Adiós a Henry Kissinger, el artífice del pragmatismo estadounidense
Políticos checos recuerdan el antiguo jefe de la diplomacia estadounidense Henry Kissinger, fallecido este miércoles a la edad de 100 años, como un político pragmático que se resignaba a visiones idealistas.
“Hace unos meses, Henry Kissinger me escribió que seguía con atención el esfuerzo de Chequia en la historia europea. Su aporte a la diplomacia formó, sin duda, el panorama mundial y se seguirá hablando de su legado durante muchos años”, escribió Jan Lipavský, ministro de RR.EE. checo, en su cuenta de X, lamentando el deceso del antiguo jefe de la diplomacia estadounidense entre los años 1973 y 1977 y asesor de dos presidentes de EE.UU., Richard Nixon y Gerald Ford.
Con el legado de Kissinger, Lipavský, según sus palabras para la Radio Checa, se refirió a una política real y pragmática a la hora de entablar relaciones internacionales. Sobre todo en los años 70 y 80, Kissinger desempeñó un papel muy importante en el carácter de la política exterior estadounidense.
“Ahí, de verdad, dejó su huella propia. Me refiero, sobre todo, al frecuentemente mencionado acercamiento de las relaciones entre EE.UU. y China cuando al final de la guerra de Vietnam”, añadió el ministro checo, agregando que el mencionado principio de pragmatismo era algo que cada diplomático aprendía de Kissinger.
No obstante, según sostuvo el historiador checo Igor Lukeš con motivo del 100 cumpleaños de Kissinger en mayo, el político se había ganado con sus actuaciones, que le trajeron el Premio Nobel de la Paz en 1973, tanto muchos simpatizantes como adversarios.
“Desde el comienzo de la Guerra Fría, en los años 60, decía que el mapa lo decidía todo. Es decir que Europa Central y Oriental simplemente pertenecían a Rusia. (…) A varias delegaciones de Europa Oriental les indicaba con cinismo que había que acostumbrarse a la ocupación soviética. Incluso insinuaba que la presencia militar soviética en Europa Oriental era buena para estabilizar la situación internacional. Quizás eso era cierto desde su punto de vista en Washington pero, desde luego, no valía para Bucarest, Varsovia, Praga o Berlín Oriental”.
El fallecimiento de Henry Kissinger también fue comentado por el antiguo embajador checo en Washington y asesor del presidente Václav Havel, Michael Žantovský. “Lo conocí personalmente poco después de la Revolución de Terciopelo en 1989 cuando visitó a Václav Havel en el Castillo de Praga. Nos impresionó y entonces lo tratábamos con mucho respeto, siendo él un estadista de renombre mundial, mientras que nosotros éramos principiantes”, dijo Žantovský para la Radio Checa.
También recordó que posteriormente, ya como embajador checo en la capital estadounidense, tuvo la posibilidad de conocer mejor a Kissinger gracias al cineasta checo Miloš Forman. “Era una persona muy divertida, pero tengo que admitir que, a veces, no hablábamos en su casa de Connecticut sobre la política mundial, sino sobre la Bundesliga alemana porque él era muy fan del fútbol”.