Tras las huellas de Bohuslav Martinů en Polička

Polička

Durante este viaje radial les llevaremos a la ciudad de Polička, en Bohemia Oriental, que dio al mundo a uno de los grandes compositores del siglo XX, Bohuslav Martinů. Nuestros primeros pasos se dirigirán al pequeño cuarto ubicado en la torre de la iglesia local de Santiago donde el 8 de diciembre de 1890 nació el músico. Visitaremos también el museo municipal para echar un vistazo a la historia más antigua de esta ciudad pintoresca, rodeada de murallas medievales.

Polička
¿Se pueden imaginar, amigos, vivir en el cielo? ¿Observar el hormigueo de la gente en la tierra desde la perspectiva de las aves?

A la familia Martinů se le ofreció esta oportunidad cuando el padre del futuro compositor aceptó el cargo de vigilante de la torre. Su tarea fue darle cuerda al reloj, tocar las campanas al mediodía y cada dos horas dar una vuelta a la galería de la torre para prevenir a la ciudad de un incendio.

Para poder ejercer su trabajo Ferdinand Martinů tuvo que trasladarse con su familia al cuarto situado en la parte superior de la iglesia de Santiago de Polička. Fue en 1889, un año antes de que naciera Bohuslav Martinů. En la torre vivieron doce años, según cuenta nuestra guía Alena Knotková.

La iglesia de Santiago
“Durante esos doce años no tenían la vida nada fácil. Traer un cubo de agua, leña, carbón o cualquier otra cosa significaba subir 192 peldaños. Les ayudaba un poco un cabrestante, pero éste termina en la mitad de la torre. Por el resto del camino tenían que cargar las cosas en las manos”.

En la mitad de la torre, junto al cabrestante, se encontraban armarios y cofres para guardar la ropa porque no cabían en el cuarto de arriba. Detrás de una puerta metálica había un desván donde la señora Martinů, que trabajaba como lavandera, secaba las camisas de la nobleza.

Cuando hacía buen tiempo utilizaba la galería de la torre. Se dice que antes de que colgara la última camisa, la primera ya estaba seca por el viento que soplaba arriba.

Al lado del cabrestante, bajo la escalera, la familia criaba una cabra. Al cabo de dos años el animal terminó asado en la mesa.

Continuamos subiendo por la estrecha escalera de madera de la iglesia de Polička, pasamos por el campanario y llegamos al reloj de la torre. En este lugar dormía un ayudante de Ferdinand Martinů. Y justamente detrás de la máquina del reloj se encontraba un retrete. Bueno, más bien un cubo que tenía que bajar siempre después de utilizarse.

Foto: CzechTourism
Unos peldaños más, cruzamos la galería y entramos en el cuartito donde nació Bohuslav Martinů.

Durante el día lo habitaban hasta ocho personas. La familia tenía cinco miembros. Ferdinand Martinů, que seguía ejerciendo su oficio original de zapatero, tenía un aprendiz. Más el ayudante y una niñera, enumera Alena Knotková.

“La niñera no era un lujo, sino una necesidad. A los padres no les daba tiempo para cuidar del pequeño Bohuslav y tenían miedo de que le pasara algo. La niñera y el aprendiz bajaban por la noche a la ciudad. Los miembros de la familia dormían siempre cuatro personas en dos camas y el quinto en un diván. Dicen que cuando Bohuslav Martinů era pequeño dormía en un cajón de una cómoda”.

Hasta los seis años de edad, Bohuslav Martinů casi no descendía a la ciudad porque era enfermizo y débil y los padres no querían cansarlo con la caminata para abajo y para arriba.

A los tres años de edad Bohuslav empezó a tocar el violín que le compró su papá en el mercado local. A los seis años empezó a tomar las clases con el profesor Černovský que se dio cuenta de su gran talento y le recomendó apuntar las notas en un papel. Transcurrieron apenas dos años y Martinů escribió su primera composición pequeña.

El atril junto al cual Bohuslav Martinů se entregaba a los ejercicios de la interpretación del violín como alumno y que utilizaba también más tarde como profesor de música en Polička, está instalado en las salas del museo municipal. En homenaje al famoso vecino de la ciudad y después de someterse a una amplia reconstrucción, el museo adoptó el nombre Centro Bohuslav Martinů.

La exposición documenta cuatro etapas de la vida de Bohuslav Martinů: los años pasados en Polička y en Praga, los 17 años de su estancia en París, su estadía en EE.UU. y la vuelta a Europa después de la Segunda Guerra Mundial.

Una de las comisarias del museo, Lucie Jirglová, señala que muchos de los objetos expuestos proceden de la colección privada del profesor Jaroslav Mihule, autor de una gran biografía de Bohuslav Martinů.

“Se muestra, por ejemplo, el carnet de periodista de Bohuslav Martinů cuando era corresponsal del periódico Lidové Noviny en París, o el pasaporte de su esposa Charlotte Martinů. Tenemos aquí zapatos que fabricó su padre. También exponemos un modelo de la iglesia de Santiago que hizo Ferdinand Martinů a principios del siglo XX y posteriormente lo regaló al museo”.

El museo ocupa el edificio de la antigua escuela pueril de Polička que Bohuslav Martinů frecuentaba como escolar a principios del siglo XX y posteriormente como profesor de violín durante la Primera Guerra Mundial, explica Lucie Jirglová.

“Lo aprovechamos y reconstruimos una clase recuperando el aspecto auténtico que tenía en la época de Martinů. Por ejemplo, el suelo es el original que había pisado el compositor. La pintura se hizo según modelos de la época, igual que los muebles. Además, la clase está provista con utensilios interactivos para servir para la enseñanza de música, geografía e historia”.

Los pequeños visitantes del museo de Polička, y puede ser que no solamente ellos, quedarán entusiasmados con la sala interactiva dedicada a la historia medieval de la ciudad. Pueden convertirse en arquitectos ubicando modelos de casas en un plano horizontal de Polička o en caballeros poniéndose la armadura que se usaba en el medioevo, invita el guía František Dubovský.

El Cancionero de Polička
“Las camisas metálicas, corazas, espadas y los cascos expuestos están disponibles libremente al visitante. En algunas de estas prendas de vestir entran sólo niños, otros las pueden probar también sus padres. La camisa para un niño pesa, con la capucha incluida, unos siete kilos, para un adulto unos catorce kilos. Cuando un caballero se ponía la armadura completa llevaba unos cuarenta kilos de hierro”.

¡Pobres caballos!

La tumba de Bohuslav Martinů
El guía František Dubovský nos llamó la atención sobre un manuscrito valioso expuesto en la misma sala. El Cancionero de Polička surgió en el año 1546. Aunque era un libro de los protestantes, en la parroquia local sobrevivió la época de la recatolización violenta del país que sucedió a la batalla en la Montaña Blanca en 1620.

En algunas páginas del Cancionero quedan visibles hasta hoy apuntes que dicen que una canción no se puede cantar por uno u otro motivo.

La historia de la música non grata se repitió más de 300 años después. La obra de Bohuslav Martinů fue prohibida en Checoslovaquia por los nazis y asimismo durante la siguiente época del comunismo muchas de sus composiciones tenían vedada la entrada a las salas de concierto.

Desde 1923 Bohuslav Martinů vivió en el extranjero, pero mantenía un contacto estrecho con su ciudad natal mediante la correspondencia y visitas regulares durante las vacaciones. La última se efectuó en verano de 1938.

El compositor recién pudo volver a Polička en agosto de 1979, veinte años después de su muerte. Sus restos mortales fueron depositados en la tumba en el cementerio municipal donde ya reposaba su esposa Charlotte.

El sepulcro está orientado de tal manera para que ofrezca una mirada a la torre de la iglesia de Santiago de Polička.

Fotos: Martina Schneibergová

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