Salvador Dalí, pintor checoslovaco
‘Salvador Dalí: Pintor Checoslovaco’. Así se titula un libro que recoge la influencia del artista catalán y mago del surrealismo en el arte checo, que acaba de aparecer en el mercado local, escrito por el hispanista e historiador del arte Pavel Štěpánek.
Fue Luis Buñuel en sus memorias, conocidas como ‘Mi Último Suspiro’, quien hablaba del pintor checoslovaco, aludiendo a Dalí, hecho que causaba la extrañeza de todos: ¿por qué pintor checoslovaco?
Pavel Štěpánek, que ha dedicado gran parte de su vida a estudiar a los surrealistas españoles, no tiene una respuesta clara, pero aventura una hipótesis.
“Sabemos por las memorias de Luis Buñuel, su amigo y compañero de trabajo (los dos hicieron las películas más importantes que inauguran el movimiento surrealista en el cine, pero también en el arte), que cuando Buñuel está en la Residencia de Estudiantes de Madrid, hoy una institución famosísima, allá por los años 20, dice que tres años después que él viene a la Residencia Salvador Dalí, y, dice, lo llamábamos, no sé por qué, pintor checoslovaco”.
Prosigue el profesor Štěpánek con su relato:
“Y pasando una mañana por el lado de la puerta de su cuarto, Buñuel ve a Dalí pintando, entra con Lorca y ven que estaba pintando un retrato que les gustó a los dos muchísimo. Y así Dalí fue aceptado en el círculo de los vanguardistas surrealistas de la Residencia de Estudiantes de Madrid”.
Pavel Štěpánek cree que lo de pintor checoslovaco era una broma que aludía a lo extravagante del comportamiento de Dalí en general.
“Nosostros no sabemos tampoco por qué le llamaban así. Si no lo sabe el propio Buñuel no podemos saberlo nosotros. Pero dado que allá por el año 1923 Checoslovaquia era un país totalmente nuevo que surgió del Imperio Austrohúngaro, entonces como Dalí tenía unas costumbres extrañas se le ha identificado con un extraño país que aparece en Europa Central. Esta es mi opinión que puede corregirse con el tiempo, pero claro es muy difícil llegar a saberlo con exactitud”.En el momento de la entrevista, habían aparecido dos reseñas importantes del libro sobre la influencia de Salvador Dalí en el arte checo en la prensa especializada del país, una en Právo, en las páginas culturales, y otra en Literární Noviny. Pavel Štěpánek estaba muy contento con ambas.
“En las dos reseñas se expresa sorpresa por la gran cantidad de obras de arte que testimonian la influencia de Dalí en el arte checo, a través de más de medio siglo, es decir, esto llega hasta finales del siglo XX. No solamente en la pintura o el grabado, sino que Dalí penetra también en el nombre de una pizzería, también se vende un perfume de nombre de Dalí y hay una empresa en Ostrava que promociona sillas que toman el nombre de Dalí. Así que podemos decir que el nombre de Dalí penetra en la vida diaria, en la vida normal, no solo en el arte”.
En lo otro que ha reparado la prensa especializada es en la gran cantidad de datos que recoge el libro sobre exposiciones de la obra de Dalí en el país.“Y además se hace un relato muy subrayado de la participación de Dalí en las exposiciones en Praga y otras ciudades. Podemos decir que esta serie es muy grande, aunque interrumpida por períodos enteros, por ejemplo, durante la época comunista ha sido casi imposible, menos durante la Primavera de Praga”.
La presencia de Dalí en territorio checo se remonta a la época de entreguerras.
“La primera huella concreta la observamos en el año 1932, cuando Dalí manda dos cuadros para la exposición ‘Poesía 1932’. Lamentablemente no se compró ninguno solo de esos cuadros, pero Dalí mismo tuvo contacto directo con varios checos y les regaló unos conjuntos de sus grabados, concretamente las ilustraciones a la poesía de Lautréamont. De modo que hay varios grabados suyos que o están en una colección privada o algún ejemplar ha quedado también en la Galería Nacional de Praga”.
Llegado a este punto, el profesor Štěpánek quiere hacer hincapié en un punto que él considera vital para entender el fenómeno Dalí a cabalidad.“El fenómeno de Dalí es muy complicado. Es que no es solo un fenómeno artístico, sino también político. Lo mismo que fue Picasso. Aunque digamos sean destinos totalmente contrarios. Si Picasso llegó a ser miembro del Partido Comunista francés y fue promocionado aquí incluso en la época cuando no se aceptaba su obra pero sí su personalidad, en el caso de Dalí, que regresó a España y se hizo partidario del régimen de Franco, entonces prácticamente estaba prohibido o se permitían solamente comentarios negativos”.
De pronto, con los nuevos vientos que corrían, algo empezó a cambiar en cuanto a la percepción general de Dalí en Chequia.
“Pero en el período de la Primavera de Praga, o sea de este proceso político que intentó reducir la dureza del socialismo, se utilizaron unos grabados suyos para montar toda una gran exposición en la Galería de Praga que atrajo tanto público que digamos fue absolutamente imposible dominar a las grandes filas que se reunieron el día de la inauguración porque estaba anunciado que hablaría el propio artista”.
Como si de un chiste se tratara, los checos llegaron a escuchar la voz de Dalí, pero de qué forma.
“Habló Dalí, pero en cinta magnetofónica. Fue también una broma un poco daliana que hicieron los organizadores. Pero la verdad es que esta exposición dejó una profunda huella que ya no conocía a Dalí de antes de la guerra. Esto se repite ahora, después de la caída del comunismo, cuando aparecen conjuntos de obras de Dalí o prestados o adquiridos por checos que tienen una colección privada de Dalí”.De eso se trata el libro ‘Salvador Dalí: Pintor Checoslovaco’. Es un repaso minucioso a las relaciones entre Dalí y los checos y viceversa.
“El libro mismo quiere ser una historia de las influencias de Dalí en el arte checo y por otra de los contactos que los checos tuvieron con Dalí. Y es sorprendente que, por ejemplo, en los años 70, de repente aparece un deportista checo que participa en un campeonato que se celebra precisamente en Figueras, el lugar donde reside Dalí. Este deportista es al mismo tiempo escultor y observa que Dalí está en un restaurante, se acerca y le pide una entrevista”.
Este escultor-deportista pensó que su oferta iba a ser rechazada, pero se llevó una sorpresa.
“Sucede que Dalí le recibe y le permite hacer su retrato escultórico, que es el único caso que sepamos, si no es de los tiempos de su juventud, que deja acercarse a un artista para que le haga un retrato escultórico. Este escultor se llama Josef Nálepa y escribió un libro sobre su encuentro con Dalí porque tiene un poco el aire daliniano, pero no es el primer checo que ha conocido a Dalí, es prácticamente el último antes de la muerte del pintor”.
El primer artista checo que tuvo relación con Dalí fue el poeta Vítězlav Nezval, en los años 30, quien recibió un regalo del catalán, unos grabados. Pero más conocida es la relación de Dalí con Václav Chochola, agrega Štěpánek.“El encuentro más importante ocurre el año 1968, cuando el fotógrafo Václav Chochola se le acerca a Dalí en el hotel Le Meurice de París y le pide permiso para sacarle unas fotos. Dalí, que estaba inundado de solicitudes de este tipo y las rechazaba todas, de repente le permite a Václav Chochola que se acerque y le haga toda una serie de fotografías de su residencia en ese hotel. Estas fotografías se cuentan entre las más famosas de Dalí en general”.
Y una de esas fotografías de Václav Chochola está en la portada del libro ‘Salvador Dalí: Pintor Checoslovaco’, el retrato con el huevo, una de las más icónicas de la historia del arte.