Angelo Preciado: “En la liga checa hay cosas buenas que podrían adoptarse en el fútbol sudamericano”
El talentoso lateral de la selección ecuatoriana defiende, desde hace varios meses, los colores del Sparta y, en esta entrevista exclusiva, nos cuenta cómo transcurre su vida en Praga, qué sueños cumplió y aún le quedan por cumplir con el fútbol, por qué la relación con su padre fue siempre tan decisiva en su carrera y hasta qué siente cada vez que se enfrenta a Lionel Messi.
No son muchos los latinoamericanos que han jugado en el fútbol checo y, por lo tanto, no deja de llamar la atención ver a un ecuatoriano con la camiseta del Sparta. No obstante, antes de desembarcar en Letná, el lateral Angelo Preciado ya sabía lo que significaba jugar en Europa porque estuvo tres años en Bélgica, aunque hacía tiempo que venía necesitando un cambio de aire. Él mismo dice que, como no conocía nada de Chequia, fue crucial todo lo que empezó a contarle su representante. No solo sobre el club que lo terminó contratando, sino también sobre la belleza de Praga.
“No estaba muy convencido, en realidad, porque no conocía la liga pero mi representante, el director deportivo del Sparta, Tomás Rosický, y su hermano me hablaron muy bien, me dijeron que era muy linda la ciudad, que el equipo siempre pelea todos los campeonatos que juega. Lo único malo era que no había playa y hacía un poco más de frío, pero me dijeron que yo podía ser una pieza fundamental para poder ayudar al equipo y lo vi de esa forma: como un proyecto atractivo en el que podía ayudar mucho”.
Preciado llegó a Chequia con todas sus ilusiones renovadas en septiembre y hoy que lleva varios meses viviendo en el país asegura que la checa es una liga muy competitiva, como demuestra el hecho de que tres de sus equipos lograron competir este año en las copas europeas. En lo personal, lo que más lo sorprendió es que, incluso los equipos que están muy debajo en la tabla de posiciones, pueden volverse muy fuertes. En cuanto a la capital checa, asegura que, hasta el momento, todas las sensaciones son muy positivas, aunque reconoce que tardó bastante en entender que se trata de una ciudad mucho más apta para caminar que para recorrerla en auto porque, en muchos sitios, resulta casi imposible estacionar. Fascinado desde el primer día con el centro y sus callejones, reconoce Preciado que, más de una vez, se perdió intentando llegar de un punto a otro del centro sin usar el GPS de su auto con el objetivo de aprender a orientarse.
“Cuando llegué aquí a República Checa me llamó mucho la atención la infraestructura, que es una mezcla de lo antiguo con lo moderno y también las partes verdes, porque la ciudad tiene muchos parques, tanto en el centro como fuera, y eso es algo bonito, y aparte le gustó también mucho a mi familia porque tiene muchos lugares donde visitar. Está muy bien, me gusta”.
Como lo aprendió a hablar durante su estadía en Bélgica, asegura Preciado que, en ese sentido, todo el esfuerzo lo está destinando a mejorar su inglés y, por el momento, no tiene intenciones de incursionar en el checo porque considera que hablarlo no es tan importante en su proyecto, aunque sí le interesa descubrir el significado de algunas palabras que escucha repetir con frecuencia a sus compañeros. Por otro lado, quizás para sorpresa de muchas personas, afirma que uno de los puntos más altos de la vida en Praga es la oferta gastronómica.
“Creo que ese fue uno de los aspectos más importantes al llegar acá porque me gusta comer bien y me sorprendió mucho la comida: he probado comida checa pero también argentina y venezolana, me ha sorprendido la ciudad porque tiene muchos restaurantes centroamericanos y sudamericanos, pero además la comida checa es muy buena y fue una de las primeras cosas que pensé cuando me vine de Bélgica porque para mí allá la comida no era muy buena”.
Insiste en que, hasta ahora, casi todo lo que ha probado de la comida local le ha gustado mucho, tanto en las instalaciones del club que, en su opinión, cuenta con un chef excelente, como en los típicos restaurantes checos, además de tentarse cada tanto con las típicas salchichas y el viejo jamón de Praga que, con su incesante rotación, contribuye con el diseño del tan particular aroma de la Plaza de la Ciudad Vieja.
Locos por el fútbol
“El sentimiento con que se vive el fútbol en Sudamérica puede ser un arma de doble filo”.
A pesar de que suele decirse que, en ningún lado, el fútbol se vive con tanta intensidad como en Latinoamérica, Preciado asegura que el Genk, el club belga donde jugó antes de pasar al Sparta, despierta mucha pasión en las tribunas. Y aunque tiene la sensación de que en República Checa el deporte más popular es el hockey, no deja de llamarle la atención la forma en que se vive el clásico con el Slavia, el hecho de que el estadio de Letná siempre esté lleno y la fuerza con que los hinchas del Sparta se hacen escuchar durante todo el partido. Por otro lado, algo que no deja de sorprenderlo es el extenso saludo que los propios jugadores de los clubes checos ofrecen a la hinchada cada vez que termina un partido, algo que no había visto en Latinoamérica.
“Es como que hay más conexión entre la hinchada y el club en ese sentido porque, al fin y al cabo, en Latinoamérica se vive quizás con más sentimiento, pero también es verdad que, cuando no te va bien, enseguida llegan los insultos o los gritos con la misma intensidad. Entonces, creería yo que eso es un arma de doble filo en Sudamérica porque aquí, aunque pierdas o ganes y ellos apoyen o no, siempre uno va y los saluda y creo que son cosas buenas que se podrían adoptar en el fútbol sudamericano”.
Afirma Preciado que su gran objetivo es salir campeón con Sparta, dejar una marca en este club al que considera el más importante de la ciudad y luego intentar dar el salto a otra liga europea. Cuenta al respecto que un sueño que le queda en el fútbol es jugar en el Barcelona, equipo que empezó a seguir con frecuencia desde que vio jugar a un tal Ronaldinho. Y aunque en el último tiempo su buen desempeño se nubló quizás un poco con algunos errores que derivaron en una seguidilla de expulsiones, siente que ya le demostró a su público que, en los partidos más importantes, él siempre aparece. De todos modos, dice estar muy enfocado en seguir creciendo para intentar ser mejor cada día.
La magia del mundial
Preciado no tiene dudas de que lo más importante para todo deportista es poder competir con la selección nacional. Aunque él empezó jugando como extremo, su versatilidad lo fue llevando más a la defensa, y su gran desempeño como lateral derecho le permitió acceder, justamente, a la selección de Ecuador y disputar nada menos que el mundial de fútbol de Catar, una experiencia inolvidable porque, tal como él mismo dice, no todos tienen la suerte de jugarlo. En su opinión, se trata de una competencia tan mágica que, a veces, lo disfrutan más los espectadores que los propios protagonistas. Y si bien Ecuador no logró pasar la primera ronda, las sensaciones fueron muy positivas por el juego desplegado. Sobre todo en el partido inaugural frente a la selección local, a la que terminaron venciendo 2:0, y también en el empate frente a Países Bajos.
“Es como que estás cumpliendo tu sueño y es algo que nunca sabes si lo vas a volver a hacer una vez más y hay emociones encontradas: hay nerviosismo, hay ansiedad, desesperación, ganas de jugar al fútbol, entonces… Fue muy bonito y me quedo con una sensación inolvidable de que, si algún día me vuelve a pasar, creo que va a ser de la misma forma porque un mundial es un mundial”.
Agrega Preciado que, por más experiencia que se tenga, los nervios no se dejan de sentir nunca en una instancia así y, por lo tanto, hay que aprender a convivir con esas emociones y apoyarse en el trabajo de los psicólogos deportivos. En el caso puntual del mundial de Catar cuenta que su mayor motivación era esperar los comentarios de su familia y sus amigos al final de cada partido y, por supuesto, el privilegio de mostrar en todo el mundo las virtudes del fútbol latinoamericano.
Súper Campeones
Hoy, el objetivo de la selección de su país pasa por canalizar esa experiencia del último mundial para poder competir del mejor modo en la inminente Copa América que se jugará entre el 21 de junio y el 15 de julio próximos en Estados Unidos. Poco antes del inicio de ese certamen, a manera de preparación, su selección se medirá con Argentina, actual campeón del mundo, en un amistoso en el que Preciado tendrá la posibilidad de reencontrarse, nada menos, que con Lionel Messi, a quien se ha enfrentado varias veces en las eliminatorias sudamericanas. Además de su impresionante habilidad, cuenta Preciado que lo que más le llama la atención de Messi es el contraste entre el gran liderazgo que tiene en su equipo y el hecho de ser una persona muy simple que, a diferencia de muchos otros capitanes, casi nunca levanta la voz.
“Normalmente uno mira fútbol por la televisión y ve a Messi, a Cristiano y a todos esos jugadores de otro nivel y cuando ya estás ahí, en el campo de juego, lo miras al lado y dices no puede ser que alguien de este tamaño y de este porte o, al menos, una persona común y corriente que podría jugar al fútbol a un nivel normal, sea tan determinante y tan talentoso para jugar al fútbol; o, de repente, también te olvidas y por ahí le pegas una patada sin querer, pero así es el fútbol y puede pasar todo eso”.
“De más chico no me gustaba ver fútbol, me interesaba mucho más el anime, Dragon Ball, Naruto…”
A los once años, Preciado entró a una escuela de fútbol y no tardó en darse cuenta de su talento, entre otras cosas, porque todos le pedían siempre que jugara en su equipo. Sin embargo, cuenta que al llegar a los quince años a Independiente del Valle, uno de los clubes de fútbol más importantes de Ecuador, había tantos jugadores excelentes que sintió que tal vez él no era lo suficientemente bueno. No obstante, esa fue la gran motivación que tuvo para trabajar sin descanso en lo físico y futbolístico. De todos modos, incluso cuando ya era consciente de su calidad como futbolista, reconoce que no siempre pensó en dedicarle su vida a la pelota.
“Fue algo extraño, lo digo de esa forma, porque a mí me gustaba mucho jugar al fútbol pero, de más chico, no me gustaba verlo, me interesaba mucho más el anime, Dragon Ball, Naruto… yo siempre viví con mi papá desde los siete años y él siempre fue mi mejor amigo”.
Tan aferrado estaba a su padre, con quien vivía en un pueblito al norte de la ciudad de Esmeraldas, que varias veces intentaron llevarlo a probar a varios puntos del país, pero siempre se terminaba volviendo porque no soportaba estar lejos de él. Todo cambió a los quince años: su padre cayó en prisión y, poco después, Angelo conoció a su actual esposa. Mientras tanto, su entrenador le insistió en ir a probarse a la capital y ahí terminó quedando en Independiente del Valle. Gracias a su buen desempeño en el fútbol profesional consiguió ayudar a su padre a salir de la cárcel y hasta le pudo regalar un coche. Y aunque aclara que a su padre no le gusta mostrar mucho los sentimientos, él se daba cuenta de la alegría que iba sintiendo a medida que comenzaba a dar sus primeros pasos en el fútbol. De hecho, cuenta que, muchas veces, le daba consejos para mejorar su juego y aprovechar su potencia y velocidad, dos de las grandes virtudes que ya ha empezado a desplegar con la camiseta del Sparta de Praga.