Toda la faena doméstica, a las espaldas de la mujer

La República Checa es un país donde la gran mayoría de las mujeres trabajan y son económicamente independientes. La liberación de la mujer es, sin embargo, un hecho de puertas para afuera, según un estudio realizado por la Universidad Carolina. Casi todas las mujeres siguen asumiendo solas el trabajo doméstico.

Según la investigación, solo un cinco por ciento de los hombres prepara la comida y solo un siete por ciento friega los platos. La solidaridad masculina aumenta ligeramente cuando se trata de ir al supermercado: de las compras se encarga un nueve por ciento de los varones checos. Y sin duda, pasar la aspiradora ha de ser una faena divertida, porque la proporción de hombres que se dedican a ella asciende al 15 por ciento.

La encuesta dibuja matrimonios desequilibrados, con mujeres que trabajan ocho horas y que al llegar a casa limpian y cocinan mientras sus maridos se abren una cerveza y se repantigan en el sofá. Es un escenario que Eva no ha vivido ni con su padre ni con sus ex novios, pero que conoce muy bien.

“Por lo que oigo de mis amigas, o más de amigas de mi madre o de mi padre, la generación más en el pasado, es verdad. La mujer hace todo en casa y los hombres no quieren ayudar. Después del trabajo se sientan en el sofá y miran la tele mientras las mujeres están trabajando”.

Para Katka, que convive con su novio desde hace varios años, se trata de una cuestión de educación, donde también las mujeres tienen su parte de responsabilidad.

“La mujer checa debería decirle a su hombre que haga tal y tal cosa. Porque los hombres no son seres capaces de distinguir las cosas sin que se les diga. Hay que decirles: hay que hacer eso, eso y eso. Y hay que hacerlo desde el principio de la relación, porque si lo haces al cabo de 10 años de tu vida en común es demasiado tarde”.

Ni Katka ni Eva han tenido que vivir en sus propias carnes la leyenda negra del marido checo. Son mujeres jóvenes con educación universitaria.

El problema se encuentra en otros ámbitos. Según se desprende del estudio, con este desigual reparto de responsabilidades se encuentran más satisfechos los hombres mayores de 60 años, mientras que las menos contentas son las mujeres de entre 45 y 60 años.

Puede estar relacionado o no, pero el año pasado se plantearon el divorcio un 12 por ciento de las mujeres checas, el doble que los hombres que pensaron en abandonar a su esposa.

Para Katka las cifras pueden ser engañosas e incluso la pareja más machista puede ser más feliz de lo que parece.

“Mi padre, por ejemplo, no limpia nunca y nunca friega los platos. No hace tales cosas, pero mi mamá quiere hacerlo sola, entonces no le deja hacer. Incluso si le propone que le va a ayudar no le deja. Así que creo que es ideal porque los dos están contentos. Es lo esencial, ¿no? Lo importante es si las mujeres están contentas o no”.

En el estudio de la Universidad Carolina sale a la luz otro hecho curioso, y es que si se estropea un grifo, el microondas o la cisterna del servicio, el que se ensucia las manos para repararlo es el hombre. Solo un ocho por ciento de las mujeres reconoce dedicarse a las reparaciones domésticas.

Autor: Carlos Ferrer
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