Zdeněk Andršt: “En Praga, lo que más se tira a la basura son los trdelník”
Trabaja hace siete años como barrendero en pleno centro de la capital checa y conoce mejor que nadie los hábitos y conductas de turistas y locales. En esta entrevista, Zdeněk Andršt nos cuenta las principales dificultades de su trabajo y algunos secretos de las calles de Praga que muy poca gente sabe.
En Amor y basura, una de sus mejores novelas, el autor checo Ivan Klíma cuenta la historia de un escritor que al trabajar un tiempo como barrendero de Praga descubre un montón de códigos y verdades que, en general, nadie se detiene a ver. Zdeněk Andršt no solo conoce el libro sino que además agrega que Ivan Klíma trabajó realmente como barrendero durante la época del socialismo. Pero a diferencia de aquel personaje literario, Andršt realiza este trabajo desde el 14 de diciembre de 2014, hace ya siete años y, tras pensarlo un instante, intenta definir cuáles son exactamente las tareas que lleva a cabo un barrendero en una ciudad como Praga.
“Me dedico a limpiar las calles públicas, o sea, la suciedad, el desorden, los vasos de plástico de vino caliente de navidad, los vasos de cerveza, las bandejitas de cartón y los papelitos”.
Cada barrendero de la ciudad tiene a cargo una zona fija y la de Andršt es nada menos que el Camino Real, un circuito extremadamente turístico que recorrían los reyes el día de su coronación y pasa por la Plaza de la Ciudad Vieja, la Plaza pequeña, la calle Karlova, el Puente de Carlos y la calle Mostecká. Andršt cuenta que cada zona tiene sus ventajas y sus contras: en su caso, la ventaja es que, como en el centro hay pocos árboles, evita lo que es, en su opinión, uno de los aspectos más tediosos de su trabajo: levantar constantemente una gran cantidad de hojas. Pero, por otro lado, en el centro hay muchos más turistas y asegura que la época más ardua es durante los mercados navideños.
Además, le da mucha bronca que la gente tire tanta comida y bebida teniendo en cuenta los problemas que existen en varias partes del mundo. Y entre toda esa comida, Andršt afirma que lo que más levanta de la basura son los famosos trdelník, un dulce que se consume mucho en Praga aunque no es de origen checo y suele acumular tantos fanáticos como detractores.
“Es que es tan empalagoso que alguna gente se da cuenta de que no le gusta y entonces lo tira al cesto de la basura, pero lo peor es en verano cuando se le suman los enjambres enteros de avispas. Esa es toda una experiencia de verano”.
Otra experiencia inédita que, en este caso, trajo la pandemia fue la de ver vacías las calles principales de una ciudad tan turística como Praga. Y así como el coronavirus generó tantos cambios en casi todos los rubros, el trabajo de Andršt no fue la excepción, teniendo en cuenta que, según él mismo explica, el caos que tiene que limpiar a diario proviene, sobre todo, del turismo extranjero.
“Así que tan pronto como comenzó el coronavirus, aparecieron las primeras medidas restrictivas alrededor de marzo de 2020, por lo que el área estaba prácticamente limpia, solo algo de papel en algunos pocos lugares”.
Por supuesto, él mismo aclara rápidamente que muchos de los extranjeros que vienen de visita a Praga no tiran basura al piso y se comportan con absoluto respeto y ubicación, pero sí tiene en claro que, desde hace algún tiempo, Praga parece alimentarse también de un tipo de turismo concreto de personas muy jóvenes que vienen por pocos días básicamente para emborracharse y hacer todo lo que no suelen hacer en sus respectivas ciudades.
“Me da la sensación de que algunos extranjeros vienen a Praga especialmente para hacer desastres. Se conoce el caso de los llamados aficionados daneses, o también pueden venir de Alemania. Les gusta esta ciudad donde además pueden permitirse lo que no pueden pagar en su país. Así que vienen a Praga a hacer lío”.
Durante los siete años que lleva trabajando como barrendero, dice Andršt que no puede quejarse de haber tenido malas experiencias, aunque sí recuerda a la perfección el caso de una persona que lo atacó físicamente sin ningún tipo de motivo. Luego se enteró de que se trataba de un neonazi. En su opinión, si bien calcula que el 90 por ciento de la gente con la que se cruza es muy educada, nadie le puede garantizar que no tenga que vivir malos momentos. Y lo mismo sucede con algunas inclemencias del clima.
“A mí no me molesta el invierno pero, por supuesto, cuando cae la nieve el trabajo se vuelve exigente, así que debemos conseguir rastrillos y raspadores. También es difícil en otoño cuando caen las hojas, pero durante las heladas de invierno tenemos que retirar la nieve y cortar el hielo con una cuchilla. Así que lo más duro es el otoño y el invierno”.
A Andršt le encanta escuchar música y en sus tiempos libres lleva un canal de YouTube que utiliza, sobre todo, para subir videos de conciertos a los que él mismo asiste de sus géneros favoritos.
“Lo creé para mi padre, que se dedicó a la música como guitarrista. Nadie me enseñó a hacerlo, así que comencé a filmar videos de conciertos en vivo desde hace unos 10 años. En el 2011 hice mis primeros videos y al año siguiente abrí el canal. Me ocupo de géneros como blues, blues rock, jazz y jazz rock, que tienen muchos seguidores en el exterior”.
Al mismo tiempo que ofrece un excelente material para sus seguidores de YouTube, para Andršt no hay nada más gratificante que escuchar esas canciones en las que siempre encuentra algo nuevo, como si, en algún punto, le estuvieran hablando directamente a él.