Rodrigo Schmidt: Un importador de vino chileno enamorado de la cerveza checa
Bienvenidos al programa 'Praga Mía' que les informará sobre la vida de los hispanos en la capital checa. En esta ocasión hablaremos con Rodrigo Schmidt, un empresario chileno instalado en Praga desde hace seis años y de momento sin fecha de regreso. Radio Praga habló con él sobre el tema de la importación de vinos, su vida en la otra punta del mundo, así como de sus lugares favoritos.
La historia checa de Rodrigo Schmidt comenzó hace más de ocho años paradójicamente en Estados Unidos, donde estaba aprendiendo inglés. Fue allí donde conoció a una checa, a la que tras algún tiempo acompañó a su país.
“Después de mucho tiempo de tratar de venir a la República Checa conseguí trabajar en una compañía latina, una importadora, trayendo productos latinoamericanos al mercado checo. Aprendí con la importación relacionada con el vino. Después decidí irme a Chile por dos años, y en uno de mis tantos viajes a Chequia pude conocer a un checo, que trabajaba en un restaurante latino, y que me preguntaba por el vino. Y se me ocurrió la idea de hacer una compañía de vino y venderlo en Chequia”.La apertura de la empresa transcurrió sin ningún tipo de obstáculos y en 30 días Rodrigo pudo empezar a despachar a los restaurantes checos el vino de su país. El hecho de que los checos hayan encontrado el gusto a la uva chilena favorece a su negocio, pero el mayor problema lo constituye la competencia, según afirma.
“Hay mucha competencia. Tienes que tener un producto atractivo en la relación calidad-precio y dar un buen servicio. En los restaurantes tú tienes que despacharles todos los días, sábados y domingos, y si no lo haces tú llaman a otra empresa. El problema es que no solamente tienes que ofrecer un buen producto, sino también tienes que dar un buen servicio. Lamentablemente en este mercado se da mucho el tema de los precios de los vinos. En Praga hay una competencia un poco desleal, venden mucho vino que lo llaman 'sudové' (de barril), que lo venden por copas y tú puedes comprar un litro por 60 coronas (2,2 euros). Eso tira el precio para abajo”.
“Český Krumlov no tiene comparación”
El mayor atractivo de la República Checa son para Rodrigo Schmidt sus castillos, pueblos pintorescos y la capital checa, que no deja de parecerle increíble. Nos cuenta cuál es el primer lugar a dónde lleva a sus visitas de Chile.“Lógicamente es cerca del Puente de Carlos tomando una buena cerveza checa. Eso sería el número uno. Cruzar el puente con el castillo de fondo... Hay muchos lugares a dónde ir en Praga. Para visitarlos necesitas al menos cuatro o cinco días. Siempre me visitan muchos amigos y les digo que con dos días no es suficiente. En Chequia hay tantos lugares a dónde ir. No sé porque tanta gente tiene esta mala costumbre de ir a Karlovy Vary. Quizás los rusos han hecho mejor márketing para atraer a los turistas. Turísticamente es como segundo lugar la ciudad de Český Krumlov, no tiene ninguna comparación”.
Una de las grandes ventajas de la vida en la República Checa es su situación en el corazón de Europa, un punto de partida perfecto para conocer otros países del Viejo Continente. “Tomas un tren y en cuatro horas estás en Berlín o en Viena, en siete en Budapest y en cinco Múnich. En Chile si quieres ir al norte tienes que tomar un avión. Logísticamente la República Checa está muy bien”.El sistema de salud solidario y accesible, la educación gratuita y la puntualidad del transporte público es lo que Rodrigo más aprecia en el funcionamiento del país. Además de uno de sus productos más conocidos del mundo.
“Son tres cosas muy importantes. Un tema aparte ya es la cerveza checa, un gran producto nacional de los checos, para mí la mejor cerveza del mundo, no tiene comparación. Se habla mucho de las cervezas alemanas y belgas, pero no se comparan con ella”.
“El vino chileno y la cerveza checa tienen mucho en común”
Aunque lo suyo es la venta de vinos, Rodrigo es un gran aficionado a la cerveza checa. Y son precisamente las características de estos productos que vinculan Chile con la República Checa, según sostiene.
“Ambos productos tienen la mejor relación de calidad-precio del mundo. En general los productos de bajo precio son de mala calidad, pero estos son productos de precio bajo y de alta calidad. En Chile hay condiciones de buena fruta y Chequia tiene muy buena agua, muy buena cebada y dicen que tienen el mejor lúpulo del mundo”.¿Y qué es lo que más le ha costado a Rodrigo para aclimatarse a la República Checa? La respuesta quizás no sorprenda.
“El clima es muy complicado y cuesta acostumbrarse. Lo peor de todo es el idioma, muy difícil de aprender. No lo he aprendido. Si no estás obligado, no lo vas a aprender”.
¿Son los checos tan difíciles como su lengua? Aunque tan distintos, Rodrigo reconoce que son buenas personas.
“Uno aprende y acepta cómo son. Son más cerrados y no tan amistosos y alegres. A lo mejor el clima influye mucho, da la impresión de que son más tristes y no tan afectuosos. Cuando conoces a un checo, te haces amigo, pero cuesta encontrar y no es fácil de que ambas culturas se conecten. Mi mejor amigo es checo y es una persona fabulosa. Somos diferentes personas, pero claro que se puede tener amigos checos”.
Y también amigos latinoamericanos, ya que Praga cuenta con una comunidad familiar que siempre está al tanto de lo que pasa en el mundo latino en Praga, según apuntó Rodrigo. ¿Y por qué recomendaría visitar o irse a vivir a la República Checa?
“Está en el corazón de Europa, es muy económico vivir acá, te puedes mover por Europa. Es muy fácil porque no tienes grandes gastos, lo vas a pasar bien, las mujeres son muy lindas, la cerveza muy bien. Veo un gran interés en las mujeres por las cosas latinas. Y bienvenida sean, que vengan más”.
Quizás sea por eso que Rodrigo de momento no tiene la fecha de regreso a Chile. Así que le deseamos una vida satisfactoria en la República Checa.