Servicios sanitarios del Ejército checo declaran estado de máxima alerta

El temor a un ataque biológico ha llegado también a la República Checa. Los laboratorios especiales y los servicios sanitarios del Ejército Checo, encargados de luchar contra el bioterrorismo, declararon el estado de máxima alerta.

El jefe del servicio sanitario de las Fuerzas Armadas checas, Jan Petrás, decidió declarar el estado de máxima alerta después de registrarse nuevos casos del contagio con la bacteria del ántrax en Estados Unidos y una sospecha de contagio en Gran Bretaña. Jan Petrás afirmó que en caso de producirse en cualquier punto de la República Checa un ataque bioterrorista, los equipos sanitarios y de descontaminación del Ejército están preparados para actuar de inmediato.

La amenaza de ataques bioterroristas ha obligado también al Ministerio de Salud checo a tomar medidas de emergencia. En los próximos días los médicos del país, incluídos los generales, frecuentarán cursos de recapacitación para estar en condiciones de diagnosticar y curar el ántrax, varíola, peste, ébola y el botulismo así como otras enfermedades que podrían propagarse como resultado de un ataque bioterrorista.

El ministro del Interior checo, Stanislav Gross, afirmó hace algunos días que en lo que se refiere a la protección de la población civil ante armas bacteriológicas, la República Checa figura en los primeros lugares de Europa, pero los especialistas cuestionan su declaración. Reconocen que la epidemiología checa tiene mejor nivel que en muchos países de la Unión Europea, pero advierten de que faltan laboratorios para hacer frente a una epidemia de gran envergadura. Vladimír Polanecký, el principal responsable por la higiene en la capital checa, va incluso más lejos al afirmar que la República Checa no está suficientemente preparada par afrontar epidemias masivas. El especialista opina que ello se debe a la desidia de las autoridades en los últimos diez años que descuidaron la Protección Civil.

Las medidas de precaución comprenden la creación de dos nuevos laboratorios biológicos: uno de ellos trabajará en el Instituto Estatal de Salud, y el otro pertenecerá a las Fuerzas Armadas.