A los checos les gusta el café “justo”
Un café con un sabor de compromiso social servirán esta semana en decenas de cafeterías de Praga, Brno y otras ciudades checas. Por quinta vez la República Checa se ha sumado a las celebraciones del comercio justo. Este año la atención se centra en el café, el segundo producto más negociado en el mundo tras el petróleo.
“Es un precio mínimo de garantía por tu producto. Suba o baje la bolsa, nosotros tenemos un precio mínimo y los diferenciales que son 20 dólares por producir de forma orgánica, diez dólares por producir bajo el sistema de comercio justo y otros diez que algunas organizaciones como la austríaca EZA nos garantizan por entregar un café de calidad”.
La cooperativa ISMAM ha posibilitado a sus socios evitar los intermediarios, llamados “coyotes”, que además de comprar el café por un precio desventajoso, suelen practicar la usura sacando de los cultivadores una gran parte de los beneficios de la cosecha. Y espera superar con éxito las estrategias agresivas de las multinacionales que, por el contrario, han estipulado este año en Chiapas precios de acopio muy altos para desviar a los productores del café organizados en cooperativas.Eimar Velázquez destacó en Praga que el objetivo del comercio justo es también conservar la cultura maya donde el café siempre ha tenido un importante lugar.
“Nosotros no vamos y les decimos qué tienen que hacer en su medio cultural sino que respetamos todas la ideologías y creencias que ellos tienen, su medio ambiente. Ellos se han garantizado siempre por ser artistas en el café y saber trabajarlo también de una forma orgánica, ecológica, porque se dice que los mayas tenían mucho amor a la tierra y a la naturaleza”.
El café, junto con el té y el chocolate, lidera la lista de los productos del comercio justo que más compran los checos. El año pasado el consumo de las mercancías del comercio justo creció en la República Checa en un 22 por ciento, alcanzando una cifra de negocios de casi 2 millones de euros. El concepto económico que apoya a los productores de los países en vías de desarrollo se impone en cada vez más empresas, cadenas de supermercados y cafeterías del país.