Senado aprobó candidatos al Tribunal Constitucional propuestos por el presidente Zeman

Foto: ČTK

El Senado aprobó este jueves los nombres de los cuatro jueces propuestos por el presidente de la República, Miloš Zeman, para el Tribunal Constitucional. La institución estaba a punto de colapsar debido a que se iba a quedar sin el número mínimo de magistrados necesarios para el funcionamiento regular del Tribunal.

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Miloš Zeman asumió la presidencia de la República en marzo y ya demostró que llevará las riendas del país de manera muy diferente a la de su predecesor Václav Klaus, y rápidamente ha empezado a ganarse las simpatías de la población.

La bandera de la Unión Europea ondea en el Castillo de Praga, sede presidencial, cosa que Klaus se negó a aceptar. Y a diferencia de Klaus, Zeman mantiene buenas relaciones con la Cámara Alta del Parlamento.

De manera holgada y tranquila Zeman llegó a un acuerdo con el Senado en lo referente al nombramiento de cuatro nuevos jueces para el Tribunal Constitucional, según confirmó.

“No me cabe la menor duda de que aunando esfuerzos lograremos cumplir las tareas que nos esperan”, dijo el mandatario.

El Tribunal Constitucional, una de las instituciones más respetadas y de mayor prestigio del país se encontraba al borde del colapso. El ex presidente Václav Klaus y la Cámara Alta no tenían buenas relaciones.

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Los nombres de los jueces propuestos por Klaus los rechazaron los senadores y la tensión entre la Presidencia y el Senado llegó a tal punto que Klaus optó por no proponer a nadie más a sabiendas de la inestabilidad que su paso provocaría.

El pleno del Tribunal Constitucional lo integran 15 jueces, pero venía trabajando con 12, y la jubilación en junio de otro juez imposibilitaría el funcionamiento adecuado del ente.

A manera de previsión el mandatario propuso a cuatro candidatos, aun cuando un puesto quedará libre a partir de junio. El mandato de los jueces del Tribunal Constitucional es de 10 años y a lo largo del año se esperan nuevas expiraciones.

Además de cumplir con las tareas regulares y ordinarias, el Tribunal Constitucional se ha convertido en una especie de salvavidas y árbitro al que recurren tanto el oficialismo como la oposición. Su independencia y competencias derivan, por ejemplo, de que está sometido únicamente a la Carta Magna y no existe mayor instancia a nivel del Estado.