado profesional'. Fue una decisión personal que nada tuvo que ver con Robert Fico ni con mi seguridad. De eso no tengo miedo. Tuvo que ver más bien con que Robert Fico sea resultado de unas elecciones realmente libres y democráticas. A pesar de todo lo que ha pasado y todo lo que se ha sabido que ha pasado, la gente lo ha vuelto a elegir y le han dado la confianza para que gobierne de nuevo, y ya sabían cómo quiere gobernar. En Eslovaquia sólo tres personas han logrado ganar unas elecciones: Vladimír Mečiar, Igor Matovič y Robert Fico. Sinceramente, no veo ninguna diferencia fundamental entre los tres. Pero es la voluntad de los eslovacos. Por eso, considero que Eslovaquia es un entorno tóxico y no quiero que se críe mi hijo allí. Así que decidimos aprovechar la libertad de movimiento dentro de la UE y nos mudamos. Fue entonces cuando Igor Matovič, como exprimer ministro, y Robert Fico, como futuro primer ministro, sintieron la necesidad de comentar públicamente mi partida y así me convirtieron en el ‘primer exiliado’”.
“Chequia va 700 años por delante de Eslovaquia. Eslovaquia no es parte de Occidente”
Soltész cuenta que es la segunda vez que emigra. En verano de 1989 se fue a Alemania Occidental “a la primera oportunidad” que tuvo, cuenta. Como el comunismo cayó poco después, para enero de 1990 ya estaba de vuelta: “quería construir un país como el que había conocido en Alemania”, dice.
Al echar la vista atrás y recordar ahora cómo vivió aquellos cambios, seguramente sienta una gran desilusión. Además, parece que su segundo “exilio” se va a alargar durante mucho tiempo más. Barajó varios destinos posibles, pero al final, por muchas razones, Praga era la opción natural, dice.
Muchos checos miran lo que está pasando en Eslovaquia también como una advertencia de lo que podría suceder en su país, señala Soltész, pero, sin embargo, ve grandes diferencias entre los dos países que compartieron Estado solo de forma accidental, opina. Hace poco, levantó mucho revuelo diciendo que Chequia lleva 200 años de ventaja a Eslovaquia. Ahora, en cierto modo, “corrige” sus palabras.
“Son más de 200 años, eso seguro. 700 años más bien. El Estado checo existe desde hace mucho tiempo, tiene sus instituciones, una concepción, un mito fundacional, su historia, sus escritos… No es que la nación eslovaca viviera al margen de la historia, pero su historia era la del Reino de Hungría y esta la tiraron por la ventana en los años 90 argumentando que era historia húngara y no querían tener nada que ver, así que no hay ninguna. Sabemos por las fuentes de entonces que era como un 10% de la población eslovaca la que estaba interesada en tener un Estado propio, y a pesar de eso, hubo Estado propio, ¿qué podía salir mal, verdad? Era un Estado en construcción, pero sin ningún plan sólido, sin cimientos, hecho a la carrera… Las instituciones no se han terminado de construir. Por supuesto, el Estado existirá, Fico lo va a terminar de construir, pero seguro que no será un Estado democrático”.
En cuanto al nuevo presidente electo, Peter Pellegrini, será únicamente un peón más en el tablero, según Soltesz.
“Va a servir con obediencia al nuevo régimen y ayudará en la construcción de un Estado de formas autoritarias o, podemos decir, autocráticas”.
Otra de sus declaraciones recientes que levantaron ampollas en su país, fue cuando Soltész dijo que Eslovaquia no pertenecía a Occidente, algo que mantiene.
“Decididamente no forma parte de Occidente, aunque muchos de mis amigos de Bratislava se molestaron mucho cuando lo dije porque seguramente ellos piensan de sí mismos que sí que pertenecen a Occidente. Pero estos son una minoría sin peso a la hora de la toma de decisiones políticas sobre el rumbo del país. El país como tal proclama claramente su no pertenencia a Occidente. Las elecciones legislativas y las presidenciales no pueden interpretarse de otra manera”.
El doble juego de Fico con Rusia y la UE
Robert Fico es a menudo visto desde Occidente como un Viktor Orbán de un país algo más pequeño, igualmente cercano al Kremlin, como demuestra el giro radical que ha dado Eslovaquia desde su regreso al poder en cuanto a la ayuda militar y política a Ucrania, y alguien ciertamente incómodo en Bruselas. Sin embargo, dice Soltész, no es tan así. Ni tan contrario a la Unión Europea ni tan unido a Moscú.
“Él siempre ha hecho su juego típico. Claro que admira a Orbán y le envidia cómo va en contra de todos los intereses de la UE y, aun así, sigue sacando dinero de la UE. Pero Fico nunca confió en que a él le dejaran hacer lo mismo, así que siempre jugó a dos bandas para quedar bien, como un chico obediente en el Kremlin y en Bruselas”.
Pero cuando comenzó la invasión rusa de Crimea en 2014, Fico tuvo que tomar una decisión transcendental.
“Rusia cortó el suministro de gas a Ucrania y Alemania pidió a Eslovaquia que permitiera el flujo inverso de gas en sus gasoductos para abastecer a Ucrania, o sea, abastecer a Ucrania de gas ruso llegado a través de Alemania y Eslovaquia. Robert Fico tenía que decidirse y él sabe muy bien que el dinero llega de Bruselas y nunca de Moscú, que Moscú en todo caso, quizá hasta se lo lleva. Así que aceptó la petición alemana y eso en Moscú fue tomado como una traición. El Kremlin ya nunca lo considerará un socio fiable. Por supuesto, si está dispuesto a actuar como un idiota útil, como muchos otros en Europa, puede hacerlo, pero nunca más volverá a ser un socio fiable para el Kremlin, que no olvida. Para los rusos, Robert Fico es útil sin ser fiable ni digno de confianza, y si tienen la oportunidad de cambiarlo por alguien más fiable, lo harán encantados”.
La mordaza de los medios (de propiedad checa) en Eslovaquia
Como periodista que decidió abandonar un país marcado por el asesinato a un compañero de profesión, también comentó el momento que se vive en Eslovaquia en su ámbito.
“No es física cuántica, sino el abecé de una dictadura amordazar a los medios de comunicación, liquidar a la sociedad civil y a las ONG y controlar el sistema judicial. Todo esto es algo que Robert Fico ya estaba haciendo de forma consistente antes del atentado. Amordazar los medios de comunicación es lo primero, pero no a todos los medios les afecta por igual: se da prioridad a aquellos que pueden influir en el resultado de las elecciones, es decir, la prensa sensacionalista y la televisión comercial, que afectan a un sector muy numeroso de personas relativamente sin interés por la política de forma regular”.
De los estrechos lazos entre la política y los medios comunicación eslovacos, muchos de ellos en manos de empresas checas, por cierto, comenta Soltész un momento que le pareció sintomático.
“Puede que solo fuera una coincidencia, pero me pareció muy simbólico que el grupo financiero checo Penta anunciase la compra del medio Nový čas el mismo día que Fico anunció que iría en coalición con las formaciones Voz y el Partido Nacional Eslovaco. Penta, que ya había comprado y destruido Trend, buque insignia en su día del periodismo en Eslovaquia, al que convirtió en una publicación sin ninguna relevancia ni sentido”.
“Algunos medios podrán seguir escribiendo lo que quieran, porque Fico siempre necesita enemigos”, dice Soltész, aunque la actualidad viene marcada por el despido fulminante del famoso moderador político de la televisión privada Markíza, Michal Kovačič, tras denunciar en directo las intromisiones del propietario del canal en el contenido. Un propietario que es otro grupo financiero checo, el PPF, de Renáta Kellnerová. ¿Qué opinión le merece a Arpád Soltész la postura del grupo checo?
“PPF podría contrarrestar la presión del gobierno eslovaco sobre Markíza, pero ¿por qué iba a hacerlo? Para empezar, es difícil saber por qué PPF invirtió en medios eslovacos. Desde el punto de vista de los beneficios, lo que le aportan son sólo migajas para un grupo así. Pero PPF tiene enormes intereses comerciales en Eslovaquia que dependen directamente del poder político y no va a ponerlos en peligro. Y desde el punto de vista de un multimillonario checo que invirtió en una televisión eslovaca a la que dejó hacer libremente lo que quisiera hasta que los ciudadanos eslovacos decidieron libremente en elecciones democráticas ser gobernados cómo lo están siendo: ¿para qué va a arriesgar sus finanzas, sus intereses, si los eslovacos toman estas decisiones? Está claro que el propietario está ejerciendo una presión inaceptable y violando las reglas básicas éticas de la propiedad de los medios. El propietario no tiene derecho a intervenir en la línea editorial. Pero esto son cuestiones de una cultura más elevada que tampoco yo esperaría de los multimillonarios checos”.
Arpád Soltész es uno de los fundadores del Centro de Investigación Ján Kuciak, dedicado al periodismo de investigación, cuya labor considera muy importante para su país, y que colabora con una institución checa homóloga, Investigace.cz. Dada la deriva de Eslovaquia, no descarta Soltész que, como él, en algún momento el centro también tenga que trasladarse a Praga para seguir haciendo su trabajo.