Rudolf Hrusínský - más voz que mímica

Rudolf Hrusínský (Foto: CTK)
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En la presente edición de "Personalidades checas" les ofrecemos una semblanza del actor, Rudolf Hrusínský, quien sabía desempeñar tanto papeles de buenos como de villanos. Su mayor atributo era su voz.

Hay actores que para interpretar sus papeles utilizan mucho su cuerpo, sus gestos y la cara. Hay otros que actuando demuestran más sus atributos musicales, tales como la voz. Tal fue el caso de Rudolf Hrusínský, uno de los más legendarios actores checos.

Rudolf Hrusínský, nacido en 1920, descendía de una célebre familia de actores. Su relación con el teatro fue estrecha desde su nacimiento, ya que nació detrás de la escena después de una función. De pequeño, Rudolf Hrusínský viajaba con la compañía ambulante de su abuela.

Su familia echó raíces en Praga. Para entonces, el joven ya había dado sus primeros pasos en las tablas, interpretando papeles infantiles. En la capital checa planeó su futura proyección, sopesando la carrera de abogado. Pero al fin se decidió por el arte dramático.

La trayectoria teatral de Rudolf Hrusínský consta de tres partes. Cuando tenía quince años comenzó a ganarse la vida en el teatro Urania y antes de estallar la Segunda Guerra Mundial se encontró con el famoso director teatral E. F. Burian, con quien actuaba en la escena de su Teatro D.

Rudolf Hrusínský  (Foto: CTK)
Ya como actor profesional interpretó varios papeles después de la guerra, y hasta el año 1960, en los Teatros Municipales de Praga. Fue cuando se inició el período más fructuoso de la vida teatral de Rudolf Hrusinský al incorporarse en el elenco del Teatro Nacional de Praga.

Durante los años que pasó en los teatros, Rudolf Hrusinský logró crear una interpretación peculiar, limitando al mínimo lo exterior, los gestos y la mímica y basándose principalmente en su voz modulada, rica de inflexiones, con la que sabía expresar todos los matices sentimentales de los personajes que encarnaba. Además sabía observarse como si fuera el espectador de sí mismo y mejorar e intensificar el desempeño de sus papeles.

En cuanto a su carrera fílmica, Rudolf Hrusínský debutó a sus 19 años en la comedia estudiantil "Camino a las profundidades del alma del estudiante". A partir de aquel entonces rodó más de 100 películas en las que se vieron resaltadas sus cualidades de actor en una amplia gama de géneros fílmicos. Sus experiencias las aprovechó también en el doblaje de películas extranjeras. Interpretó, por ejemplo, al comisario de policía francés, Maigret.

Rudolf Hrusínský sabía interpretar papeles de héroes buenos y villanos, ya que sostenía que cada hombre es en parte bueno y malo o de lo contrario no sería hombre. Sin embargo, prefería encarnar a villanos ya que, según afirmaba, siempre tienen mejores líneas en el guión.

Algunos de sus principales roles pertenecen a lo más destacado del cine checo. Interpretó al personaje clásico de la literatura checa, el jovial y astuto soldado Schwejk, al protagonista de la película de terror "El Incinerador de cadáveres", o a uno de las protagonistas de la película poética "Caprichoso verano", del director Jirí Menzel.

Rudolf Hrusínský fue el actor predilecto de Menzel, director galardonado con un Oscar, y actuó en nueve películas suyas. Las más famosas son "Tijeretazos", "Mi aldeita", nominada a un Oscar, y "Alondras en el hilo" rodada en 1969, pero estrenada recién en 1991, ya que retrataba sin escrúpulos la situación en la Checoslovaquia comunista.

En la vida civil, Rudolf Hrusínský no dudó en expresar abiertamente sus opiniones políticas, lo que le causaba muchos problemas. Por su actitud negativa hacia el régimen comunista le fue prohibido, a comienzos de los años setenta, interpretar papeles teatrales y cinematográficos. Rudolf Hrusínský trabajaba durante ese período como taxista.

Después de la Revolución de Terciopelo, Rudolf Hrusínský fue elegido diputado de la Asamblea Federal, sin embargo, dos años después se retiró disgustado del mundo de la política. Rudolf Hrusínský murió el 17 de abril de 1994, pero la tradición de su dinastía de actores continuará a través de sus dos hijos Rudolf y Jan, y su nieto Rudolf.