Tabaré Leyton, el cantor uruguayo de tango y su esperado concierto en Praga
Con una promisoria carrera que lo llevó a compartir escenarios con destacados artistas del tango y otros géneros musicales, el cantautor uruguayo Tabaré Leyton se sacó las ganas de tocar en la capital checa, una ciudad que hacía mucho tiempo quería conocer y lo fascinó, sobre todo, por su riquísima historia.
“Creo que el tango tiene algo en el canto muy diferente al resto y es que el primero es el mejor y se acabó, puede haber discusiones a nivel estético, hay gente que te puede decir que le gusta uno o el otro, pero el número uno era Gardel...”
El domingo pasado, el cantautor uruguayo Tabaré Leyton dio un concierto de tango en Praga. Sin embargo, le cuesta decir con certeza si se trató exactamente de su primera vez en la capital checa, debido a una circunstancia muy puntual que vivió durante una gira anterior de un mes y medio que, justo antes de la pandemia, lo llevó a recorrer, junto a su guitarrista Carlos Gómez, varias ciudades europeas como Madrid, Sevilla, Berlín y Oslo.
“Y entre esas cosas fuimos por primera vez a Dresde y pasamos por Praga y cuando vimos el cartel de la estación central se me ocurrió sacarle una foto y ponerme a cantar y después publicar en las redes ‘cantando en Praga’, lo cual no era una mentira pero sí algo muy engañoso y recibí muchos mensajes de felicitación por estar en esa ciudad tan linda, la cuestión es que fue un poco mentira aunque es verdad que en la estación canté un poquito, pero el primer concierto en Praga es el de hoy”.
Además, Tabaré Leyton vivió en París un año y medio hasta los atentados de 2015, pero en lugar de regresar a Uruguay decidió probar suerte en Buenos Aires para poder vivir más cerca del tango sin alejarse de su país. Durante su promisoria carrera compartió escenarios y grabaciones con personalidades de la música como Ruben Rada, Max Masri de Tanghetto y el también famoso actor argentino Rodrigo de la Serna. Y como a muchos músicos y cantantes de su generación, se lo suele encasillar en la etiqueta de ‘neotango’, aunque él no está tan de acuerdo.
“En realidad puede ser por el hecho de escribir canciones o trabajar con el líder de Tanghetto Max Masri al que también se lo incluye en el ‘neotango’, pero en realidad lo que hacemos es buscarle la vuelta a cantar una música que es hermosa y que, en lo personal, creo que fue mucho mejor antes que ahora. Yo siento que es una música inalcanzable al nivel de la calidad antigua y nosotros simplemente somos una continuación, no creo que hayamos renovado algo”.
En todo caso, sí está convencido de que el tango, junto al folklore, le dio una identidad muy potente a países como Uruguay y Argentina. Y es por eso que prefiere pensar, tal como dice, que sucedía unos cien años atrás, en términos de géneros populares que más bien confluyen y a eso poder incorporarle algún rasgo propio.
“Por ejemplo, nosotros ahora estamos acá porque ganamos un premio de Ibermúsicas con un texto escrito en pandemia que son unas décimas criollas con una temática más moderna”.
“Y lo meto en el tango porque es de esos tenores de nivel internacional y si hubiera nacido en el Río de la Plata hubiera sido un gran cantor de tango, lo mismo que Elvis Presley”.
Esa canción que aborda el problema de las adicciones la escribió durante la pandemia y les permitió financiar el pasaje a Europa, en una segunda gira por varias ciudades centroeuropeas en la que finalmente pudieron saldar aquella deuda de tocar en Praga. En cuanto a sus referentes, aunque son muchos y no se limitan al tango, Tabré Leyton afirma que, sin lugar a dudas, el principal es Carlos Gardel.
“Creo que el tango tiene algo en el canto muy diferente al resto y es que el primero es el mejor y se acabó, puede haber discusiones a nivel estético, hay gente que te puede decir que le gusta uno o el otro, pero el número uno era Gardel y él lo hizo todo y tan bien que para los demás siempre va a ser muy difícil, incluso para sus contemporáneos debe haber sido tremendo tener que convivir con esa figura tan abrumadora. Y además es el fundador, porque Gardel fue el primero en hacer un tango cantado”.
En definitiva, no tiene dudas de que Gardel es, ni más ni menos, que el inventor de un lenguaje y el mejor en lo que hace al canto. De todas formas, sí nota que hubo una evolución muy importante en la instrumentación del género, pero él no tiene problemas en reconocerse como un imitador de los recursos de Gardel, aunque también tiene otros referentes más allá del tango como es el caso de Roy Orbison, mito del rock and roll, quien supo compartir incluso una superbanda, los Traveling Wilburys, nada menos que con Bob Dylan, Tom Petty, Jeff Lynne y George Harrison.
“Y lo meto en el tango porque es de esos tenores de nivel internacional y si hubiera nacido en el Río de la Plata hubiera sido un gran cantor de tango, lo mismo que Elvis Presley”.
De hecho, en la imagen de Tabaré Leyton se advierte cierta estética rockera en su forma de cantar, en el uso de lentes oscuros y, sobre todo, en su fanatismo por los Beatles. Sin embargo, dice conocer muy bien al público de tango y asegura que lo que lo distingue es que necesita saber de antemano lo que va a escuchar en un concierto. Es por eso que en su repertorio él suele ofrecer un alto porcentaje de tangos muy conocidos como Por una cabeza, aunque hay otros que decidió no tocar porque entiende que ya tienen demasiadas versiones como Naranjo en flor. Cada vez que puede, intenta incorporar también algunas canciones propias pero en un menor porcentaje. Y justamente eso es lo que hizo en su esperado primer concierto en Praga, una ciudad que tenía muchas ganas de conocer, sobre todo, por su interés en la historia europea del siglo XX.
“Al llegar acá lo que hice fue tratar de ponerme música antigua o música clásica, ir un poco separado de mis compañeros de viaje y caminar solo la ciudad el rato que estuve y mirar para arriba: las ventanas, los detalles de los edificios y quedé impactado con el Teatro Nacional, con el río, la onda esa de puentecitos pequeños y túneles, la verdad que me gustaría quedarme mucho más tiempo a curtir la ciudad porque me gustó mucho, le saqué fotos hasta a los baños del lugar al que fui”.
Como viene de un país joven, con solo doscientos años de edad, Tabaré Leyton dice que no deja de sentir asombro por la antigüedad de Praga. Explica que muchas cosas que a él le parecen más o menos antiguas, aquí podrían encontrarse tranquilamente en la casa de los abuelos de cualquier persona. Y él, que recién se subió a un avión casi a los treinta años, se siente un privilegiado porque pudo conocer muchas ciudades de Europa, y ahora finalmente Praga, gracias al interés que despierta el tango en buena parte del mundo.