Un libro recoge la edad de oro de los carteles de películas en Checoslovaquia y Polonia

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El cartel de película era hace décadas un trabajo artesanal y artístico, al que se dedicaban excelentes pintores que gozaban de gran libertad creativa. Una editorial checa ha recogido en un libro 150 obras de las escuelas de dos países que marcaron esa tradición, Checoslovaquia y Polonia.

'Una Mujer Dulce'  (1969) de Robert Bresson
El particular trazo y color de los afiches de películas de las décadas de los 60 y 70, especialmente, eran una seña de identidad de los cines y las calles de la época. Antes de que los carteles fueran hechos desde el ordenador de una empresa de publicidad o diseño, y mandados a imprimir casi idénticos en todas las lenguas que se quisiera, hubo una época en la que en cada sitio se encargaba esa tarea a un pintor. Así se creó un género en sí mismo.

Pavel Rajčan,  foto: Terryho ponožky
La nueva editorial Terry Posters, dedicada exclusivamente al séptimo arte, ha publicado su primer libro dedicado precisamente a comparar las tendencias de los pósteres de películas en Polonia y en Checoslovaquia, como cuenta uno de sus autores Pavel Rajčan.

“El libro hace un recorrido por las dos opciones que representaron la manera de hacer carteles de películas en Checoslovaquia y Polonia, que son de los países en los que más y mejores se hicieron. A ello se dedicaron importantes artistas en los dos Estados. De Polonia podemos decir que es una potencia en esto, es conocida por sus carteles artísticos para películas en todo el mundo. Es una de sus especialidades nacionales, digamos. Pero en Checoslovaquia también se hicieron carteles muy notables”.

'Paisaje Después de la Batalla',  de Andrzej Wajda,  en sus versiones polaca y checa
El libro de Rajčan y de Michal Poniž, llamado ‘Contraposición: Los Carteles de Películas Checoslovacos y Polacos’, cuenta siempre con dos afiches por película, esto es, la visión que dio un artista de cada país a una misma cinta. En total 150 carteles para 75 películas checas, polacas o de cualquier otro país, y un texto explicativo en esos dos idiomas además de en inglés.

Pavel Rajčan explica que la tradición comenzó en Polonia, que siempre fue un poco por delante del resto en lo de hacer carteles para películas.

'¡Al Fuego,  Bomberos!'  (1967) de Miloš Forman,  en su afiche polaco a la izquierda,  y el checo,  a la derecha
“El cartel polaco siempre fue muy admirado. Ellos empezaron algo antes que en Checoslovaquia a hacerlos. Mientras que aquí los primeros afiches de películas creativos, artísticos, son de principios de los 60, en Polonia ya en el año 56 se hizo la primera gran exposición de carteles polacos. Y ese fue un momento importante para que comenzara esa tradición también en Checoslovaquia, ya que sirvió de inspiración para la escena cinematográfica de aquí”.

'Tristana'  (1970) de Luis Buñuel
La influencia polaca siguió siempre vigente a lo largo de los años, a pesar del desarrollo que también alcanzo en Checoslovaquia, continúa contando Pavel Rajčan.

“A principios de los años 70 se hicieron exposiciones conjuntas de pósteres de películas checoslovacas, polacas y de la República Democrática de Alemania en ciudades como Brno y Varsovia. Los artistas acudían invitados a ellas y participaban como jurado y cosas así. O sea que sí se conocían y tenían contacto entre ellos. Además en Checoslovaquia se publicaba la revista polaca ‘Projekt’ en la que salían estos carteles”.

'Papillon',  de Franklin J. Schaffner
‘Contraposición: Los Carteles de Películas Checoslovacos y Polacos’ es un libro para nostálgicos, cinéfilos y estudiosos del séptimo arte y del diseño gráfico y la publicidad. Una recopilación que queda para la historia y que, como dice Pavel Rajčan, no se podía esperar más para hacerlo, si se quería contar con el testimonio de sus mejores artistas.

'El Silencio'  (1963) de Ingmar Bergman
“Los artistas claves de este género ahora tienen más de 80 años. Hace dos años murió Franciszek Starowieyski, a los 85 años, uno de los más importantes cartelistas polacos. De los gigantes de ese país solo queda vivo Waldemar Swierzy, igual que de los checoslovacos solo quedan dos vivos, Milan Grygar y Zdeněk Ziegler. Así que si queríamos dejar constancia de la extraordinaria labor de esta generación, teníamos que darnos prisa, porque toda esta gente está desapareciendo. Al menos para nuestro archivo pudimos entrevistarlos y preguntarles por todo lo relacionado con su trabajo”.

Póster de la exposición de carteles de películas checoslovacos en Santiago de Compostela en 2008
Los afiches recopilados por primera vez en este libro llevan en realidad varios años siendo expuestos en muchos países, desde Japón a Estados Unidos, como por ejemplo ya lo fueron en las ciudades españolas de Santiago de Compostela, Segovia y Burgos.

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