Vuelven las crónicas locales manuscritas
La capital de Bohemia del Sur, Ceské Budejovice, vuelve a tener una crónica escrita a mano. Ha sido tradicional en la República Checa que los pueblos registren su historia de forma manuscrita. Pero en la época de los medios electrónicos, muchas ciudades han renunciado a las crónicas en general, mientras que otras las guardan en sus computadoras.
Antes las crónicas se habían escrito siempre a mano, pero últimamente muchas ciudades y pueblos checos han pasado a las crónicas electrónicas. Se lo permite la ley que entró 2006. También la ciudad de Ceské Budejovice conserva desde hace mucho tiempo sólo la versión electrónica de su historia.
Sin embargo, el archivista y cronista de dicha ciudad, Pavel Koblasa, empezó a copiar a mano en un libro encuadernado en cuero el texto de la crónica local que previamente escribía en forma electrónica. Él mismo nos explica qué sentido tiene hoy para una ciudad el contar con una crónica manuscrita.
"Creo que una ciudad tan antigua como Ceské Budejovice merece una crónica más representativa. Hoy casi todo se escribe en forma electrónica y, según mi opinión, resulta poco personal. En los pueblos pequeños suelen escribirse las crónicas a mano, yo lo recomiendo también a las ciudades más grandes".
Según los historiadores, las crónicas escritas a mano representan un documento insustituible. "Además de tener un encanto especial, son auténticas y tienen una clara pertinencia jurídica", sostiene Jirina Psíková, empleada del Archivo de Jindrichuv Hradec.
No obstante llevar una crónica manuscrita resulta bastante laborioso y lento. Además, en estos tiempos, poca gente sabe escribir bien a mano. La habilidad que se adquiere en la escuela primaria se va perdiendo con el uso de la computadora. Koblasa dice que escribir a mano no le cuesta y que no requiere una especial práctica.
"No tengo ningún problema con escribir a mano. Creo que escribo bastante bien, si no cuento las notas personales tomadas deprisa, las cuales no entendería nadie. Espero que mi escritura se lea bien y tenga cierto nivel caligráfico".
El cronista siempre ha sido una persona importante en el pueblo. Muchos de ellos no eran sólo registradores de acontecimientos, sino también sus organizadores. Hoy es distinto. El cronista no suele participar en las actividades, sino que se ocupa sólo de su anotación. Pavel Koblasa cuenta en qué consiste hoy el trabajo de un cronista y de dónde saca la información.
"Me ayuda mucho Internet, aunque por supuesto no es mi única fuente de información. Estoy colaborando mucho con la redacción local de la Agencia de Prensa Checa, utilizo el periódico depositado en la biblioteca o en el archivo, y muchas veces me dirijo a personas que puedan comunicarme algo interesante".
Aunque la ley impone la obligación de apuntar la crónica local, muchos pueblos no la cumplen. Ceské Budejovice no es la excepción. Su primer cronista fue elegido recién en el año 1967.
Otro problema supone el proceso de archivar las crónicas. Aunque los pueblos deberían entregar su crónica cada diez años al Archivo regional, muchos no lo hacen. Incluso algunas familias de cronistas se niegan a entregar el manuscrito de su pariente, porque lo consideran como recuerdo familiar. "Los archivos tienen además unas condiciones mejores para la conservación de los libros", añade Jirina Psíková.
Según opina Pavel Koblasa, la desaparición de las crónicas de las ciudades y pueblos checos se debe, sobre todo, a la falta de personas interesadas en escribirlas, y a la poca motivación de los ayuntamientos.
"Hablando de pueblos pequeños, creo que el gran problema es encontrar a una persona responsable y fidedigna que tenga conocimientos generales y pueda desempeñar la función de cronista. También es cuestión de dinero, ya que los ayuntamientos muchas veces se niegan a pagar a los cronistas, aunque sea una suma más bien simbólica".
Pavel Koblasa estudió archivística en la Universidad Carolina de Praga. Trabaja media jornada para el Ayuntamiento de Ceské Budejovice y se dedica al estudio de la historia regional.
Ha escrito varios libros. En ellos trata, sobre todo, de la historia del Sur de Bohemia. También se dedica a la historia de la nobleza checa y extranjera. Como su mejor obra, considera el libro Por las calles de la ciudad de Ceské Budejovice, escrito en cooperación con un conocido historiador checo, Daniel Kovár.