60 aniversario del arrasamiento de Lídice

Reinhard Heydrich, foto: Bundesarchiv, Bild 146-1969-054-16 / Hoffmann, Heinrich / CC-BY-SA / Wikimedia Commons 3.0

En esta edición recordaremos la tragedia de la aldea checa de Lídice, arrasada por los nazis en junio de 1942.

Reinhard Heydrich,  foto: Bundesarchiv,  Bild 146-1969-054-16 / Hoffmann,  Heinrich / CC-BY-SA / Wikimedia Commons 3.0
Desde 1939 las tierras checas estaban ocupadas por la Alemania nazi. Con el fin de aplastar definitivamente la resistencia del pueblo checo y preparar las condiciones para la germanización final del espacio geográfico checo llegó a Praga en otoño de 1941 el Protector del Reich, Reinhard Heydrich.

Heydrich desató en el Protectorado de Boemia y Moravia un sangriento terror. Como respuesta, el 27 de mayo de 1942 dos combatientes de la resistencia antifascista checa perpetraron un atentado al Protector del Reich. Heydrich fallecería el 4 de junio en consecuencia de las heridas sufridas en el atentado.

La saña de los nazis no conocía límites. Las ejecuciones sumarias se sucedían una tras otra. El 9 de junio de 1942, día de los funerales de Reinhard Heydrich, Adolfo Hitler decidió que los checos serían castigados y escarmentados por la muerte del personero nazi de una manera bárbara y terrífica:

La aldea checa de Lídice, en la comarca de Kladno, a dónde conducían las supuestas pistas del atentado, sería borrada del mapa y sus habitantes serían fusilados o deportados a los campos de exterminio.

Las pistas eran falsas y jamás se comprobó la conexión de los vecinos de Lídice con los autores del atentado a Heydrich.

Cuando la Gestapo buscaba a los hombres que habían perpetrado el atentado a Heydrich, el fabricante Pála de la ciudad checa de Slaný, seducido por la multimillonaria recompensa ofrecida por los nazis, interceptó una carta dirigida a una de sus obreras. La misiva parecía sospechosa al delator ya que el autor de la carta comunicaba a la destinataria que había transmitido un saludo del teniente Horák a su familia en Lídice.

En realidad era un invento del autor de la misiva, amante de la destinataria, que quería hacerse interesante a los ojos de su amiga.El teniente Horák a quien aludía estaba en Inglaterra. Otras alusiones aparentemente enigmáticas en la carta se explicaban por el hecho de que el amante de la muchacha era un hombre casado.

El delator entregó la carta a las autoridades de ocupación y la Gestapo se lanzó ávidamente sobre la pista. Realizó registros en las casas de las familias Horák y Stríbrný en Lídice cuyos hijos habían emigrado del país en 1939 para combatir contra Hitler en las filas del Ejército Checoslovaco en el exterior. Sin embargo, los investigadores nazis no encontraron el mínimo indicio de la conexión con los autores del atentado.

Tampoco los interrogatorios de 16 personas detenidas en Lídice revelaron conexión alguna con el atentado a Heydrich. Ello no impidió a los investigadores nazis enviar un informe tergiversado a la central de la Gestapo en Praga sobre la supuesta colaboración de los habitantes de Lídice con los autores del atentado a Heydrich.

El más alto representante del Reich, Karl Hermann Frank, recibió de Berlín la orden de aniquilar Lídice el día de los funerales de Reinhard Heydrich, el 9 de junio de 1942. El mismo día, hacia las 10 de la noche, la aldea fue acordonada. En la operación tomaron parte unidades de la Gestapo, de Sicherheitsdienst y de la Wehrmacht.

A las 2 de la madrugada del 10 de junio los habitantes de Lídice son despertados y obligados a salir de sus domicilios. Los hombres son separados de las mujeres y niños y concentrados en la granja de los Horák. Las mujeres y los niños fueron transportados hacia las 5 de la mañana a la cercana ciudad de Kladno para ser recluidos en un gimnasio.

Los miembros de la Gestapo arrojan a la calle muebles,ropa, cochecitos de bebé, juguetes y alimentos.Se reparten el botín y lo que resta lo rocian con gasolina e incendian.

Después de las 7 de la mañana del 10 de junio empieza en el huerto de la granja de los Horák la ejecución de los hombres de Lídice. Los nazis fusilan a 173 varones mayores de 14 años, entre ellos el anciano sacerdote de la aldea y un muchacho de 15 años.

Posteriormente fueron fusilados nueve obreros de Lídice que tenían turno de noche en Kladno.Fueron ejecutados también el vecino que se había escondido en el bosque y otro que estaba internado en el hospital de Kladno con una pierna escayolada.

Los nazis ejecutaron asimismo a 8 hombres y a 7 mujeres de las familias Horák y Stríbrný, detenidos durante las investigaciones de las pistas del atentado a Heydrich.

A las 11 horas de la mañana del 10 de junio de 1942 Lídice estaba en llamas...

Al día siguiente el alto representante del poder nazi en el Protectorado de Bohemia y Moravia, Karl Hermann Frank, declaraba: "El arrasamiento total de la aldea debe llevarse a cabo en el plazo de seis meses de manera que el arado pueda surcar la planicie de Lídice."

El 1 de julio de 1942, el jefe de la Gestapo de Kladno informa al jefe de Sicherheitsdienst en Praga: "A las 4 de la tarde los restos de la aldea de Lídice fueron volados."

En la demencial orgía de venganza los nazis no vacilaron en profanar el cementerio de Lídice y exhumar los ataúdes.Para que no quedase ningún vestigio de la aldea desviaron incluso el curso del riachuelo local.

Para cubrir los gastos originados por la operación de aniquilamiento de Lídice la Gestapo utilizó los ahorros confiscados a los habitantes de la aldea borrada del mapa. ¡Antes de ser fusilados en la granja de los Horák los hombres de Lídice tuvieron que entregar sus libretas de ahorro y objetos de valor!

Todas las mujeres de Lídice fueron deportadas al campo de concentración de Ravensbrück, en Alemania. 52 mujeres de la aldea mártir perecieron en los campos de exterminio nazis.

Los 104 niños de Lídice fueron deportados al campo de concentración de Lodz donde fueron seleccionados los menores aptos desde el punto de vista racial para ser reeducados y adoptados por familias alemanas.

82 niños considerados incapaces de ser germanizados por sus características raciales fueron trasladados al campo de exterminio en Chelmno. Allí los guardianes nazis los hicieron subir a unos furgones, cerraron las puertas y pusieron en marcha los motores. Los tubos de escape conducían al interior de los furgones y los niños de Lídice perecieron intoxicados.

Al término de la Segunda Guerra Mundial fueron repatriados a Checoslovaquia tan sólo 17 niños de Lídice.

Hoy en día recuerda en Lídice el trágico destino de sus niños el grupo escultórico, en que las figuras en bronce de 82 niños de la aldea mártir que perecieron en el campo de exterminio de Chelmno, simbolizan a todas las víctimas infantiles de la Segunda Guerra Mundial.

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