Tribunal Constitucional anula dos disposiciones de la ley sobre los partidos políticos
El Tribunal Constitucional checo anuló, a propuesta del presidente de la República, Václav Havel, dos disposiciones de la ley sobre los partidos políticos referentes a su financiación. El veredicto se interpreta en el escenario político checo como una gran victoria de Havel sobre las dos formaciones políticas mayoritarias.
La ley sobre los partidos políticos, aprobada por el Parlamento checo el año pasado, aumentó la contribución financiera estatal por cada mandato de diputado y senador de 500 mil coronas a un millón al año. Estableció también que los partidos políticos que por segunda vez consecutiva no obtengan en los comicios parlamentarios el 5% de los votos necesario para entrar en el Parlamento, no podrán solicitar dicha contribución del presupuesto estatal.
El presidente de la República, Václav Havel, calificó esta ley de anticonstitucional y se dirigió al Tribunal Constitucional de la República Checa. Éste dejó sin efecto ambas disposiciones, afirmando que violan el principio de la libre competencia de las fuerzas políticas, al favorecer a los partidos mayoritarios con representación parlamentaria en detrimento de los partidos más pequenos.El veredicto del Tribunal Constitucional fue sometido a una dura crítica sobre todo por el Partido Cívico Democrático. Su vicepresidente, Ivan Langer, dijo al respecto:
"Es evidente que el Tribunal Constitucional no tomó en consideración la realidad económica en la que los partidos políticos se mueven. Opino que este veredicto constituye una amenaza para el propio funcionamiento de los partidos políticos que se verán obligados a buscar otras fuentes de financiación; lo que puede provocar un crecimiento de la corrupción".
Ivan Langer acusó también al Tribunal Constitucional de falta de objetividad y de estar al servicio del presidente Havel, lo que rechazó rotundamente uno de los jueces, Vladimír Paul.
El veredicto del Tribunal Constitucional es interpretado en el escenario político checo como una gran victoria del presidente Havel sobre los partidos Cívico Democrático y Socialdemócrata, las dos formaciones mayoritarias que en junio de 1998 firmaron el Pacto de Estabilidad Política. Havel figura entre los críticos más duros de este Pacto, por interpretarlo como un intento de dichos partidos de repartirse el poder en el Estado.